El refugio de Marco Antonio y Cleopatra
Las ruinas de ?feso, en la costa turca, dan fe de un antiguo esplendor
Efeso era en el siglo I de la era cristiana capital de la provincia romana de Asia -moderna y cosmopolita, confortable y hermosa, donde conviv¨ªan varias razas, lenguas y religiones-, y antes hab¨ªa sido una de las urbes m¨¢s pujantes de Oriente. Gracias, en buena medida, a ser hogar de la diosa madre. Las estatuas de Artemisa que hoy vemos en el Museo de ?feso la muestran acorazada con lo que se pensaba eran peque?as ubres y ahora se estima son test¨ªculos de toro (los que en su honor se sacrificaban); se toca y enjoya la diosa con animales, sobre todo abejas, el s¨ªmbolo de ?feso (tambi¨¦n el enjambre se rige por una organizaci¨®n matriarcal), y, para rizar el rizo, los eruditos cl¨¢sicos relacionaban la fundaci¨®n de ?feso con el mito de las amazonas. Femineidad por todas partes.
El templo de Artemisa en ?feso, el Artemision, era una de las siete maravillas del mundo, seg¨²n Estrab¨®n: el templo de m¨¢rmol m¨¢s grande jam¨¢s labrado. Se asomaba al mar sobre un z¨®calo de p¨®rticos y jardines; ahora el mar se ha retirado una legua larga, y apenas queda huella del magn¨ªfico edificio en el que hab¨ªan trabajado figuras tan cotizadas como Scopas o Fidias. Hubo, claro est¨¢, sucesivas construcciones; la que vio en el siglo VI antes de Cristo el fil¨®sofo y convecino Her¨¢clito no fue la misma que quiso financiar Alejandro Magno dos siglos despu¨¦s o la que pudo acoger las s¨²plicas apuradas de Marco Antonio y Cleopatra cuando estaban ya en retirada acosados por Octavio al filo de la era cristiana.
Una casa en la colina
Cuando narra san Lucas en los Hechos de los ap¨®stoles los disturbios provocados por la predicaci¨®n de san Pablo en ?feso, nada dice de dos protagonistas cristianos que estaban viviendo en la ciudad, san Juan y la madre de Jes¨²s. Ambos hab¨ªan salido de Jerusal¨¦n cuatro o cinco a?os despu¨¦s de la ejecuci¨®n de su pariente, y se hab¨ªan instalado primero junto al puerto, luego en una casita m¨¢s retirada, en la colina. Cuando Mar¨ªa muri¨®, la enterraron all¨ª mismo, en ?feso. Cuando san Pablo (que hab¨ªa predicado en esa comunidad unos tres a?os) fue decapitado en Roma en el a?o 64, san Juan se hizo cargo de la iglesia de ?feso; viaj¨® y predic¨® por la regi¨®n, lleg¨® hasta Roma, donde fue arrestado, le exiliaron a la isla de Patmos (donde escribi¨® el Apocalipsis) y regres¨®, anciano ya, a ?feso, donde escribi¨® el ¨²ltimo de los evangelios can¨®nicos, el m¨¢s abstracto o teol¨®gicamente elaborado.
Al morir, tambi¨¦n fue enterrado en ?feso. Sobre su tumba se erigi¨® un santuario -lo que entonces se dec¨ªa un martyrium, equivalente cristiano del heroon griego-. El sepulcro de san Juan ya era muy venerado en el siglo IV; por entonces, la espa?ola Egeria se propon¨ªa ir a visitarlo, seg¨²n las ¨²ltimas l¨ªneas que nos han llegado de su correspondencia. Un par de siglos m¨¢s tarde, el emperador Justiniano reh¨ªzo todo y levant¨® una bas¨ªlica empleando fustes y sillares del Artemision (tambi¨¦n envi¨® algunos a Santa Sof¨ªa de Constantinopla). Esta bas¨ªlica bizantina era tan espl¨¦ndida o m¨¢s que la primitiva de San Pedro en Roma. Cuando al cabo de los siglos llegaron los otomanos, la convirtieron en mezquita, y en el siglo XIV la arruin¨® un terremoto. La restauraci¨®n que a¨²n se lleva a cabo permite hacerse idea de su grandeza.
En cuanto a la madre de Jes¨²s, el haber ido a parar a ?feso tuvo su miga. En el siglo IV se levant¨® un templo sobre su casa o su tumba, siendo ¨¦ste el primer templo que se erig¨ªa en su honor. Y en ¨¦l precisamente, en el a?o 431, se reun¨ªa el tercer concilio ecum¨¦nico, convocado por el emperador Teodosio (segoviano, nacido en Coca, tal vez la citada Egeria fuera de su estirpe). Lo que all¨ª se decidi¨® es que Mar¨ªa era madre de Dios. Llov¨ªa sobre mojado. Toda la devoci¨®n y simpat¨ªa at¨¢vicas de la ciudad hacia la diosa madre se vert¨ªan ahora sobre la madre de Dios; es innegable, en este sentido, que la Virgen Mar¨ªa suced¨ªa en la costumbre del afecto a la antigua Artemisa de los efesios. La iglesia sigue all¨ª, en ruinas, pero utilizada en cultos ocasionales.
