El fin de ¡®Chim¨¦rica¡¯
Dos aspirantes a caudillos pelean por la primac¨ªa mundial: Donald Trump y Xi Jinping. Entre ambos se ha instalado una l¨®gica de competencia de suma cero mientras Europa intenta mantenerse neutral
La escalada en la rivalidad entre China y Estados Unidos est¨¢ marcando el inicio de un mundo bipolar. Mientras que las ¨²ltimas semanas han estado definidas principalmente por una cooperaci¨®n entre las potencias l¨ªderes, las pr¨®ximas estar¨¢n signadas por una competici¨®n de suma cero. La globalizaci¨®n y la profundizaci¨®n de los lazos entre los pa¨ªses ya est¨¢n dando lugar a lo que eufem¨ªsticamente se ha dado en llamar ¡°desacople¡±. Los pa¨ªses y las regiones se est¨¢n organizando en unidades econ¨®micas y geopol¨ªticas m¨¢s peque?as bajo la apariencia de ¡°recuperar el control¡±.
Todas estas tendencias est¨¢n a la vista en la lucha por el gigante tecnol¨®gico chino Huawei, una multinacional que compra componentes a Estados Unidos, Europa, Brasil y otros lugares, vende sus productos en 170 pa¨ªses y est¨¢ liderando la expansi¨®n de las redes 5G en muchas partes del mundo. Hasta hace poco, las empresas occidentales apreciaban los productos de alta calidad y bajo costo de Huawei; su presencia manten¨ªa a las empresas tecnol¨®gicas estadounidenses y europeas siempre atentas.
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Pero ahora, la prohibici¨®n de la Administraci¨®n de Trump a las ventas de componentes esenciales a Huawei por parte de firmas norteamericanas, y su presi¨®n sobre los aliados estadounidenses para que hagan lo mismo, parece haber disparado un retroceso a gran escala de la globalizaci¨®n. Si Huawei y otros ¡°paladines¡± chinos han de sobrevivir, deben poner fin a su dependencia de Estados Unidos en materia de cadena de suministro.
Es m¨¢s, las advertencias de la Administraci¨®n de Trump sobre un posible espionaje chino han instado a muchas universidades norteamericanas a romper lazos con empresas e instituciones educativas chinas. Las empresas nuevas estadounidenses est¨¢n rechazando inversi¨®n china, o las obligan a no aceptarla. No sorprende que Huawei reporte que sus ventas de tel¨¦fonos inteligentes en el exterior hayan ca¨ªdo el 40%. Ahora espera perder 30.000 millones de d¨®lares (26.500 millones de euros) en ingresos en los pr¨®ximos dos a?os.
Detr¨¢s del conflicto sino-norteamericano hay dos aspirantes a caudillos que compiten por primac¨ªa: el presidente de EE?UU, Donald Trump, y el presidente chino, Xi Jinping. Cada uno ha perseguido una agenda de rejuvenecimiento nacional y cambiado la postura de su pa¨ªs en el mundo. Trump cree que EE?UU sufre una ca¨ªda relativa porque se beneficia menos que otros del actual orden global. Convencido de que en tanto China se vuelve m¨¢s fuerte EE?UU necesariamente se vuelve m¨¢s d¨¦bil, ha lanzado una campa?a de ¡°destrucci¨®n creativa¡±, que mina a instituciones como la Organizaci¨®n Mundial de Comercio y la OTAN, y desecha alianzas comerciales como el Acuerdo Transpac¨ªfico de Cooperaci¨®n Econ¨®mica (TPP por sus siglas en ingl¨¦s). La idea es obligar a cada uno de los pa¨ªses a entrar en renegociaciones bilaterales con EE?UU mientras este todav¨ªa est¨¦ en condiciones de fijar los t¨¦rminos.
La revoluci¨®n tecnol¨®gica que contempla China consumar¨ªa la transformaci¨®n del pa¨ªs en una dictadura de los datos
Por su parte, Xi ha reformulado el sistema chino y ha puesto su sello en la pol¨ªtica econ¨®mica y exterior. A trav¨¦s de su idea Hecho en China 2025, espera lograr que el pa¨ªs asi¨¢tico pase de ser una econom¨ªa industrial de poca tecnolog¨ªa a convertirse en un l¨ªder global de tecnolog¨ªas de punta como la inteligencia artificial (IA). Aparentemente, su plan implica adquirir tecnolog¨ªa y conocimiento occidental y luego expulsar a las empresas occidentales del mercado chino.
