El d¨ªa en que ¡®resucitaron¡¯ una especie
Un documental recupera la historia del bucardo, el primer animal 'desextinguido' mediante clonaci¨®n, un hito muy poco conocido de la ciencia espa?ola
"Lo que parec¨ªa ciencia ficci¨®n se hab¨ªa hecho realidad, se hab¨ªa dado un paso en la ciencia que no se hab¨ªa dado nunca", sentencia el veterinario Alberto Fern¨¢ndez-Arias, el hombre que tuvo en sus manos el primer animal desextinguido de la historia. "Desextinguir" es una palabra que hubo que inventar para definir lo que sucedi¨® aquel 30 de julio de 2003. Un equipo de cient¨ªficos espa?oles lograba un hito de verdad hist¨®rico: nac¨ªa el clon de Celia, el ¨²ltimo bucardo, que muri¨® en 2000. Con la muerte de Celia, una hembra mayor, desaparec¨ªa para siempre la mayor subespecie de cabra mont¨¦s. ?Para siempre? Gracias a ese hito ya sabemos que no necesariamente. "Se hab¨ªa desextinguido una especie, durante poco tiempo, pero se hab¨ªa hecho", afirma Fern¨¢ndez-Arias.
Dos a?os antes, la oveja Dolly hab¨ªa sido presentada en sociedad. Clonar animales era posible. Y clonar a Celia se convert¨ªa en la ¨²ltima opci¨®n de salvar al bucardo
Estas palabras del veterinario resaltan en el documental Salvar al bucardo (que se estrena hoy 7 de junio) y que resume con todo detalle la gran aventura humana y cient¨ªfica que fue el intento desesperado de salvar a este animal aut¨®ctono. El bucardo, que algunos especialistas consideran que podr¨ªa ser incluso una especie distinta, fue exterminado por la "persecuci¨®n implacable" de los cazadores, como se denuncia en la cinta. Hacerse con un ejemplar de esta cabra gigantesca era un objetivo muy f¨¢cil en las paredes monta?osas de Ordesa, porque no corr¨ªa, sino que plantaba cara. En 1910, los cazadores ya lo hicieron desaparecer en el lado franc¨¦s del Pirineo. En el lado espa?ol resisti¨® un poco m¨¢s hasta que en la d¨¦cada de 1980 apenas quedaba un pu?ado de bucardos descendiendo por una fat¨ªdica espiral de consanguinidad.
En el documental (ver trailer), dirigido por el profesor de la Universidad de Zaragoza Pablo Lozano, se muestra por completo al abanico de personas de muy distintas disciplinas que luch¨® ¡ªincluso jug¨¢ndose la vida en aquellas peligrosas monta?as¡ª para tratar de salvar al bucardo. Desde mediados de la d¨¦cada de 1990 se intent¨® contar cu¨¢ntos quedaban, porque el desconocimiento del animal era total: no en vano lo llamaban el fantasma del valle de Ordesa. Cuando se supo que solo quedaban tres hembras vivas se pusieron en marcha todo tipo de ideas para tratar de capturarlas, hibridarlas o al menos conseguir un registro de su ADN. Con innumerables dificultades ¡ªque implican gigantescas jaulas-trampa esparcidas con helic¨®pteros por las escarpadas laderas¡ª se logr¨® atrapar a una de estas cabras sin que sufriera lo m¨¢s m¨ªnimo. Pero termin¨® muriendo a los 10 meses por su avanzada edad y los achaques fruto de la endogamia que sufrieron los ¨²ltimos animales de su estirpe.
Ese mismo a?o, en 1996, mor¨ªa la segunda hembra. Ya solo quedaba una: Celia. La ¨²ltima de su linaje.
En 1999, lograron capturarla y tomar muestras de su ADN, pero poco tiempo despu¨¦s, mientras trataban de pre?arla en libertad con machos de otras subespecies, el radiotrasmisor de Celia dio la terrible se?al, un pitido de muerte. El aparato de su cuello llevaba demasiado quieto en el mismo sitio, durante demasiado tiempo. Sali¨® corriendo en su busca el bi¨®logo Juan Seijas, el hombre que conoc¨ªa como la palma de su mano ese inaccesible entorno en el que se escond¨ªan los fantasmas de Ordesa. Se encontr¨® a Celia aplastada, con un cuerno roto, bajo un ¨¢rbol vencido por el viento. "Fue un palo tremendo para el proyecto. El fin de una ilusi¨®n", recuerda Seijas.
Dos a?os antes, la oveja Dolly hab¨ªa sido presentada en sociedad en Edimburgo. Clonar animales era posible. Y clonar a Celia se convert¨ªa en el ¨²ltimo recurso, la ¨²ltima opci¨®n desesperada de salvar al bucardo. La ciencia abr¨ªa una puerta inesperada para los cient¨ªficos que trataban de salvarlo en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Hoy son innumerables los planes para resucitar especies, desde rinocerontes hasta mamuts, mediante clonaci¨®n y t¨¦cnicas de ingenier¨ªa gen¨¦tica, pero no entonces. "Hay pol¨¦mica ahora", asegura Fern¨¢ndez-Arias en el documental, "nosotros ni ten¨ªamos pol¨¦mica ni ten¨ªamos m¨¢s opciones". Y se lanzaron a por ello, en un esfuerzo tit¨¢nico, con el cient¨ªfico Jos¨¦ Folch y la ayuda de cient¨ªficos franceses. El bucardo era tan desconocido que no se sab¨ªa ni su tiempo de gestaci¨®n.
Tras muchas pruebas, ensayo y error puro y duro, dieron con el sistema que har¨ªa factible clonar a Celia: las madres de alquiler ser¨ªan cabras h¨ªbridas de tipo dom¨¦stico y mont¨¦s. De 786 embriones clonados, se probaron 208 en 57 madres, de las que solo siete llegaron a ser gestantes. "Son clones, son bucarditas", pens¨® Pilar S¨¢nchez, del Centro de Investigaci¨®n y Tecnolog¨ªa Agroalimentaria de Arag¨®n. Pero una sola llev¨® el parto a t¨¦rmino, ese hist¨®rico 30 de julio de 2003. Tras 162 d¨ªas de gestaci¨®n se le program¨® una ces¨¢rea para que aquel d¨ªa fuera el parto, cuya filmaci¨®n se puede ver por primera vez completa en el documental.
Por desgracia, la cabrita empez¨® a dar se?ales alarmantes nada m¨¢s nacer. Ten¨ªa dificultades respiratorias y aunque se intent¨® todo su destino fatal ya estaba escrito. Una malformaci¨®n en los pulmones la ahog¨® sin llegar a cumplir los 10 minutos de vida. Menos de 10 minutos en los que el bucardo, el fantasma de Ordesa, regres¨® a la vida. La extinci¨®n dejaba de ser un acontecimiento definitivo. Desde entonces, estos cient¨ªficos lo han vuelto a intentar, sin ¨¦xito, incluso con financiaci¨®n de la Federaci¨®n de Caza de Arag¨®n. La caza que acab¨® con el bucardo se implicaba ahora en resucitarlo. Sin embargo, no se ha vuelto a conseguir. Ahora que tenemos a un mill¨®n de especies amenazadas de extinci¨®n, algunos cient¨ªficos piensan que si se logra devolverlas a la vida en realidad nunca ser¨¢ exactamente la misma especie. Por gen¨¦tica, por ecosistema, por contexto, por historia, por poblaci¨®n, nunca ser¨¢ lo mismo. Pero la triste historia de Celia demostr¨® que, al menos, es posible intentarlo.
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