La importancia de vender bien un peri¨®dico

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Elegante, con su traje y su sombrero, porque cada d¨ªa es una nueva oportunidad, una nueva historia. ?l lo sabe: Alioune Diakhat¨¦ es el quiosquero de la isla de Saint Louis. En realidad, no es cierto: hay otro, un hombre mayor que viene de otro pueblo y que tambi¨¦n vende peri¨®dicos en la isla, pero no es lo mismo, porque ¨¦l es de Ndar (el casco antiguo) de toda la vida, y eso, dice, se aprecia. ¡°En la ciudad hay mucha tradici¨®n de comprar la prensa diaria, tanto hombres como mujeres. Es gente interesada en la actualidad, y no solo compran sino que tambi¨¦n se comentan las noticias del d¨ªa: por eso les gusta tanto que yo sea de aqu¨ª y conozca bien los entresijos locales¡±, afirma.

Cada d¨ªa a las ocho de la ma?ana Diakhat¨¦ llega a su puesto de madera de la calle Blaise Diagne, a la altura del restaurante La Lingu¨¨re, de punta en blanco, con un echarpe al cuello o una sombrilla dependiendo del tiempo, y all¨ª no solo vende peri¨®dicos y revistas sino tambi¨¦n comenta y aconseja. ¡°Leo todas las cabeceras a primera hora, as¨ª s¨¦ d¨®nde est¨¢ la chicha¡±, r¨ªe.

El ¡°virus¡± de su oficio, como acostumbra a decir, le pic¨® de bien peque?o, pues era a lo que se dedicaba su padre, que trabajaba para la familia comerciante francesa Dev¨¨s et Chaumet? vendiendo art¨ªculos de librer¨ªa, papeler¨ªa y prensa. Desde ni?o, cuando a¨²n cursaba sus estudios primarios y ya despu¨¦s mientras se formaba en mec¨¢nica, le encantaba echarle una mano a su progenitor durante las vacaciones. ¡°Incluso rechac¨¦ una oportunidad que me surgi¨® para continuar mi formaci¨®n en Marruecos: sab¨ªa que quer¨ªa seguir los pasos de mi padre, que ya estaba viejo¡±.

¡°Leo todas las cabeceras a primera hora, as¨ª s¨¦ d¨®nde est¨¢ la chicha¡±, dice Alioune Diakhat¨¦

As¨ª que cogi¨® el relevo y ah¨ª lleva m¨¢s de 25 a?os. ¡°Pese al miedo que hubo en el sector ante la entrada de la prensa online y la generalizaci¨®n del acceso a m¨®viles, yo no noto reducci¨®n en las ventas¡±, comenta. Vende una media de 300 ejemplares al d¨ªa (cada peri¨®dico cuesta 100 francos CFA, unos 15 c¨¦ntimos de euro), y los m¨¢s demandados son L¡¯Observateur, Le Quotidien y Le Soleil. ¡°La demanda se multiplica cuando se habla de pol¨ªtica, eventos o sucesos. ?Durante el Ramad¨¢n la gente lee mucho, tiene mucho tiempo!¡±, explica Diakhat¨¦. ¡°Antes se vend¨ªan tambi¨¦n t¨ªtulos extranjeros ¡ªfranceses sobre todo pero tambi¨¦n alemanes, ingleses y espa?oles¡ª, pero ahora es dif¨ªcil tener acceso incluso en Dakar¡± afirma. La demanda era escasa, ¡°m¨¢s por agradar a los turistas¡±, afirma.

Tambi¨¦n tiene revistas de moda y de negocios, algunos ejemplares de semanarios sobre actualidad africana y una estanter¨ªa con novelas rom¨¢nticas y otros libros que van cogiendo polvo con los meses, pues son poco demandados.

La mercanc¨ªa llega de Dakar cada ma?ana: hasta hace un a?o, la Agencia de Distribuci¨®n de Prensa (filial senegalesa de la parisina Presstalis) gestionaba la distribuci¨®n, pero ahora est¨¢ en manos del grupo nacional de Le Soleil. Se hace el pedido, se recibe y vende, pero se paga una semana despu¨¦s, ya que el excedente se recupera y eso hace que se pierda un peque?o porcentaje del coste.

A las dos de la tarde, Alioune echa el cierre: por la tarde las noticias est¨¢n casi caducadas y ya nadie compra la prensa. Adem¨¢s, le gusta pasar tiempo con sus hijos adolescentes y acompa?arlos a k¨¢rate: ¡°por ahora eso es lo que les gusta, pero no descarto que se vengan conmigo si no encuentran otra cosa¡±, sonr¨ªe.

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