La revoluci¨®n tecnol¨®gica que contempla Xi consumar¨ªa la transformaci¨®n de China en una dictadura de los datos. El poder del Partido Comunista Chino estar¨¢ garantizado por un estado de vigilancia del siglo XXI, que hoy se est¨¢ poniendo a prueba en la provincia de Xinjiang, donde por lo menos un mill¨®n de musulmanes uigures chinos est¨¢n detenidos en campos de concentraci¨®n. Y, m¨¢s all¨¢ de las fronteras de China, Xi espera utilizar un bill¨®n de d¨®lares en inversi¨®n de infraestructura transnacional ¡ªsu famosa Iniciativa Un Cintur¨®n, Una Ruta (BRI)¡ª para establecer una esfera de influencia china que atraviese Eurasia, ?frica y la cuenca del Pac¨ªfico.
Pero mientras que Trump y Xi han alterado el statu quo dom¨¦stico en sus respectivos pa¨ªses, sus agendas geoestrat¨¦gicas simplemente han acelerado los desarrollos que ya estaban en marcha. Desde un punto de vista econ¨®mico, el equilibrio global de poder ha venido pasando de Washington a Pek¨ªn tornando inevitable la competencia. Lo que ha cambiado es que la relaci¨®n entre EE?UU y China ya no es un acuerdo complementario entre econom¨ªas desarrolladas y en desarrollo. Ahora que China y EE?UU cada vez m¨¢s compiten por el mismo premio, se ha instalado una l¨®gica de competencia de suma cero. Chim¨¦rica ya no existe.
Este cambio ha resultado un shock para los europeos, que ahora deben preocuparse por no convertirse en un animal atropellado en un juego de la gallina sino-norteamericano. Una encuesta reciente del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores sugiere que la mayor¨ªa de los europeos ¡ªinclusive el 74% de los alemanes, el 70% de los suecos y el 64% de los franceses¡ª preferir¨ªa mantenerse neutral.
Estas conclusiones sin duda favorecen a los chinos. En 2003, cuando EE?UU invadi¨® Irak, China empez¨® a buscar incursiones diplom¨¢ticas en Europa. La raz¨®n, me explic¨® el influyente acad¨¦mico chino Yan Xuetong, era que ¡°cuando vayamos a la guerra con Estados Unidos, esperamos que Europa por lo menos se mantenga neutral¡±. Es por eso que no resulta sorprendente que Xi y el primer ministro chino, Li Keqiang, se hicieran presentes en Davos y en la Conferencia de Seguridad de M¨²nich, presionando por el multilateralismo. La esperanza, claramente, es introducir una cu?a entre Europa y un EE?UU gobernado por la Administraci¨®n ¡°Estados Unidos primero¡± de Trump.
Los europeos quieren vivir en un sistema multilateral donde las decisiones tengan reglas y haya alianzas tradicionales
Pero la neutralidad no es una opci¨®n para los europeos. Mientras EE UU y China se desacoplan, ambas partes le pedir¨¢n a Europa que tome partido. Es m¨¢s, los europeos han comenzado a tomar nota de la amenaza planteada a sus propias empresas por el modelo econ¨®mico de capitalismo de Estado y mercado cerrado de China. Un documento reciente de la Comisi¨®n Europea se refiere a China como un ¡°rival sist¨¦mico¡± y propone un nuevo mecanismo para monitorear la inversi¨®n china.
El problema es que mientras que las relaciones de Europa con China se est¨¢n enfriando, lo mismo sucede con sus v¨ªnculos con EE?UU. Los europeos quieren vivir en un mundo multilateral donde las decisiones est¨¦n guiadas por reglas y donde se observen las alianzas tradicionales. Trump y Xi quieren algo completamente distinto.
Afortunadamente, si bien los votantes europeos se han mantenido pasivos, la UE y los Gobiernos europeos clave han estado pensando m¨¢s en la soberan¨ªa europea. Cada vez es m¨¢s generalizada la idea de que si Europa no tiene sus propias competencias en IA y otras tecnolog¨ªas, los valores europeos apenas van a importar.
La cuesti¨®n, entonces, es c¨®mo proteger la soberan¨ªa europea frente a las sanciones secundarias de EE?UU, las inversiones chinas y otras fuentes de coerci¨®n externas. La respuesta no es obvia. Pero si Europa tiene ¨¦xito, podr¨ªa convertirse en una potencia de igual relevancia en un mundo tripolar, y no simplemente en una marioneta en un juego que juegan Trump y Xi.
Mark Leonard es director del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
? Project Syndicate, 2019. www.project-syndicate.org
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