Sin m¨¢scaras, sin subterfugios, sin ret¨®rica
LOS ROTULADORES SE inventaron porque no hay caca suficiente en el mundo para ensuciarlo todo, pero tambi¨¦n porque no existen artilugios para dispensarla sin mancharse los dedos. Lo que de verdad les habr¨ªa gustado a las personas que han tiznado la cabina de tel¨¦fono de la foto es cagarse en ella. Pero se trataba sin duda de gente pudorosa, incapaz de bajarse los pantalones en medio de la calle. De ah¨ª que tuvieran que recurrir al suced¨¢neo de la tinta. Esta es una de las ventajas de la cultura: su capacidad para reprimir los instintos m¨¢s bajos. El espect¨¢culo que tienen ante sus ojos, pues, proviene de los m¨¢s altos.
Como tengo un pensamiento positivo, esto es lo que se me ocurre cuando veo una pared llena de grafitis: que nos hemos librado, gracias al sistema educativo, de que est¨¦ llena de mierda, lo que constituye un avance en la historia de la humanidad. Deber¨ªamos felicitarnos por ello, sobre todo cuando uno adivina, bajo ese amor por el garabato, una pulsi¨®n art¨ªstica. Y aqu¨ª parece haberla. F¨ªjense, si no, en la sutileza de las l¨ªneas, en la profundidad del mensaje y en la fiereza con la que se transmite. Los artistas responsables del cuadro han puesto, nunca mejor dicho, sus entra?as a la vista del p¨²blico. Se aprecia en cada uno de los trazos una voluntad de desnudarse, de mostrarse ante el mundo sin m¨¢scaras, sin subterfugios, sin ret¨®rica. Por si fuera poco, han respetado la posici¨®n del auricular, que contin¨²a colgado en su sitio, por si en una de esas sonara el tel¨¦fono y se tratara del director de una galer¨ªa dispuesto a ofrecerles una exposici¨®n.?
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