¡®Sentidi?o¡¯ y euroestoicismo
Las elecciones del domingo dejan varias lecciones que van desde la constataci¨®n de que en los comicios locales se vota de diferente forma a la victoria en Europa de una concepci¨®n tranquila y pragm¨¢tica de la UE
?Cu¨¢l es el titular de unas elecciones con tantos t¨ªtulos en juego? Aqu¨ª tienes siete.
1. Cada pueblo es un mundo. El domingo comprobamos que, cuanto m¨¢s cerca est¨¢ un Gobierno de sus gobernados, m¨¢s importan las personas y menos las siglas del partido. Hasta el punto que, para ganar, hay que esconder la filiaci¨®n partidista, como hizo Albiol en Badalona. Cada municipio es un mundo distinto. Excepto Vigo, claro, que, con un 67% de los votos para Abel Caballero, es un universo paralelo, con setos en forma de dinosaurio y luces de Navidad que se ven desde la luna ¡ªpero, sobre todo, con lo que no se ve tanto: una gesti¨®n de los servicios p¨²blicos muy apegada a la tierra, conectando con las preocupaciones m¨¢s coloquiales de los distintos barrios vigueses¡ª. El dominio de Caballero en Vigo, y de N¨²?ez Feij¨®o en Galicia, dicen menos de ellos, y de sus partidos, que de los gallegos. All¨ª, el sentidi?o es un dique contra todas las mareas.
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2. Divide y ganar¨¢s. Nos hemos pasado meses advirtiendo que los partidos de derechas sufrir¨ªan la fragmentaci¨®n del voto en PP, Ciudadanos y Vox, pero ahora resulta que esa divisi¨®n les permitir¨¢ gobernar plazas emblem¨¢ticas, como la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. Escindida, la derecha no se pisa la manguera, sino que bebe de todas las fuentes. Recoge el voto de liberales con Ciudadanos, de conservadores con el PP y de rupturistas con Vox. Se reconstituye as¨ª la l¨®gica de la derecha atrapalotodo del viejo PP de, por ejemplo, Gallard¨®n y Aguirre, pol¨ªticos tan medi¨¢ticos como pragm¨¢ticos, de verbo sinuoso y cadera ¨¢gil, capaces de negociar la construcci¨®n de un conglomerado de casinos y burdeles con un magnate de Las Vegas al tiempo que cortejaban el voto cat¨®lico. Madrid, ciudad de Dios, metr¨®poli del vicio. Y, ahora, tras un breve par¨¦ntesis ¡°populista¡± con Carmena, los ¨¢ngeles, y los demonios, vuelven al poder.
3. Sorpassos y abrazos. La pol¨ªtica espa?ola lleva a?os pendiente de dos sorpassos: de Podemos (y confluencias) al PSOE y de Ciudadanos al PP. Es lo que produc¨ªa sudores a unos y palpitaciones a otros. Pero el 26-M el intercambio relevante no se ha producido dentro de cada bloque ¡ªpues tanto Podemos, con un batacazo absoluto, como Ciudadanos, con uno relativo, se mantienen lejos de PSOE y PP¡ª sino entre los bloques. PSOE y PP se han cambiado los papeles. El PSOE gana las elecciones, pero pierde capacidad para pactar. Pedro S¨¢nchez, gracias a su resistencia, pero sobre todo a los vientos del 28-A, se ha quedado con todo el centro pol¨ªtico. Ciudadanos lo abandon¨® para sacarse la foto de Col¨®n y Podemos puso hace tiempo rumbo a los confines ex¨®ticos del radicalismo. Con Iglesias al tim¨®n de Podemos, S¨¢nchez no tiene adversarios de altura. Pero tampoco socios fiables. A la izquierda, Podemos se ha debilitado y, a la derecha, Ciudadanos se ha alejado. Para acortar esa distancia, S¨¢nchez viaj¨® ayer por la noche para reunirse con Macron. A ver si el mandatario franc¨¦s puede doblegar las reticencias de Rivera a pactar con los socialistas. Quiz¨¢s no veremos otro pacto del abrazo entre PSOE y Ciudadanos, pero una cena en Par¨ªs puede, como m¨ªnimo, desencadenar un affaire temporal.
Ahora resulta que la divisi¨®n de la derecha en varias formaciones le permitir¨¢ gobernar plazas emblem¨¢ticas
4. El PP pierde las elecciones, pero gana capacidad para gobernar. El PP queda como una fuerza testimonial en toda la Espa?a perif¨¦rica, pero ocupar¨¢ la posici¨®n central en lugares fundamentales, como Madrid. Uno se pregunta d¨®nde qued¨® esa propuesta del PP, del verano pasado, para modificar la ley y que gobierne la lista m¨¢s votada ¡°sin pactos en los despachos¡±. En pocos meses, el PP ha transmutado en palad¨ªn de los Gobiernos de coalici¨®n.
