Una colleja al se?or alcalde
No viene a cuento el miedo a un discurso radical porque la defensa del aire limpio pone la raz¨®n de nuestra parte
Y antes de jubilarse, como colof¨®n chimp¨®n, el se?or nuncio del Vaticano dijo que en Espa?a andamos resucitando a Franco sin atender a los problemas de los vivos. Estuvo muy en la onda dicho nuncio de lo que dijo Aznar, al declarar que era rid¨ªculo hablar de exhumaciones y no de lo m¨¢s urgente, por ejemplo, la inteligencia artificial. Es mentar a Franco y ponerse la derecha a la tarea de enumerar los desaf¨ªos de nuestro tiempo. Dejemos de hablar de identidades y enfrentemos las cuestiones sociales, dicen. Y eso hacen, cuando llegan al poder, esquilman lo p¨²blico para entregarlo a manos privadas.
El caso es que cuando se ven en la tesitura de coger ese toro de los dichosos desaf¨ªos del futuro por los cuernos echan a correr que se las pelan hacia el pasado. Mi impresi¨®n es que el alcalde de Madrid, ese tipo al que los medios definen como empecinado solter¨®n y simpaticote, est¨¢ en estos d¨ªas echando furiosamente de menos los restos del general. Al fin y al cabo, esta controversia, como cualquier otra referida a las asignaturas pendientes de la memoria hist¨®rica (cuya oficina el nuevo Ayuntamiento cerrar¨¢), es f¨¢cil de manejar por una derecha que se recrea en la suerte de calificar a la izquierda de revanchista, pero que no sabe c¨®mo encarar uno de esos debates correosos que llevan camino de beatificar a Manuela Carmena y de pintar como un perfecto chisgarab¨ªs al nuevo regidor. Hablo de Madrid Central.
Ha sido tan contumaz la campa?a de la derecha a favor del tr¨¢fico en esta pobre ciudad que viste boina manchega hasta en verano que ahora no le queda m¨¢s remedio a Mart¨ªnez-Almeida que defender el aire sucio en aras de la supuesta libertad de la ciudadan¨ªa. En mi opini¨®n, Madrid Central era una medida urgente para rebajar el nivel de contaminaci¨®n pero en ning¨²n caso radical, sino en consonancia con lo que es ya una realidad en las grandes ciudades europeas. Se ve que el nuevo alcalde contaba con el apoyo de esos ciudadanos a los que el pasado les importa una mierda, pero la salud de sus contempor¨¢neos tambi¨¦n. Pero tal vez algo est¨¢ cambiando. Espa?a ha sido un pa¨ªs rocoso y cerril a la hora de asumir cualquier pensamiento ecologista: la derecha asume el discurso de la libertad individual y la izquierda ha priorizado demasiado tiempo su defensa de la producci¨®n por encima del medioambiente, pero ocurre que ya no hay manera de eludir lo obvio: en el mejor de los casos, sabremos entender que nuestra forma de vida debe cambiar; en el peor, vencer¨¢ la codicia promovida por esta coincidencia temible de l¨ªderes brutales dispuestos a destruir el planeta en pro de beneficios econ¨®micos inmediatos.
De momento, y a un nivel puramente dom¨¦stico, los defensores del aire limpio hemos conseguido una humilde victoria: un juzgado ha reactivado Madrid Central para evitar que la contaminaci¨®n aumente sin control alguno. Una peque?a pero significativa colleja al alcalde campechano que ha comenzado su andadura sin entender que incluso un gobierno de distinto signo debiera ser capaz de admitir lo que bien hecho estuvo. Pero la propia estrategia de llegar a ese poder que hoy ostenta Mart¨ªnez-Almeida hace temer lo peor. Tambi¨¦n lo mejor de una ciudadan¨ªa dispuesta a oponerse a la barbarie desde el primer d¨ªa en la calle. Esperamos que esa actitud combativa suceda tambi¨¦n dentro del Ayuntamiento. No viene a cuento el miedo a un discurso radical porque la defensa del aire limpio pone la raz¨®n de nuestra parte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.