Del bipartidismo a la pol¨ªtica de bloques
La nueva pol¨ªtica, que en su d¨ªa representaron Ciudadanos y Podemos, se ha ido progresivamente alineando en el cl¨¢sico esquema izquierda-derecha. Son dos orillas ideol¨®gicas incomunicadas
El pasado s¨¢bado culmin¨® un proceso de polarizaci¨®n que se ha ido gestando en la pol¨ªtica espa?ola durante los ¨²ltimos a?os. La constituci¨®n de los Ayuntamientos nos ha dejado la imagen de una pol¨ªtica de bloques, de dos orillas ideol¨®gicas incomunicadas, sin puentes que unan la ribera derecha con la izquierda. Con el veto de Ciudadanos impuesto a Pedro S¨¢nchez y el pacto global PP-Ciudadanos-Vox rubricado el pasado s¨¢bado se entierra definitivamente cualquier proyecto de transversalidad ideol¨®gica.
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Inicialmente, tanto Podemos como Ciudadanos llegaron a la pol¨ªtica espa?ola con una vocaci¨®n de romper con las l¨®gicas cl¨¢sicas de izquierda-derecha que caracterizaban el viejo bipartidismo. La nueva pol¨ªtica intent¨® en un primer momento eclipsar la batalla ideol¨®gica con nuevos ejes de competici¨®n, bien fuera la dicotom¨ªa populista pueblo versus casta, en el caso de Podemos, o bien la regeneraci¨®n democr¨¢tica con tintes tecnocr¨¢ticos, en el caso de Ciudadanos. Durante ese per¨ªodo, no era posible entender la pol¨ªtica espa?ola usando solo las etiquetas izquierda-derecha.
Sin embargo, esa etapa dur¨® poco. El primero en desmarcarse fue Podemos. En enero de 2016, el partido se desvincul¨® de su estrategia inicial de corte populista y decidi¨® instalarse en la orilla izquierda. Desde entonces, Podemos ha jugado a la pol¨ªtica de bloques estancos, rechazando cualquier acuerdo con formaciones consideradas de derechas. A partir de ese momento, los pactos o coaliciones ¡°del cambio¡± o ¡°de mestizaje ideol¨®gico¡± en los que pod¨ªan convivir Podemos y Ciudadanos quedaron definitivamente desterrados de la pol¨ªtica espa?ola.
Por su parte, Ciudadanos decidi¨® sumarse de forma inequ¨ªvoca a la pol¨ªtica de bloques a partir de inicios de 2018. Tras el desenlace del proceso soberanista en oto?o-invierno de 2017, el votante conservador espa?ol amenaz¨® con abandonar por primera vez su tradicional lealtad al PP. Ciudadanos entendi¨® que se abr¨ªa una ventana de oportunidad en el espacio de la derecha que deb¨ªa aprovechar. El objetivo era ambicioso: dejar de ser un partido bisagra que decid¨ªa en cada momento si gobernaba el PP o el PSOE, para convertirse en el primer partido de la derecha capaz de liderar Gobiernos.
En definitiva, la nueva pol¨ªtica se ha ido progresivamente alineando al cl¨¢sico esquema izquierda-derecha. El bipartidismo qued¨® atr¨¢s, pero ha sobrevivido la competici¨®n basada en dos orillas ideol¨®gicas. Aun con ello, esta pol¨ªtica de bloques no se ha trasladado de forma tan evidente entre la opini¨®n p¨²blica. Los votantes de Ciudadanos no parecen sentirse completamente atra¨ªdos por la estrategia de su partido de jugar solo en el campo derecho. De hecho, seg¨²n las encuestas, siguen considerando al PSOE de Pedro S¨¢nchez como socio preferente.
Los votantes de Ciudadanos no parecen sentirse atra¨ªdos por la estrategia de jugar solo en el campo derecho
Esta inconsistencia es particularmente llamativa si tenemos en cuenta que por lo general los votantes de Ciudadanos tienen una mayor sinton¨ªa con el PP. Si bien en 2016 consideraban que el Partido Socialista era ideol¨®gicamente m¨¢s af¨ªn a Ciudadanos, en la actualidad ocurre lo contrario. Ahora el PSOE es percibido como un partido marcadamente de izquierdas, m¨¢s alejado de sus posiciones que las del PP.
