El cambio clim¨¢tico, en tu taza de caf¨¦
De aqu¨ª a 2050 pueden desaparecer la mitad de las tierras de cafetales
Que el caf¨¦ pueda morir de ¨¦xito es una amarga constataci¨®n que a¨²n estamos a tiempo de revertir cambiando el modelo de producci¨®n del caf¨¦ por uno que lo haga sostenible. ?C¨®mo? Cuidando la cadena de suministro que a fecha de hoy lo hace insostenible: de aqu¨ª a 2050 puede desaparecer la mitad de las tierras de cultivo del caf¨¦ que consumimos a diario y con el que nos despertamos cada ma?ana. Es urgente reparar en el dr¨¢stico impacto medioambiental de la producci¨®n del caf¨¦ basada en la sobreexplotaci¨®n de tierras y proteger, adem¨¢s, a las personas que lo cultivan. ?Qu¨¦ ganamos? Producir y consumir de manera justa y sostenible, a saber: caf¨¦ justo -y bueno- para las personas y el planeta.
25 de junio de 2019. Si a¨²n no te crees que el cambio clim¨¢tico -mejor dicho, la crisis clim¨¢tica, porque el cambio no es un fen¨®meno celestial sino de la acci¨®n humana en la tierra- te est¨¦ afectando, o que a¨²n sigas en la primera estrofa del poema de Brecht ¡°Ahora vienen por m¨ª, pero es demasiado tarde¡¡±, puedes empezar a preocuparte mientras tomas tu primera taza de caf¨¦ del d¨ªa.
En Per¨² y Etiop¨ªa, los caficultores generaron ingresos muy por debajo del umbral de pobreza salvo en 2011
?Y por qu¨¦? Porque ese caf¨¦ tan bueno que te espabila cada ma?ana, te despeja a media tarde o te acompa?a en tus reuniones de trabajo, o te ayuda a proponer una cita ¨C¡°?nos tomamos un caf¨¦?¡±-, puede que un d¨ªa no muy lejano deje de existir. M¨¢s a¨²n, puede que su cultivo que ya est¨¦ dejando de ser una forma de vivir dignamente, o cuanto menos subsistir, de muchas familias en todo el mundo, porque sus plantaciones est¨¢n amenazadas por multinacionales que han decidido sobreexplotar terrenos de cultivo provocando deforestaci¨®n y, lo que es peor -con perd¨®n de la pachamama que, al fin y al cabo, nos alimenta a todos- abaratar los precios hasta asfixiar tu negocio y dejar sin el pan con el que das de comer a toda tu familia.
Puede que dentro de poco, tomar un caf¨¦ deje de ser un acto tan cotidiano, revitalizante, que anima el esp¨ªritu, que estimula la conversaci¨®n, que da buenas ideas y acompa?a las mejores citas, hace m¨¢s llevaderas las reuniones¡ ni tenga tan buen sabor como el que te tomas ahora, en tu casa, en la cafeter¨ªa, en el restaurante despu¨¦s de comer, con amigos, en familia, en pareja, en el trabajo con tus compa?eros.
Porque seguro que t¨² est¨¢s entre los 22 millones de personas que en Espa?a toman caf¨¦ a diario. Ni m¨¢s ni menos que el 63% de la poblaci¨®n mayor de 15 a?os. El consumo de caf¨¦ por habitante en 2017 en nuestro pa¨ªs fue de 4¡¯25 kg, lo que nos sit¨²a en el puesto 19 del ranking mundial.
Pero m¨¢s son los millones de personas que lo cultivan en todo el mundo. Un total de 25 millones de productores y productoras, en m¨¢s de 80 pa¨ªses, y en su mayor¨ªa en peque?as parcelas de menos de 5 hect¨¢reas, que conforman el primer eslab¨®n, y el m¨¢s vulnerable, de la cadena del caf¨¦: desde la plantaci¨®n hasta nuestras cafeteras. En nuestras casas pagaremos el caf¨¦ m¨¢s caro, y nos sabr¨¢ peor al paladar, pero una familia cafetera perder¨¢ la tierra, que no solo es su medio de trabajo sino tambi¨¦n su entorno vital.
