Todo el mundo miente
No deja de ser parad¨®jico que el t¨ªtulo de este art¨ªculo encierre una gran verdad que la ciencia y el an¨¢lisis de grandes datos han demostrado. ?Por qu¨¦ fallan tanto las encuestas? Quiz¨¢s la causa sea que, por muy bien que hagamos el muestreo, la gente no es sincera.
EN 1950, la ciudad estadounidense de Denver alberg¨® un estudio pionero para tratar de cuantificar la mentira en las encuestas. Se pregunt¨® a la poblaci¨®n en qu¨¦ porcentaje votaba, donaba dinero a organizaciones ben¨¦ficas y era socia de una biblioteca, y luego se cruzaron los datos con las cifras oficiales de votantes, socios de la biblioteca y donaciones ben¨¦ficas registradas. El resultado fue que, a pesar de que la encuesta era an¨®nima, la gente hab¨ªa mentido, y mucho. Seg¨²n la encuesta, el 63% hab¨ªa votado en las anteriores elecciones generales, el 20% era socio de una biblioteca y el 67% hab¨ªa realizado alguna donaci¨®n ben¨¦fica. Pero los porcentajes reales eran muy inferiores: 36% de participaci¨®n electoral, 13% con carn¨¦ de la biblioteca y 33% con carn¨¦ de donantes. En 70 a?os la costumbre no ha cambiado. Una encuesta reciente preguntaba a los graduados de la Universidad de Maryland si su nota media era inferior a 2,5 y si hab¨ªan donado dinero a la Universidad. Seg¨²n el sondeo, solo un 4% ten¨ªa una nota baja y el 44% hab¨ªa donado dinero a la Universidad. La realidad era que el 11% ten¨ªa nota baja y solo el 28% hab¨ªa donado dinero. Seguimos mintiendo en las encuestas.
La cuesti¨®n es que tambi¨¦n nos mentimos a nosotros mismos. La mayor¨ªa de las plataformas de v¨ªdeo utilizan herramientas para que pasemos el m¨¢ximo tiempo posible enganchados a la pantalla. Una de estas herramientas consiste en que puedas hacer una lista de lo que quieres ver, y que al volver a conectarte te lo recuerde. En Netflix se dieron cuenta de que la gente hac¨ªa listas largu¨ªsimas pero no las utilizaba. ?Cu¨¢l era el problema? Cuando Netflix preguntaba a los usuarios, siempre eleg¨ªan sesudos documentales de historia o la pel¨ªcula checa en blanco y negro que hab¨ªa triunfado en Cannes, pero cuando se sentaban y Netflix les recordaba que ten¨ªan una pel¨ªcula checa en lista de espera, los usuarios acababan ignorando la sugerencia y poniendo Resac¨®n en Las Vegas o Spiderman 35. Actualmente, la mayor¨ªa de las plataformas, adem¨¢s de preguntar, utilizan un algoritmo que sugiere pel¨ªculas o documentales en funci¨®n de lo que has visto y no de lo que has dicho que ibas a ver. A veces la automentira es m¨¢s sutil. Por ejemplo, en redes sociales. Comparemos dos revistas americanas. La revista mensual para intelectuales The Atlantic y la revista sensacionalista y de chismorreos The National Inquirer. El analista de datos Seth Stephens-Davidowitz las compar¨® porque ten¨ªan tiradas muy parecidas. Sin embargo, la p¨¢gina de Facebook de The Atlantic ten¨ªa 27 veces m¨¢s me gusta que la de The National Enquirer. Podr¨ªa argumentarse que el perfil del lector de una revista de cotilleos es diferente al de una revista intelectual y que este es m¨¢s activo en Internet y en redes sociales, pero no es el caso. La gente buscaba art¨ªculos de esas dos publicaciones de forma muy similar por Internet, pero solo le daban al me gusta en el caso de la revista intelectual.
Por ¨²ltimo, si usted es lurker en las redes sociales (personas que miran y no participan) y suele cotillear perfiles de gente que le resultan interesantes, siento decepcionarle. En las redes, la gente no miente mucho sino much¨ªsimo. Y no habla de su vida, sino de la que le gustar¨ªa tener. El analista de datos mencionado anteriormente hizo una b¨²squeda de las palabras m¨¢s repetidas de mujeres que hablan de sus maridos en estos ¨¢mbitos. En Facebook e Instagram, la palabra ¡°marido¡± suele ir acompa?ada de ¡°mejor, amigo, as, incre¨ªble y mono¡±. Sin embargo, ?qu¨¦ dicen las b¨²squedas en Internet? Cuando alguien utiliza la palabra ¡°marido¡± en Bing, Google o cualquier otro buscador, ?cu¨¢les son las que suelen acompa?arla? Aqu¨ª la realidad se muestra muy cruel. Por este orden: ¡°Homosexual, imb¨¦cil, incre¨ªble, molesto y taca?o¡±.
La f¨®rmula de Google
?Cu¨¢l es la f¨®rmula del ¨¦xito de Google? Los primeros buscadores en Internet, como Altavista o Webcrawler, priorizaban los resultados en funci¨®n de las veces que apareciera la palabra buscada en la p¨¢gina web. Conseguir un buen posicionamiento era tan f¨¢cil como incluir en la p¨¢gina una l¨ªnea con palabras que en ese momento fueran tendencia, como ¡°Bill Clinton¡± o ¡°elecciones¡±, aunque la p¨¢gina no contuviera ninguna informaci¨®n sobre ese tema. Al dise?ar Google, Sergey Brin y Larry Page utilizaron un sistema similar al que se utiliza para evaluar la calidad de una publicaci¨®n cient¨ªfica, que consiste en priorizar aquellas p¨¢ginas que fueran m¨¢s enlazadas por otras p¨¢ginas al buscar un tema determinado. Y el resto es historia.
J. M. Mulet es bioqu¨ªmico y divulgador.
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