Alquiler pactado
Solo una acci¨®n coordinada del Estado y los municipios frenar¨¢ la especulaci¨®n
La vivienda, sobre todo el alquiler, constituye hoy un problema grave para las sociedades europeas, hasta el punto de que varias ciudades del continente (y de Estados Unidos, como Nueva York) estan reaccionando con cambios legales contundentes para frenar la subida disparada de los precios. Berl¨ªn y Lisboa son dos ejemplos de Ayuntamientos alarmados por la especulaci¨®n y muy conscientes de que la vivienda es un factor de estabilidad social que no puede dejarse solo en manos del juego de la oferta y la demanda. El gobierno municipal de Berl¨ªn ha tomado una decisi¨®n especialmente dr¨¢stica: ha congelado los precios de los alquileres durante los pr¨®ximos cinco a?os, una medida que afectar¨¢ a 1,5 millones de apartamentos. A grandes males, grandes remedios.
Puesto que la escasez de viviendas, sobre todo las dedicadas a alquiler, y la elevaci¨®n de los precios impiden la emancipaci¨®n de los j¨®venes, obstaculizan la instalaci¨®n de nuevos profesionales y frenan el crecimiento de la econom¨ªa, la burbuja de la vivienda debe ser reducida con disposiciones legales bien estudiadas. En Espa?a, por ejemplo, los alquileres han subido el 30% en dos a?os; la mezcla t¨®xica de salarios bajos, subempleo y alquileres explosivos conducen a la exclusi¨®n social y al crecimiento del riesgo de pobreza. Existen, adem¨¢s, factores agravantes, como la presi¨®n de una demanda tur¨ªstica que busca alojamiento en el centro de las ciudades y el desarrollo de fondos inmobiliarios que operan con una regulaci¨®n demasiado laxa en lo que a servicio p¨²blico se refiere. As¨ª pues, no es exagerado proclamar que la vivienda es un problema de Estado, que merece su intervenci¨®n.
Editoriales anteriores
La decisi¨®n de Berl¨ªn se explica en parte por la fortaleza pol¨ªtica del gobierno berlin¨¦s y por la presencia en toda Alemania de un mercado de alquiler muy desarrollado. Las diferencias notables con el desarrollo del mercado del alquiler en Espa?a aconsejan analizarla con cierta prudencia. En todo caso, el nuevo Gobierno ¡ªpara asuntos como ¨¦ste, es tan urgente que se forme¡ª, los nuevos Ayuntamientos e incluso las comunidades aut¨®nomas tienen por delante un periodo legislativo durante el cual deber¨ªan pactar, intervenir y aplicar medidas pol¨ªticas para combatir la explosi¨®n de precios. La m¨¢s eficaz, merece la pena insistir en ella, consiste en aumentar la oferta p¨²blica de vivienda social, bien en propiedad, bien en alquiler, con el objeto de enfriar los precios y proporcionar soluciones a quienes buscan un lugar para vivir, y dotar de instrumentos legales a los Consistorios para actuar en las zonas m¨¢s afectadas por la especulaci¨®n.
Ser¨ªa un error suponer que los precios se van a moderar por la acci¨®n descoordinada de los Ayuntamientos, aplicando medidas bienintencionadas pero dispersas. El problema de la vivienda se resolver¨¢, y aun as¨ª con dificultades, cuando las administraciones colaboren entre s¨ª y apliquen regulaciones congruentes con la idea de que la vivienda en Espa?a es un mercado desequilibrado y altamente especulativo. Para el Gobierno, la tarea es proponer una reforma del mercado de la vivienda. Y para los municipios, el prop¨®sito deber¨ªa ser aumentar la oferta de suelo p¨²blico para vivienda social, la aplicacion estricta de las normas sobre los pisos tur¨ªsticos y la vigilancia de los desorbitados precios que reinan en algunas zonas. Lo que estrangula el desarrollo de la vivienda no es la regulaci¨®n, todav¨ªa muy deficiente en Espa?a, sino la especulaci¨®n.
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