El ganador del Nobel que no encuentra editorial para publicar sus tres novelas
El cient¨ªfico Joachim Frank, galardonado en Qu¨ªmica, narra con frustraci¨®n su fracaso literario
Antes de aplaudir el bombardeo de un pa¨ªs presuntamente malvado, es bueno pensar en el biof¨ªsico Joachim Frank. Naci¨® el 12 de septiembre de 1940 en Siegen, una de las sedes de la industria pesada de la Alemania nazi. No era un buen sitio ni un buen momento para nacer. ¡°Mi primer recuerdo es mi casa en llamas¡±, rememora entornando los ojos, como si volviese a estar all¨ª, entre el caos y la destrucci¨®n. ¡°Normalmente una persona no tiene muchas memorias de cuando ten¨ªa tres a?os y medio, pero yo recuerdo estar en la puerta de mi casa, viendo c¨®mo se quemaban los edificios de alrededor, mientras nuestro tejado ard¨ªa por las bombas incendiarias lanzadas por los aliados¡±.
M¨¢s de 70 a?os despu¨¦s, Frank se reuni¨® con otros dos de aquellos ni?os de la Segunda Guerra Mundial, pero nacidos en el otro bando: el brit¨¢nico Richard Henderson y el suizo Jacques Dubochet. Los tres, ya septuagenarios, recogieron el Premio Nobel de Qu¨ªmica de 2017 por inventar el criomicroscopio electr¨®nico, una revolucionaria herramienta para fotografiar mol¨¦culas fundamentales para la vida, a temperaturas de unos 180 grados bajo cero. Si la generaci¨®n de sus padres se dedic¨® a destriparse en los campos de batalla, ellos optaron por trabajar juntos y parieron una tecnolog¨ªa que abre las puertas a nuevos f¨¢rmacos, al iluminar procesos biol¨®gicos como el c¨¢ncer y el alzh¨¦imer.
¡°Mi primer recuerdo es mi casa en llamas¡±, afirma el biof¨ªsico, nacido en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial
Tras enterarse de que hab¨ªa ganado el Nobel, Joachim Frank escribi¨® unos versos en su web: ¡°Jesus Christ / Holy Cow / I¡¯m a different person now¡±. Son expresiones malsonantes imposibles de traducir literalmente, pero vendr¨ªan a decir algo as¨ª como: ¡°La hostia, ahora soy otra persona¡±. Tras ser galardonado ¡°todo cambi¨®, incluyendo las relaciones con otras personas¡±, explica sentado en una cafeter¨ªa de Valencia, por donde pas¨® recientemente para formar parte del jurado de los Premios Rey Jaime I.
Frank comenta con entusiasmo sus logros cient¨ªficos, pero agria el rostro y entristece su voz cuando habla de su vida paralela: la de escritor frustrado. Ha terminado tres novelas, pero no encuentra ninguna editorial que se las publique. En su cuenta de Twitter, su biograf¨ªa se reduce a una frase, ¡°Quiero ser escritor¡±, sin aclarar que adem¨¢s es profesor de Biolog¨ªa en la Universidad de Columbia, en Nueva York.
Sus tres libros in¨¦ditos est¨¢n relacionados con la ciencia. Uno de ellos, titulado El observatorio, narra la pelea de un astr¨®nomo de Bonn para recuperar el antiguo observatorio de la ciudad alemana, convertido en un prost¨ªbulo con club de estriptis. El protagonista se enfrenta, adem¨¢s, al divorcio de su mujer y a la defenestraci¨®n profesional. Finalmente, acaba liado con su antigua secretaria y empieza a trabajar para ella como contable en una peluquer¨ªa.