Otra historia muy curiosa es la de la casa de la Virgen. En 1878 se publicaban las revelaciones que hab¨ªa tenido una monja alemana, Catherine Emmerich; sin haber salido jam¨¢s de su pueblo, describ¨ªa con pelos y se?ales c¨®mo fue la casa de Mar¨ªa en ?feso y el lugar donde se hallaba. Siguiendo los detalles de tales visiones, excavaron en una colina y encontraron la casa. Los esc¨¦pticos arguyen que basta escarbar medio palmo por toda aquella zona para que aparezca alguna construcci¨®n antigua. El caso es que se reh¨ªzo all¨ª una casita de dos piezas, Juan XXIII y luego Pablo VI y Juan Pablo II acudieron como peregrinos: la casa de la Virgen pasaba a ser un centro de turismo religioso tan concurrido como lo puedan ser otras ruinas menos sospechosas de la ?feso pagana.
Ruinas no faltan, desde luego. La ciudad fue perdiendo consistencia, a pesar de los trabajos de Justiniano. Por esa ¨¦poca, los vecinos hab¨ªan ido abandonando el casco primitivo y asent¨¢ndose en la colina donde se alzaba el templo de San Juan (incluso se llam¨® entonces la poblaci¨®n Agios The¨®logos, en honor del evangelista). Cuando asomaron por all¨ª los otomanos encontraron un pueblo peque?o que tomaron sin problemas. El viajero ¨¢rabe Ibn Batuta todav¨ªa alcanz¨® a ver viva la ciudad. Pero tras el primer periodo otomano, ?feso qued¨® totalmente abandonada. A escasa distancia se encuentra ahora la poblaci¨®n de Sel?uk. Recoleta, provinciana y agradable, convertida, como era de temer, en un zoco sin fin para los muchos turistas que van a visitar el yacimiento antiguo.
La invenci¨®n art¨ªstica
Aunque ¨¦ste s¨®lo se ha excavado en parte, ya eso resulta abrumador. En la falda de colinas que antes se mojaban en el mar se recuestan puertas y murallas, esqueletos de templos y fuentes monumentales, gimnasios (algo as¨ª como internados, con instalaciones deportivas, pero tambi¨¦n aulas), viviendas con frescos en sus muros, calles y p¨®rticos solados con mosaicos. Una ciudad de lujo asi¨¢tico, literalmente. No olvidemos que en esa regi¨®n de Jonia se invent¨® el orden j¨®nico, frente a la austeridad del d¨®rico, y que tambi¨¦n fue all¨ª donde el arte helen¨ªstico alcanz¨® su paroxismo. Buena prueba de ello son algunos edificios labrados con minucia de orfebre; tal es el caso de la c¨¦lebre biblioteca de Celso o el templo de Adriano. El teatro en el que estuvieron a punto de linchar a san Pablo y compa?¨ªa puede acoger, sentados, a unos 24.000 espectadores. El museo, que est¨¢ en el pueblo actual de Sel?uk, completa la visi¨®n de la que fuera una urbe capital de nuestra cultura, un lugar de ensamblaje entre el pensamiento griego y la creencia cristiana, a lo que se le suma la herencia isl¨¢mica y la c¨¢lida seducci¨®n mediterr¨¢nea.
GU?A PR?CTICA
- Prefijo telef¨®nico: 00 90. Moneda: lira turca (un euro equivale a 1,5 millones de liras turcas). Poblaci¨®n: 65 millones de habitantes. En Sel?uk (poblaci¨®n donde se encuentra el recinto arqueol¨®gico de ?feso) viven alrededor de 50.000 habitantes.
- L¨ªneas A¨¦reas Turcas (915 48 72 30) vuela desde Madrid a Izmir v¨ªa Estambul a partir de 375 euros ida y vuelta m¨¢s tasas; desde Izmir se llega a Sel?uk en autocar. Hay buen servicio y el viaje dura casi una hora. - L¨ªneas Mar¨ªtimas Turcas. Desde Venecia (00 39 41 52 08 81 91) y Brindisi (00 39 831 56 86 33) parten transbordadores a la costa turca, sobre todo al puerto de Izmir. Desde las islas griegas como Chios, Samos y Lesbos tambi¨¦n hay salidas a Izmir. - Cruceros. Existen cerca de una decena de cruceros para visitar ?feso durante un recorrido por las islas griegas. Entre ellos se recomienda Festival Cruceros, que llega al puerto turco de Kusadasi.
- Hotel Club Ephesus Princess (232 893 10 11). Pamucak-Sel?uk-Izmir. 90 euros la habitaci¨®n doble y pensi¨®n completa para dos personas. - Surmeli Efes (232 893 10 96). Efes Antik Sehir. Sel?uk-Izmir. 66 euros la doble y media pensi¨®n para dos. - Hitit Hotel (232 892 60 75). Aydin Asfalti. Sel?uk-Izmir. 69 con desayuno.
- Hitit (232 892 69 20). Atat¨¹rk Cad. Unos 4 euros la comida con vino. - Efes G¨¹nhan (232 892 22 91). Efes Hasabelari Alt Kapi. Unos 5 euros.
- Oficina de informaci¨®n de la Embajada de Turqu¨ªa en Madrid (915 59 70 14; www.turquia.net y www.turqu¨ªa.com). - www.aturquia.com/sitios/efeso.htm para buscar la historia de ?feso y fotograf¨ªas del lugar arqueol¨®gico.
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