Porque son 25 millones de personas que apenas pueden negociar precios, condiciones de trabajo, ni n¨²mero de intermediarios que ser¨¢n los que finalmente decidir¨¢n lo que vale el grano de caf¨¦ en origen. Ni que decir que el precio es vol¨¢til y que los ingresos m¨¢s bajos son para quienes lo producen, en un sector como el cafetero donde cada vez m¨¢s el poder est¨¢ en manos de los comerciantes, las grandes marcas internacionales y las empresas distribuidoras. Algo que a pasos agigantados hace econ¨®micamente insostenible la industria cafetera. M¨¢s cuando los datos nos advierten que, adem¨¢s, la crisis clim¨¢tica provocar¨¢ la p¨¦rdida de hasta la mitad de las tierras cultivables de aqu¨ª a 2050.
El panorama mundial es desolador. Los agricultores y agricultoras se ven incapaces de mantener, bajo estas condiciones, sus cultivos, incluso de cosechar todo su caf¨¦. Se ven obligadas a endeudarse para cubrir sus necesidades b¨¢sicas, y caen atrapadas en la pobreza. A menudo, las familias caficultoras sufren de problemas de malnutrici¨®n e ¨ªndices elevados de analfabetismo. La pobreza tambi¨¦n alimenta fen¨®menos tales como la migraci¨®n o el tr¨¢fico de droga.
El estudio que publica la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, ¡°Caf¨¦: La historia de un ¨¦xito que oculta una crisis¡± descubre los datos de esta parte m¨¢s amarga del caf¨¦: en Per¨² y Etiop¨ªa, los caficultores y caficultoras generaron ingresos muy por debajo del umbral de pobreza (salvo en 2011), y en 2017 percibieron un ingreso un 20% m¨¢s bajo que en 2005. En Colombia, en 2011 y 2016, aunque quienes cultivan caf¨¦, en promedio, logren superar el umbral de pobreza, no alcanzan sino en pocas ocasiones un nivel de vida digno.
Las consecuencias las pagaremos todos, y cuando ya no podamos pagar con dinero ni hayamos hecho nada para remediar la crisis, entonces ser¨¢ demasiado tarde, Bertolt Brecht dixit.
?Qu¨¦ podemos hacer? Muchas veces hemos hablado aqu¨ª, en Alterconsumismo, que nuestro consumo es un acto pol¨ªtico, y que todos somos prosumidores -un concepto que en Francia es una tendencia al alza desde hace muchos a?os- y que nos viene a decir que todos podemos ser consumidores exigentes, y que atendamos tambi¨¦n a la otra cara de la moneda: la de la etiqueta, la de la persona productora, pa¨ªs de origen, condiciones laborales y de vida, materias primas empleadas, precios en origen, etc¡
Eligiendo qu¨¦ caf¨¦ tomamos cada ma?ana, tambi¨¦n podemos evitar que el d¨ªa de ma?ana acabe amargando la vida de muchas personas, y la del propio planeta.
El caf¨¦ es, como dice este estudio de Commerce Equitable, ¡°terreno f¨¦rtil para las alternativas¡±. El caf¨¦ de Comercio Justo, aunque no infalible frente a la crisis descrita en este art¨ªculo, es una de ellas.
Como hemos contado aqu¨ª en otras ocasiones, el Comercio Justo se basa en los compromisos asumidos por los actores de la cadena para permitir a organizaciones productoras, trabajadores y trabajadoras vivir de su trabajo e invertir de manera colectiva a largo plazo.
No es una casualidad que el caf¨¦ sea uno de los productos emblem¨¢ticos de la alternativa que representa el Comercio Justo, que desde su origen en los a?os 60 viene reclamando cambios en el comercio internacional que permitan vivir con dignidad a quienes producen una gran parte de los alimentos que consumimos.
En nuestro pa¨ªs, al igual que en Francia, el caf¨¦ es uno de los productos estrella del Comercio Justo. Es el producto m¨¢s conocido y reconocido, y desde luego un emblema de nuestro sector. Desde 2010 hasta 2017 se ha situado como el producto m¨¢s consumido de Comercio Justo, con entre el 40 y el 50% de las ventas totales.
En nuestras manos, y en este caso en nuestras tazas de caf¨¦, est¨¢ tambi¨¦n nuestro poder para revertir que el caf¨¦ acabe muriendo de ¨¦xito.
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