El regreso de los hijos olvidados del bar¨®n Thyssen
La decisi¨®n de Francesca de establecer en Madrid su fundaci¨®n devuelve a la actualidad a su singular familia
M¨¢s que un art¨ªculo, esta pieza corre el riesgo de resultar un ¨¢rbol geneal¨®gico. Pero hablar de los herederos de Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza supone casi una reconstrucci¨®n del Imperio Austroh¨²ngaro y aleda?os. Si este anduviera vigente, sus cinco hijos naturales y adoptivos campar¨ªan por sus dominios en Croacia, Bohemia, Hungr¨ªa, Galitzia, Eslovenia, Dalmacia, Lodomeria, Austria¡ La mayor¨ªa radica en Suiza. Pero algunos, aparte de los descendientes de la rama de Carmen Cervera, por razones obvias, han elegido Espa?a y concretamente Madrid como parte de su base.
No hace mucho supimos que Francesca (Lausana, 61 a?os) hab¨ªa decidido hacer de la capital una de las sedes de su fundaci¨®n art¨ªstica-ecol¨®gico-filantr¨®pica ¡ªno necesariamente en ese orden - y que nombraba a Carlos Urroz su director. Apuntaba alto para la Thyssen Bornemisza Art Contemporary (TBA21), cuyo camino comenz¨® en Viena. Elegir a Urroz supone fichar en la ¨¦lite del arte. Ha permanecido como director de ARCO los ¨²ltimos nueve a?os y probablemente sea de las personas que m¨¢s dominan los contactos del mundillo a nivel internacional.
Queda salir de dudas respecto a por qu¨¦ Madrid. ?Se debe a que realmente Francesca cree que la ciudad representa hoy el equivalente a lo que fue Berl¨ªn a comienzos del siglo XXI en t¨¦rminos de creatividad, tendencias, frescura y talento? ?O por hacer que Carmen Cervera, la ¨²ltima esposa de su padre, sienta su aliento cerca? Sobre lo primero, esperemos que el impulso en ese sentido que le ha dado a la ciudad la etapa como alcaldesa de Manuela Carmena no quede sustituido por un largo letargo a manos de las derechas avivadas por Vox. Sobre lo segundo, a nadie se le oculta que entre la hija del bar¨®n y Tita existe una cordial enemistad, pese a que Francesca sea la ¨²nica descendiente de los Thyssen con plaza en el patronato del museo.
Habr¨ªa que pensar que ambos factores han influido en la decisi¨®n de Francesca. Uno, objetivo. Otro, quiz¨¢s, m¨¢s visceral. Todo suma. El caso es que la segunda hija en la escala de sucesi¨®n del bar¨®n, nacida de su tercer matrimonio con la modelo Fiona Frances Elaine Campbell-Walter, ha tenido una vida agitada. Pas¨® de ser anta?o musa de habituales cr¨¢pulas como Iggy Pop, vivi¨® sus etapas de desenfreno junto a una fugaz carrera como actriz y modelo en Londres para desembarcar despu¨¦s en un presente de aliento a las vanguardias.
La TBA21 ha organizado este a?o su primera exposici¨®n en colaboraci¨®n con el museo donde se exhibe de manera permanente la colecci¨®n de su padre. Y vendr¨¢n muchas m¨¢s. Cada a?o en el contexto de Arco despu¨¦s de 16 a?os sin intentar una colaboraci¨®n conjunta de su fundaci¨®n con el museo. La iniciativa de sinergia animar¨¢ el panorama art¨ªstico madrile?o. La primera llevaba por t¨ªtulo Purple, una videoinstalaci¨®n del artista y cineasta brit¨¢nico John Akomfrah. El nivel de participantes ser¨¢ estelar. Francesca colabora habitualmente con figuras como Marina Abramovic o Olafur Eliasson.
Pero adem¨¢s de eso, intentar¨¢ crear conciencia ecol¨®gica, algo de lo que tambi¨¦n se encargar¨¢ su hija Leonor, de 25, que va a trabajar en la fundaci¨®n, ha sido tambi¨¦n modelo, como su madre, y ha figurado entre las it girl con m¨¢s foco entre la aristocracia, una clase desde hace siglos precursora de ese fen¨®meno posmoderno. Ambas son declaradas admiradoras de Greta Thunberg, la l¨ªder ecologista adolescente sueca y proclaman su devoci¨®n y entrega a los oc¨¦anos.
Junto a ellas no se esperan m¨¢s desembarcos de las otras familias Thyssen. Georg Heinrich (Lugano, 1950), el primog¨¦nito, ¨²nico v¨¢stago del primer matrimonio del bar¨®n con Teresa de Lippe, bastante tiene con dirigir los destinos de la principal corporaci¨®n familiar, el Thyssen-Bornemisza Groupe (TBG). Es el brazo de inversi¨®n financiera con el apellido de la familia como marca dentro de un conglomerado que comenz¨® dentro del mundo del acero y hoy cuenta con intereses en ¨¢mbitos que van del petr¨®leo a la cultura.
Lorne, 55 a?os, hermano de Francesca, llevaba todas las papeletas para convertirse en la oveja negra. De hecho se ha quedado con el m¨¦rito de ser uno de los m¨¢s extravagantes. Al contrario de la afici¨®n de su hermana por las vanguardias rompedoras, Lorne ama las antig¨¹edades, pero tambi¨¦n es actor y productor de cine. Financia su coleccionismo con el dinero que gana como petrolero y hace a?os se convirti¨® al Islam cuando estuvo a punto de caer desde un ascensor en un rascacielos de la Quinta Avenida en Nueva York. Un cable lo impidi¨®. Pero Lorne le dio m¨¢s importancia a que llevaba un ejemplar del Cor¨¢n bajo el brazo.
Wilfried Alexander es el m¨¢s discreto. Hijo de Liane Denise Shorto, cuarta esposa de Heindrich y descendiente de una familia de banqueros brasile?a, naci¨® en 1974. Con 10 a?os debi¨® sufrir un verdadero trauma ya que el divorcio de sus padres fue la comidilla de la prensa carn¨ªvora brit¨¢nica y eso marca. A no ser que te llames Borja Thyssen, su ¨²ltimo heredero adoptado, y campes por las portadas del coraz¨®n como por propio tu cortijo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.