?lex Ferreira: la vida secreta de las canciones
Mar¨ªa no quer¨ªa ser princesa aunque su madre segu¨ªa albergando a una ni?a de color rosa bajo el vuelo de su falda. No so?aba con castillos, unicornios ni con nada que encontrara en cuentos o pel¨ªculas. Solo con un mundo propio hecho con los retazos de otros. Entre las paredes de su habitaci¨®n, a lo Virginia Woolf, creaba un universo propio que hubiera hecho sonre¨ªr al mism¨ªsimo J. R. R. Tolkien. Imaginaba personajes tan inveros¨ªmiles que los dibujaba en un papel para no olvidarlos.
Si la inspiraci¨®n faltaba, ped¨ªa a sus padres salir al parque. All¨ª jugaba sentaba en un banco, sin moverse. Estaba pescando historias de otros ni?os, ancianos y ni?eras que luego terminar¨ªan habitando, entrecruzados, en las p¨¢ginas de su diario.
En los ¨²ltimos meses, una mujer y su hija acaparaban toda su atenci¨®n porque la chica no hablaba nunca. Seg¨²n cont¨® la madre, una ma?ana dej¨® de emitir palabra sin ninguna explicaci¨®n y buscaban sin ¨¦xito el punto de partida de su silencio.
¡°Algo violento debi¨® ocurrir¡±, murmuraban. Mar¨ªa quer¨ªa ser la hero¨ªna de papel que descubriera el secreto. En casa intent¨® esbozar su retrato, la llam¨® ¡°sirenita¡±.
Crecieron juntas en aquel parque, sin palabras. Un lunes cualquiera, Mar¨ªa confi¨® a la muda sirena detalles del mundo clandestino. ¡°Hoy ha sonre¨ªdo un poco¡±, le dijo al volver a casa a pap¨¢. No era cierto.
M¨¢s adelante, un viernes por la tarde, ley¨® en voz alta lo que ella calculaba que eran unas 300 p¨¢ginas de contenido confidencial. Ah¨ª estaban todos sus sue?os y amigos imaginarios.
Esper¨® una se?al al otro lado. La sirena apenas se inmut¨® pero durante unos segundos mir¨® a Mar¨ªa a los ojos intensamente. Tan fuerte que sinti¨® c¨®mo bajaba hasta tu tripa, revolv¨ªa los muebles y llamaba a la puerta del coraz¨®n. No volvieron a encontrarse.
Tiempo despu¨¦s, en un concierto, en la sala Galileo Galilei de Madrid, la joven que ahora se hac¨ªa llamar ¡°Mery¡± escuchaba atentamente cantar a ?lex Ferreira para un nuevo v¨ªdeo de Malditos Domingos. En un segundo, sinti¨® que la canci¨®n ¡°Mala Ma?a¡± bajaba a su interior a la misma velocidad que la mirada de la sirena de su infancia.
Pens¨® que el m¨²sico de origen dominicano podr¨ªa ser la voz de los que se quedan sin voz y necesitan rescatarla. De los que est¨¢n gritando por dentro, no son capaces de expresar con palabras algo terrible o maravilloso y se quedan callados esperando una obra art¨ªstica que dicte sentimientos.
N¨®mada, coleccionista de huesos, una aventura, gama alta de ritmos, as¨ª es Ferreira creando canciones que nos hacen compa?¨ªa. Es Bob Dylan y Rub¨¦n Blades cenando juntos.
Sube la escalera con alguien de la mano siempre aunque al final bajes solo. C¨¢ntame al o¨ªdo, convierte este viejo lugar en un refugio. Canta a la agon¨ªa, a la nostalgia, al desamor por m¨ª porque yo no encuentro la manera de hacerlo.
Mar¨ªa, tras escuchar la composici¨®n, adivin¨® el secreto de la sirenita: ¡°a veces llevamos una canci¨®n dentro que est¨¢ por escribir¡±.
Ya en casa, cogi¨® el viejo cuaderno y resucit¨® su universo. Con la m¨²sica de ?lex Ferreira de fondo, escribi¨® la historia m¨¢s importante de su vida y la comparti¨® en un libro.
Un bendito domingo, mientras firmaba ejemplares a sus seguidores en una librer¨ªa, alguien al otro lado, con los ojos en llamas afirm¨®: ¡°hola Mar¨ªa, soy la sirena, gracias por darme voz¡±.
?lex Fereira est¨¢ de gira con su disco ¡°Canap¨¦¡±, nominado al Grammy Latino 2018.
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