Voxfobia
Hay en Espa?a una generaci¨®n de dirigentes liberales que quiere mandar en las instituciones no solo sin saber con qu¨¦ apoyos, sino ofendi¨¦ndose si se lo dicen
Tiene raz¨®n Santiago Abascal cuando denuncia que los partidos de la derecha est¨¢n marginando a Vox, m¨¢s all¨¢ del peliculero uso que Abascal hace de la palabra apartheid, si bien es conocida la tentaci¨®n espa?ola de equiparar sus problemitas dom¨¦sticos a los grandes dramas de la humanidad. Tiene tambi¨¦n raz¨®n Santiago Abascal cuando les hace ver a sus colegas Pablo Casado y Albert Rivera, sobre todo a este ¨²ltimo, que en todos los lugares en los que quieren gobernar necesitan a Vox, y fingir que no existe no arregla el problema sino que lo agrava pol¨ªtica y moralmente.
Tiene, en fin, raz¨®n Santiago Abascal, y no descarto escribir un ensayo con ese t¨ªtulo, cuando sospecha que el papel de su partido es el de monstruo necesario, alguien con quien verse y pactar en secreto para ser negado en p¨²blico entre grandes aspavientos de decencia, especialmente Rivera, que no quiere saber nada de la extrema derecha salvo sus votos, o sea todo; especialmente Villac¨ªs, que debe de pensar que es vicealcaldesa de Madrid por obra y gracia de una concienciada dirigente del Partido Dem¨®crata de Estados Unidos, no de Javier Ortega Smith; especialmente todos aquellos dign¨ªsimos dirigentes liberales que quieren mandar no solo sin saber con qu¨¦ apoyos, sino ofendi¨¦ndose si se lo dicen.
Tiene, por tanto, raz¨®n Abascal en decir que Vox puede renunciar al poder y hasta dejarse enga?ar como en Madrid, donde un pacto ¡°discreto¡± les promet¨ªa concejal¨ªas que no les dieron (tiene gracia que Abascal, defraudado por el PP, se marchase para montar otro partido con el que seguir siendo defraudado por el PP, esta vez a lo grande). Y m¨¢s raz¨®n tiene ¡ªAbascal, qui¨¦n si no¡ª cuando anuncia que lo que Vox quiere de PP y Ciudadanos es visibilidad para aquellos que no son mayor¨ªa ni hegem¨®nicos, que son diversos, esos que a ojos de los dem¨¢s se perciban diferentes sin serlo. Frente a sus dem¨®cratas socios, Vox siente que sus derechos no son todav¨ªa reconocidos.
De ah¨ª que Abascal denuncie en la derecha algo parecido a la Voxfobia (he buscado el t¨¦rmino tras escribirlo y hay un uso no ir¨®nico de ¨¦l, vaya sorpresa), que no responde exactamente a las fobias conocidas sino a algo m¨¢s hiriente: el odio hip¨®crita, el rechazo a lo que necesitas contigo. Podr¨ªa decirse que Vox necesita tambi¨¦n su propio desfile de Orgullo si no fuera porque ya lo tuvo en Col¨®n, incluida la foto que no para de querer repetir Abascal para que los votantes que le interesan sepan que sus ideas son homologables p¨²blicamente y est¨¢n legitimadas tanto por Casado, que las legitim¨® desde el primer d¨ªa, como por Rivera, que las legitima cuando al conocer los resultados electorales da por hecho que los del ¡°ya hemos pasao¡± son los suyos. Porque si no lo fuesen, no habr¨ªa pasao ni Dios.
La izquierda espa?ola, que en 48 horas puede ponerse de acuerdo en tumbar un Gobierno y ser incapaz en tres meses de construir otro, visibiliza Vox todos los d¨ªas. Por eso tiene raz¨®n Abascal, c¨®mo no la va a tener, en pretender de los suyos el mismo caso que le hace el adversario. Si los han votado dos millones y medio de espa?oles ha sido, entre otras razones, porque Ciudadanos y PP le dijeron a su electorado que la l¨ªnea roja estaba a su izquierda, ni mucho menos a su derecha, donde no se pod¨ªa decir la palabra ¡°extrema¡±. ?Por qu¨¦ actuar ahora como si lo fueran? Lo ¨²nico que est¨¢ pidiendo Vox, con m¨¢s raz¨®n que un santo, es poder legalizar su matrimonio con PP y Cs. Que se llame matrimonio a lo que efectivamente es. Que apechuguen.
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