¡°Parad de matarnos¡±
Los habitantes de las favelas de R¨ªo piden ayuda contra la polic¨ªa que extermina a los j¨®venes negros
Si los pusieran en l¨ªnea recta, los cuerpos compondr¨ªan un rastro de casi 700 metros de carne humana agujereada por las balas. Ocho de cada diez son negros. La mayor¨ªa, hombres y j¨®venes. Esta es la imagen de los muertos producidos por la polic¨ªa de R¨ªo de Janeiro solo durante el primer trimestre del a?o: 434 personas ejecutadas, casi cinco al d¨ªa, el mayor n¨²mero en los 21 a?os de registro del Instituto de Seguridad P¨²blica.
El 26 de mayo, los habitantes de las favelas de R¨ªo bajaron al ¡°asfalto¡±, como llaman a la ciudad al pie de los cerros. Quer¨ªan que los ricos y blancos que estaban en la playa de Ipanema, una de las postales m¨¢s famosas de Brasil, los escucharan. Era domingo y ped¨ªan que los dejaran vivir. La protesta ten¨ªa nombre, estampado en una gran pancarta: ¡°Parad de matarnos¡±.
La reivindicaci¨®n deber¨ªa provocar asombro. Sin embargo, en Brasil, lo que asombra es que pocos se asombran. La indiferencia es la expresi¨®n m¨¢s brutal del racismo estructural del pa¨ªs. La sociedad brasile?a convive con el genocidio de la juventud negra exactamente porque son los hijos de las madres negras los que mueren. Solo cuando una bala alcanza la cabeza de un ni?o que jugaba en la puerta de casa o que estaba en la escuela, se produce cierta conmoci¨®n. O cuando un pelot¨®n del Ej¨¦rcito acribilla un coche con 80 disparos y mata a un hombre negro que llevaba a su familia a una fiesta y a otro que intent¨® ayudarlo, como sucedi¨® en abril. Pero el espasmo de humanidad solo confirma la normalizaci¨®n del genocidio sistem¨¢tico.
En este momento, el desamparo es extremo. En 2018, la polic¨ªa de R¨ªo ejecut¨® a 1.534 personas. En todo Brasil, los asesinatos perpetrados por polic¨ªas el a?o pasado han aumentado un 18%, totalizando 6.160 muertos, seg¨²n el Monitor de la Violencia. En 2019, el n¨²mero de personas ejecutadas durante los primeros meses ya indica un rastro todav¨ªa mayor de v¨ªctimas del Estado.
Si el Congreso aprueba el proyecto del ministro de Justicia, S¨¦rgio Moro, la destrucci¨®n de cuerpos negros podr¨¢ alcanzar proporciones in¨¦ditas. Basta con que el polic¨ªa alegue que mat¨® tomado por ¡°sorpresa, miedo o violenta emoci¨®n¡± para que el asesinato se considere ¡°leg¨ªtima defensa¡±. Para los especialistas en seguridad, es instituir la pena de muerte sin juicio. Pero a los especialistas no los escucha un presidente que tiene como marca registrada el gesto de disparar con los dedos ni un ministro que abus¨® de su cargo cuando era juez. Los movimientos sociales llaman a esta pol¨ªtica ¡°de matadero¡±. Los negros mueren como ganado humano en el mayor pa¨ªs de Sudam¨¦rica. Y el mundo finge que no lo ve.
Traducci¨®n de Meritxell Almarza.
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