Las fot¨®grafas que retratan el mundo a trav¨¦s de una lata de caf¨¦
Luz, tiempo, papel y un recipiente perforado definen la fotograf¨ªa estenopeica de Lola Barcia y Marinela Forcadell
Lola Barcia y Marinela Forca?dell solo necesitan dos palabras para definir la fotograf¨ªa estenopeica. B¨¢sica, porque se lleva a cabo con los elementos esenciales: una caja cerrada con una peque?a perforaci¨®n, papel fotogr¨¢fico, luz. Y m¨¢gica, porque lo fotografiado es una inc¨®gnita hasta el momento del revelado. La luz y el tiempo son las leyes por las que se rige esta artesanal disciplina, de la que Barcia y Forcadell, apodadas art¨ªsticamente como fotolateras, han hecho un estilo de vida.
Hacen fotos, pero tambi¨¦n ense?an a hacerlas, divulgando una filosof¨ªa que implica el regreso a la calma en tiempos de urgencia y la pasi¨®n por lo anal¨®gico en la dictadura de lo digital. Sus inicios se remontan a hace m¨¢s de una d¨¦cada, cuando empezaron a enlatar monumentos de Valencia y Castell¨®n. Tambi¨¦n retrataron personas, y como la inmovilidad del modelo es una de las reglas sagradas en lo estenopeico ¡ªde ah¨ª la frase ¡°el que se mueva no sale en la foto"¡ª, incluso consiguieron captar al est¨¢tico Leonard Cohen en el FIB de 2008 cuando colocaron sus latas en el foso de los reporteros gr¨¢ficos.
Hoy, las fotolateras recorren el planeta enlatando ciudades y aquello que las hace singulares. ¡°Buscamos sobre todo iconos urbanos. Nos atraen los centros de culto de cualquier religi¨®n, las viviendas, los cementerios, las fortalezas, las obras de ingenier¨ªa¡±. A los agentes de seguridad del Krem?lin, sus herramientas de trabajo ¡ªlatas de t¨¦ o caf¨¦ vac¨ªas y perforadas¡ª les parecieron sospechosas. ¡°Solemos viajar con unas 40 unidades; son como matrioshkas, unas dentro de otras. Llevamos cubetas, luz roja y l¨ªquido para revelar¡±. Pero lograron que esas mismas latas burlaran los f¨¦rreos controles de seguridad estadounidenses, y hoy Broadway, Wall Street o la Estatua de la Libertad forman parte de una colecci¨®n que tambi¨¦n incluye la plaza de San Marcos de Venecia, el templo de Adriano en ?feso (Turqu¨ªa) o el puente de Lisboa. Im¨¢genes donde, en ocasiones, el polvo adherido al papel fotosensible aporta una sensaci¨®n espectral.
Sus fotograf¨ªas han dado pie a exposiciones en Berl¨ªn y Tokio, adonde viajaron invitadas por el Instituto Cervantes para impartir tambi¨¦n un curso. ¡°Hicimos fotos bajo la nieve, y eso requiere un tiempo de exposici¨®n con el que nunca antes hab¨ªamos trabajado. Las reacciones de la gente a medida que va apareciendo la imagen en el papel durante el revelado son incre¨ªbles porque hasta que llega ese momento nunca sabes lo que ha captado la c¨¢mara¡±.
Recuerdan a su alumnado japon¨¦s revelando en completo silencio como contraposici¨®n a los gritos de alegr¨ªa de 140 adolescentes napolitanos a los que tambi¨¦n ense?aron a enlatar el mundo que nos rodea. En un colegio de Valencia aprendieron que adem¨¢s pod¨ªan abrir nuevas puertas a chavales que viven persiguiendo se?ales de wifi. ¡°Descubren que hay otra manera de mirar y, de repente, llega un ni?o y te dice que le gustar¨ªa dedicarse a esto¡±.
Las reclusas de la prisi¨®n valenciana de Picassent celebran sus cursos. En un contexto en el que las c¨¢maras y los m¨®viles est¨¢n totalmente prohibidos, las alumnas ejercen, de manera excepcional, tambi¨¦n como modelos. ¡°Siempre empleamos t¨¦rminos relativos a la cocina en las clases porque el tiempo y los ingredientes son esenciales en este trabajo¡±. A fuego lento, cocinan im¨¢genes que nos descubren otra manera de relacionarnos con la realidad.
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