La dura infancia que sufri¨® Cayetano Mart¨ªnez de Irujo y la extra?a forma en que ¨¦l educ¨® a sus dos hijos
El quinto v¨¢stago de la duquesa de Alba abri¨® anoche su coraz¨®n en el programa 'Lazos de sangre'
Anoche no fue la primera vez que Cayetano Mart¨ªnez de Irujo se abr¨ªa en canal para hablar de su dura infancia, de la soledad, de la ausencia de sentimiento de pertenencia y de los horrores de crecer en una familia noble donde todo estaba r¨ªgidamente estructurado. Ya lo hab¨ªa hecho, por ejemplo, en una larga entrevista a Vanity Fair en enero de 2017. Entonces confes¨® al periodista Martin Bianchi que ¡°el vac¨ªo que dej¨® mi padre fue enorme¡± (Luis Mart¨ªnez de Irujo y Art¨¢zcoz fue el primera marido de la duquesa de Alba y falleci¨® de c¨¢ncer en 1972 cuando ¨¦l solo ten¨ªa 52 a?os y Cayetano solo nueve). Tambi¨¦n habl¨® por primera vez de una madre que, al contrario que la imagen que ten¨ªa el p¨²blico de ella, era fr¨ªa, ¡°una emperatriz muy lejana¡±.
"?Pero es que a m¨ª no me dejaban ni vestirme! Las 'nannys' no me dejaron hasta los catorce a?os ni elegir la ropa que me ten¨ªa que poner. No te dejaban opinar, no te dejaban hacer, no te dejaban decidir. Cuando yo me empec¨¦ a rebelar me 'inflaban'. Vamos, me 'inflaban'. Me pegaban" Cayetano Mart¨ªnez de Irujo
No fue la primera vez, dec¨ªamos, que ¨¦l hablaba. Pero s¨ª que lo hac¨ªa mirando a c¨¢mara y con los ojos ba?ados en l¨¢grimas. Una escena impensable para un hombre que a menudo la prensa de sociedad ha percibido como alguien fr¨ªo, distante y, en ocasiones, arisco. Ocurri¨® en el programa Lazos de sangre, espacio de RTVE que repasa grandes sagas de Espa?a. Y ayer lo dedic¨®, exclusivamente, a los hermanos Mart¨ªnez de Irujo.
Cayetano es el segundo m¨¢s joven (naci¨® en Madrid en 1963). Tiene por encima a Carlos, Alfonso, Jacobo y Fernando y por debajo a la ¨²nica hermana, Eugenia. En el programa incide en su retrato de una madre (Cayetana Fitz James Stuart, XVIII duquesa De Alba) muy dura, que aunque para el p¨²blico fuese una mujer ¡°simp¨¢tica con la gente y superhumana¡±, era con ellos ¡°implacable¡±. Sin embargo, recuerda a un padre ¡°muy humano, muy padre¡±.
¡°Hablo de ¨¦l todos los d¨ªas y beso su foto todas las noches, por las ma?anas tambi¨¦n¡±, cuenta Cayetano entre l¨¢grimas a los periodistas del programa desde la casa de Arbaizenea en San Sebasti¨¢n, edificio del siglo XIX situado a poca distancia de la playa de la Concha. ¡°Fue un vac¨ªo tan¡ tremendo¡±, a?ade. ¡°No nos dejaron despedirnos de ¨¦l. Hasta que hice una terapia con la psiquiatra pens¨¦ que mi padre me hab¨ªa abandonado. Ella me dijo ¡®est¨¢ contigo¡¯, y yo estuve quince minutos llorando. Me faltaba el aire. He tardado cuarenta a?os en resolver esto¡±.
Luis Mart¨ªnez de Irujo y Art¨¢zcoz falleci¨® en Houston el 6 de septiembre de 1972 debido a una leucemia. ¡°Ahora le doy las gracias, le cuento cosas, intento tener relaci¨®n con ¨¦l¡±, continu¨® Cayetano. ¡°Ahora m¨¢s o menos lo he superado¡ aunque yo creo que no se supera nunca y, sobre todo, en una estructura tan poderosa como era la nuestra, que no pod¨ªas expresarte, que no te explicaban nada. Y encima si ped¨ªas una explicaci¨®n te daban la del tigre¡±.