Una de sus novelas narra la pelea de un astr¨®nomo para recuperar un observatorio convertido en prost¨ªbulo
Otra de sus novelas, Narcis, transcurre en un futuro postapocal¨ªptico en el desierto de Nuevo M¨¦xico, donde el Gobierno de EE UU gestiona un inmenso archivo digital. El objetivo de la instalaci¨®n es que su ordenador central evite los experimentos con animales al poner a prueba las hip¨®tesis de los cient¨ªficos mediante un Filtro de la Verdad, que nunca va en contra del conocimiento ya existente. ¡°Cucarachas amantes de la m¨²sica, del tama?o de una persona, deambulan por el desierto¡±, a?ade la sinopsis.
Frank cuenta que comenz¨® su carrera literaria hace m¨¢s de 35 a?os, cuando se apunt¨® a un curso del escritor estadounidense William Kennedy, posteriormente ganador del Pulitzer. De aquella experiencia naci¨® su primera novela, Aan Zee, en la que un cient¨ªfico acude a una conferencia en los Pa¨ªses Bajos y se encuentra con un t¨²nel del tiempo en su viejo hotel.
¡°Como escritor y como cient¨ªfico estoy en ligas completamente diferentes. Con dos de mis novelas he recurrido a un agente literario, pero no he llegado a ninguna parte¡±, lamenta Frank con desilusi¨®n. ¡°La antigua manera de publicar un libro pr¨¢cticamente ha desaparecido. Ahora el ¨²nico objetivo es el beneficio econ¨®mico. Y necesitas conexiones¡±, afirma. ¡°Incluso un Premio Nobel no vale para nada en otra disciplina. Dicen: Un Nobel, ?y qu¨¦? ?C¨®mo se atreve este t¨ªo a intentarlo?¡±.
Frank gan¨® el Nobel de Qu¨ªmica de 2017 por desarrollar el criomicroscopio electr¨®nico
Frank viaja a menudo a Espa?a para, entre otras cosas, visitar a su antiguo disc¨ªpulo Jos¨¦ Mar¨ªa Carazo, del Centro Nacional de Biotecnolog¨ªa, en Madrid. En una playa espa?ola, precisamente, el biof¨ªsico se inspir¨® para escribir su poema favorito en 1994. ¡°En Sitges, en la Costa del Sol / conoc¨ª a una pareja en la empinada escalera de mi hotel. / ?l la vigilaba con la mirada de un matador de toros. / Ella me rozaba con su codo al pasar y me miraba furtivamente / con sus labios entreabiertos¡±, arrancan los versos. ¡°A ¨¦l le desafiar¨¦ a una carrera a nado hasta Mallorca, / a ella le dir¨¦ que me espere en el bar San Sebasti¨¢n¡±, concluye el poema. ¡°La historia es inventada¡±, asegura entre risas.
Aunque Frank fue galardonado con el Nobel de Qu¨ªmica en 2017, sus principales logros cient¨ªficos llegaron entre 1975 y 1986, cuando desarroll¨® una herramienta para fusionar las im¨¢genes borrosas en dos dimensiones obtenidas con los microscopios electr¨®nicos, que utilizan electrones en lugar de luz visible. Su t¨¦cnica permite juntar las piezas para generar una sola imagen n¨ªtida en tres dimensiones. Frank compara su m¨¦todo con una serie de fotograf¨ªas de su perra Daisy y sus diferentes sombras en el suelo en un d¨ªa soleado.
Sus investigaciones pioneras, sumadas a las aportaciones de Henderson y Dubochet, han eclosionado en el ¨²ltimo pu?ado de a?os. En septiembre de 2018, el Ministerio de Ciencia espa?ol anunci¨® una inversi¨®n de ocho millones de euros para instalar en el Centro Nacional de Biotecnolog¨ªa el primer criomicroscopio electr¨®nico de ¨²ltima generaci¨®n de Espa?a. ¡°Se trata de una t¨¦cnica que permite observar las c¨¦lulas con un nivel de detalle nunca logrado antes, como la entrada de un virus en una c¨¦lula. Visualizar estos procesos tan complejos es clave para el desarrollo de nuevos f¨¢rmacos¡±, aseguraba el Ministerio. Frank, fracasado por el momento en las letras, ha conseguido la gloria en las ciencias.
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