Desafecto
Por encima de todo guardo imborrable afecto a lo que falta, a lo que a¨²n no llega o ya no vuelve
En un art¨ªculo que volv¨ªa sobre el franquismo reencontr¨¦ una expresi¨®n que no le¨ªa desde hace a?os: ¡°Desafecto al r¨¦gimen¡±. Como si me recordaran alguno de los motes nada amables de la ¨¦poca colegial. Fui desafecto al r¨¦gimen como estudiante levantisco, como joven profesor, como ¡°publicista¡± (pudoroso apelativo que nos daba la Revista de Occidente de Paulino Garagorri a los colaboradores sin m¨¦rito demostrado), como ¨¢crata ingenuo, como libertino algo torpe, como novio sob¨®n, como marido indeseable¡ Pero acab¨® el r¨¦gimen (aunque hoy algunos no lo crean y lo zarandeen para darle grande y c¨®moda lanzada) y me temo que segu¨ª bastante desafecto, no a la incipiente democracia aunque s¨ª a los usos que le dan mis conciudadanos. La desafecci¨®n se alivi¨® algo all¨¢ por 1978, volvi¨® a agudizarse pronto ¡ªETA y Tejero mediante¡ª para irse despu¨¦s haciendo cr¨®nica. Sobre todo desafecto a los m¨ªos, porque afecto a los otros nunca fui, hasta no saber ya si soy ¡°de los nuestros¡±. Pero una desafecci¨®n sin pavoneo ni autoindulgencia, la desafecci¨®n de alguien en busca desesperada de afectos razonables a quien las circunstancias han convertido, como al Ricardo III chespiriano, en ¡°enemigo de s¨ª mismo¡±.
Escapan a mi desafecto varias personas, cada vez menos, algunas sin sospechar siquiera el favor que me hacen existiendo. Y ciertas instituciones venerables de las que me burl¨¦ cuando era como los tontos que hoy me desesperan. Tambi¨¦n los ni?os m¨¢s peque?os, inquietos y parlanchines, por quienes dar¨ªa la poca vida que tengo para rescatarles de familias y pedagogos. Y todos/todas quienes evitan el resentimiento de esas identidades que fundan farsantes y rentabilizan tribunos de la plebe. Por encima de todo guardo imborrable afecto a lo que falta, a lo que a¨²n no llega o ya no vuelve.
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