Hong Kong se rebela
La protesta de los habitantes de la antigua colonia va m¨¢s all¨¢ de un cambio legal porque temen la creciente injerencia china
Hong Kong vive una movilizaci¨®n popular sin precedentes ante el intento de introducir un cambio legal que permita la extradici¨®n de sus ciudadanos a China. La protesta de los hongkoneses va m¨¢s all¨¢ de esta reforma, porque consideran que est¨¢ en peligro el estatuto concedido al antiguo territorio brit¨¢nico, que le ha permitido conservar una parte sustancial de sus libertades. Su preocupaci¨®n est¨¢ m¨¢s que justificada: aunque han logrado detener por ahora la aprobaci¨®n de la ley, las autoridades locales han dejado claro que seguir¨¢n con sus planes, mientras que las injerencias de China, pol¨ªticas y sobre todo econ¨®micas, resultan cada vez m¨¢s claras.
La escala de la movilizaci¨®n ¡ªel domingo se manifestaron un mill¨®n de personas, uno de cada siete habitantes del territorio¡ª demuestra la magnitud del problema. La dureza de la represi¨®n contra los manifestantes que el martes rodearon la C¨¢mara legislativa confirma, por otro lado, la determinaci¨®n gubernamental.
Cuando el Reino Unido entreg¨® Hong Kong a China en 1997, Pek¨ªn se comprometi¨® a respetar un estatuto especial durante 50 a?os. Es lo que se llam¨® ¡°un pa¨ªs, dos sistemas¡±. Una de las medidas que se tomaron entonces para proteger a los hongkoneses fue crear una muralla legal que impidiese las extradiciones a China, un pa¨ªs donde no existe una separaci¨®n de poderes real. El Gobierno de Hong Kong sostiene que esta reforma pretende rellenar un vac¨ªo legal y que las extradiciones solo ser¨¢n por cr¨ªmenes de derecho com¨²n. Pero esto resulta dif¨ªcil de creer porque muchos disidentes son acusados, precisamente, por ese tipo de cr¨ªmenes.
El aplazamiento de la reforma representa una victoria temporal para los manifestantes. Pero la sombra de China se cierne amenazante sobre Hong Kong, sobre todo desde las protestas de 2014, como ha quedado claro con el secuestro y traslado a su territorio de editores cr¨ªticos con el r¨¦gimen. Todos estos casos indican que Pek¨ªn est¨¢ perdiendo la paciencia con un sistema de libertades que no tolera bajo ning¨²n concepto en el resto del pa¨ªs.
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