Muerte sospechosa
El Gobierno de Maduro debe aclarar y depurar responsabilidades sobre la muerte en prisi¨®n del capit¨¢n Acosta
El Gobierno de Nicol¨¢s Maduro est¨¢ obligado a explicar y depurar responsabilidades sobre las circunstancias de la muerte del capit¨¢n de corbeta, Rafael Acosta Ar¨¦valo, fallecido este fin de semana mientras se encontraba detenido por los servicios secretos del r¨¦gimen.
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No ayuda el hecho de que diferentes autoridades venezolanas ¡ªel Ejecutivo, el Ministerio de Defensa y la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica¡ª difundieran, pasado un d¨ªa de la muerte, versiones contradictorias sobre el tratamiento judicial del caso y las investigaciones que se est¨¢n realizando.
Acosta hab¨ªa desaparecido el pasado 21 de junio, junto a otros tres militares ¡ªdos de ellos retirados¡ª y dos miembros de la polic¨ªa. Fue detenido en un centro comercial por agentes del servicio secreto venezolano sin orden judicial alguna. Cuando finalmente fue presentado ante un tribunal, lo hizo en silla de ruedas, con las u?as ensangrentadas y graves dificultades para hablar. El juez orden¨® internarlo en un hospital militar, donde falleci¨®.
La muerte del militar venezolano, adem¨¢s de una tragedia personal y un esc¨¢ndalo nacional e internacional, es un nuevo obst¨¢culo para el di¨¢logo que debe desbloquear la peligrosa situaci¨®n que vive Venezuela, con un presidente encargado, Juan Guaid¨®, respaldado por la Asamblea Nacional y la comunidad internacional, y Nicol¨¢s Maduro, quien se niega a abandonar el poder donde permanece apuntalado por las milicias civiles bolivarianas y el Ej¨¦rcito.
Son precisamente las Fuerzas Armadas las que se han convertido en la clave para facilitar ¡ªo no¡ª una salida pac¨ªfica a la crisis institucional. El apoyo de la c¨²pula castrense es fundamental para sostener a Maduro, pero es imposible que sus miembros consigan alg¨²n tipo de garant¨ªa sobre su situaci¨®n personal en el futuro, dado que los cr¨ªmenes contra la humanidad y los delitos de blanqueo de capitales no prescriben. Los altos jefes del Ej¨¦rcito prefieren este escenario de estancamiento mientras la situaci¨®n social sigue degrad¨¢ndose y la labor de reconstrucci¨®n de la Venezuela poschavista se antoja muy complicada.
Pero en las grandes crisis las fotos nunca son fijas y, por tanto, no resulta raro que dentro de las filas del Ej¨¦rcito comience a cundir el descontento ante un estado de cosas que causa tanto la ruina del pa¨ªs como el desprestigio de la instituci¨®n. La muerte del capit¨¢n Acosta muestra que hasta los integrantes de las Fuerzas Armadas est¨¢n en el punto de mira del aparato represivo del r¨¦gimen. Este sigue teniendo dos grandes cuentas pendientes: la liberaci¨®n inmediata de los presos pol¨ªticos y la convocatoria de elecciones libres.
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