5. Ciudadanos sin ciudades. Ciudadanos es Iv¨¢n de la Pe?a, el jugador que asombraba con sus bruscos cambios de juego, pero que no lleg¨® a estrella. Ciudadanos se va encasillando como una ¡°eterna promesa¡± que no materializa sus aspiraciones. Ha ganado votos, pero por debajo de las expectativas y, sobre todo, sin un plan claro para consolidarse como la fuerza hegem¨®nica de la derecha. Los dos caminos que se le abren a Ciudadanos son peligrosos. Por un lado, ?c¨®mo sobrepasas al PP si eres su muleta para gobernar en comunidades aut¨®nomas y Ayuntamientos? Los partidos peque?os suelen quedar domesticados por los grandes. Los esc¨¢ndalos de los Gobiernos de coalici¨®n ¡ªtriviales como jugar con una corona de espinas o serios como un caso de corrupci¨®n¡ª golpean con m¨¢s fuerza a los socios minoritarios, mientras que los logros se los adjudica el partido mayoritario. Y, por otro lado, ?qu¨¦ credibilidad tienes si levantas el cord¨®n sanitario al PSOE tras acusarlo de connivencia con los separatistas? El problema de Ciudadanos no es su falta de arraigo local, pues requiere tiempo implantarte en un territorio tan amplio y heterog¨¦neo como Espa?a. Ciudadanos ha ido avanzando en todos los frentes, pero no ha ganado ninguna batalla relevante. Ha entrado en muchos Consistorios y Parlamentos auton¨®micos, pero sin una victoria llamativa. Si Valls y Villac¨ªs se hubieran impuesto en Barcelona y Madrid, Ciudadanos, con unos resultados m¨¢s mediocres a escala nacional, podr¨ªa haberse proyectado como faro del centroderecha. Pero Ciudadanos no puede ser grande sin grandes ciudades.
Ciudadanos se va encasillando como una ¡°eterna promesa¡± que no materializa sus aspiraciones
6. Catalu?a, plural y cerrada. En Catalu?a ganan muchos partidos: ERC y PSC en las locales, y Puigdemont en las europeas. La competencia entre los locales es tan intensa que no hay lugar para for¨¢neos, ni con la experiencia de Valls. Ganan los de casa. A Barcelona no ha vuelto Maragall, porque el maragallismo nunca se fue. Muchos de los que encumbraron a Maragall (Pasqual) a la alcald¨ªa, donde ya ocup¨® un puesto clave su hermano (Ernest), y a la Generalitat, se mantuvieron con Hereu y sus otros herederos socialistas, y fueron motor, o estuvieron en las alas, del movimiento de los comunes liderado Colau. Es, ahora, con Ernest Maragall, cuando el maragallismo puede abandonar el Ayuntamiento, si las pol¨ªticas locales se ti?en de amarillo, y si se busca la confrontaci¨®n en lugar del compromiso caracter¨ªstico de Pasqual Maragall.
7. Europa: el resurgir del euroestoicismo. Todo el mundo esperaba un gran avance de los euroesc¨¦pticos. Y los opuestos al proyecto europeo han ganado en pa¨ªses importantes, como Francia, Italia o el Reino Unido ¡ªaunque en este ¨²ltimo las elecciones han despertado la misma pasi¨®n que el festival de Eurovisi¨®n de hace dos semanas y menos que la angl¨®fila final de la Champions de esta¡ª. Pero los nacionalpopulistas no forman un bloque homog¨¦neo. Unos euroesc¨¦pticos creen en Putin y otros son antirrusos; unos profesan la fe neoliberal y otros son fervientes estatistas. Los aut¨¦nticos ganadores ¡ªliberales y verdes, pero tambi¨¦n algunos ic¨®nicos socialistas y populares¡ª pertenecen a una corriente que podr¨ªamos denominar ¡°euroestoicismo¡± pues, frente a los agitados nacionalistas, defienden la tranquilidad y el pragmatismo de la filosof¨ªa estoica. La filosof¨ªa pensada por S¨¦neca y ejecutada por Marco Aurelio (ambos, por cierto, de origen hispano) y que se perfila como la mejor respuesta al ruido y la furia de nuestros d¨ªas.
Ante los exaltados, estoicismo romano y sentidi?o gallego.
V¨ªctor Lapuente es catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad de Gotemburgo.
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