As¨ª pues, los votantes de Ciudadanos mantienen actitudes que colisionan con la actual pol¨ªtica de bloques: aun teniendo m¨¢s simpat¨ªa por el PP, siguen viendo al PSOE como socio de Gobierno. ?A qu¨¦ se debe esta inconsistencia? La respuesta es Vox. Y es que la gran sinton¨ªa que sienten hoy los votantes de Ciudadanos con el PP se diluye cuando Vox aparece en escena. La presencia de un partido percibido como de extrema derecha provoca que la pol¨ªtica de bloques sea menos atractiva. Si al deseado pacto con el PP se le suma Vox, entonces los socialistas pasan a ser m¨¢s atractivos a ojos de muchos votantes moderados de Ciudadanos.
Es por este motivo que la obsesi¨®n de Ciudadanos durante estas semanas ha sido la de invisibilizar a Vox en los acuerdos con el PP. Rivera ha evitado fotos conjuntas en mesas negociadoras y ha intentado bloquear la entrada de Vox en los Gobiernos municipales y aut¨®nomos. Esta estrategia de pacto ma non troppo que buscaba Ciudadanos con Vox no era sencillo de realizar. Vox ten¨ªa, a priori, un poder negociador relevante, pues era una pieza imprescindible para conformar mayor¨ªas en muchos municipios.
De hecho, es habitual que los partidos cuando cierran un acuerdo coalici¨®n consigan una porci¨®n del Ejecutivo proporcional a la fuerza que aportan. Si esta regla de la proporcionalidad se aplicara, por ejemplo, en el Ayuntamiento de Madrid, deber¨ªa esperarse que Vox le tocara entre una y dos sillas de la Junta de Gobierno. Sin embargo, esta formaci¨®n podr¨ªa quedar excluida de primera l¨ªnea de los Gobiernos municipales y aut¨®nomos. De ser as¨ª, Vox cosechar¨ªa un sonado fracaso al haber desaprovechado su papel de pieza imprescindible en la conformaci¨®n de mayor¨ªas en el bloque de la derecha.
Pero el gran derrotado podr¨ªa ser Vox si finalmente queda excluido de los Ejecutivos locales y auton¨®micos
Estas elecciones locales y auton¨®micas se presentaban como una segunda vuelta para el espacio de la derecha. Antes de proclamar ganadores y perdedores es prudente esperar a la constituci¨®n de las Juntas de Gobierno municipales y los Gobiernos aut¨®nomos durante las pr¨®ximas semanas. Pero, a la espera de la foto finish, el p¨®dium provisional de esta segunda vuelta es, a mi entender, el siguiente.
En primera posici¨®n se erige el PP. Al ser una organizaci¨®n con m¨¢s arraigo territorial, ha logrado liderar los pactos de la derecha en la gran mayor¨ªa de Consistorios. Este partido ha perdido la hegemon¨ªa en el espacio de la derecha, pero sigue manteniendo el liderazgo de forma incontestable, tanto en n¨²mero de votos, ediles y alcald¨ªas.
Ciudadanos pasa de un meritorio empate t¨¦cnico en las elecciones generales de abril a quedar relegado a una poco reconfortante segunda posici¨®n. Es cierto que gana poder territorial, algo sin duda muy meritorio pues hasta ahora no controlaba ninguna capital de provincia ni ning¨²n municipio mayor de 100.000 habitantes. Pero, aun con ello, fracasa en su objetivo principal. Ciudadanos no decidi¨® renunciar a su rol de partido bisagra para acabar siendo un socio minoritario del PP que no goza ni tan solo de exclusividad, pues en la mayor¨ªa de escenarios debe contar con el benepl¨¢cito del inc¨®modo Vox.
Pero el gran derrotado de esta segunda vuelta podr¨ªa ser Vox si finalmente queda excluido de los Ejecutivos locales y aut¨®nomos. De ser as¨ª, este partido volver¨ªa a transmitir una imagen de partido pagafantas del bloque de la derecha. Una formaci¨®n propensa a los aspavientos en la calle, pero sorprendentemente d¨®cil en las instituciones.
Llu¨ªs Orriols es profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Carlos III de Madrid.
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