Cayetano habla de una infancia con grandes lujos y grandes tierras, de vida cotidiana en palacios de interior y vacaciones en palacios de la costa. Pero tambi¨¦n muy dif¨ªcil y solitaria. ¡°Para m¨ª se convirti¨® en un sinsentido estar entre palacio y palacio sin saber qui¨¦n soy¡±.
"No pod¨ªa hacerme mayor, sobre todo morirme, sin arreglar todos mis problemas emocionales sin entender por qu¨¦ lo he pasado tan mal, por qu¨¦ solo ahora estoy empezando a ser una persona feliz en la vida y a aceptar con alegr¨ªa y cari?o lo que me ha tocado"
Cayetano Mart¨ªnez de Irujo
¡°He tenido que hacer muchas terapias de todo tipo porque yo pensaba que mi padre me hab¨ªa abandonado. Me cuesta hablar de ello¡±. Uno de los mayores dolores que relata el hijo de la duquesa De Alba fue que no pudo despedirse de su padre, algo de lo que culpa a su madre. ¡°Mi madre me pidi¨® perd¨®n muchos a?os despu¨¦s por no habernos dejado despedirnos de nuestro padre a Fernando y a m¨ª. Eso fue un error grav¨ªsimo¡±.
¡°Era como una emperatriz en casa¡±, contin¨²a. ¡°Lleg¨¢bamos a decirle buenos d¨ªas y no nos pod¨ªamos ni sentar en la silla que ten¨ªa en su cuarto. Nos saludaba cari?osa, pero lo ¨²nico que hac¨ªa era dar las instrucciones del d¨ªa: ese d¨ªa nos tocaba tenis, nataci¨®n, no s¨¦ qu¨¦, ?adem¨¢s del colegio! ?Todo era una instrucci¨®n! [¡] Mi madre fue un diez en muchas cosas, pero fue hija ¨²nica, no tuvo referencias y no ha sabido gestionar la familia como tal. De ah¨ª ha venido el problema de desuni¨®n que hay¡±.
Cayetano tambi¨¦n detalla c¨®mo nunca tuvo demasiado entendimiento con sus hermanos (¡°No tengo nada que ver con mis hermanos, los tres mayores sobre todo. Es como si metes a un chino entre zul¨²es¡±) ni con el nuevo marido de su madre tras la muerte de su padre, Jes¨²s Aguirre. ¡°Lleg¨® Jes¨²s y me intent¨® someter por la fuerza en el puesto de mi padre¡±. Cuenta que Jes¨²s le quer¨ªa mandar interno y que mantuvo con ¨¦l diversas peleas, pero que antes de su muerte se reconcili¨® con ¨¦l. ¡°Muri¨® en paz y me pidi¨® perd¨®n por todo¡±.
Se fue a un ¡°centro de traumas de infancia¡± en Estados Unidos y all¨ª, durante cinco semanas, entendi¨® el porqu¨¦ de las cosas. ¡°He construido la base de mi vida que no ten¨ªa, era barro l¨ªquido¡±.
"No nos dejaron despedirnos de ¨¦l. Hasta que hice una terapia con la psiquiatra pens¨¦ que mi padre me hab¨ªa abandonado. La psic¨®loga me dijo: ¡®Est¨¢ contigo¡¯ . Y yo estuve quince minutos llorando. Me faltaba el aire. He tardado cuarenta a?os en resolver esto¡± Cayetano Mart¨ªnez de Irujo
Pese a todo, pudo construir su propia familia. Con su exesposa Genoveva Casanova tuvo dos hijos mellizos en 2001, Luis y Amina. Dos hijos a los que intent¨® educar con otros valores y otros m¨¦todos para no cometer los mismos errores de su madre, pero con los que tambi¨¦n reconoce haber cometido sus propios errores.
¡°Estoy haciendo con mis hijos todo lo que no se hizo conmigo. Genoveva me dec¨ªa: ¡®?Los tratas como si fueran demasiado mayores!¡¯. ?Pero es que a m¨ª no me dejaban ni vestirme! Las nannys no me dejaron hasta los 14 a?os ni elegir la ropa que me ten¨ªa que poner. No te dejaban opinar, no te dejaban hacer, no te dejaban decidir. Cuando yo me empec¨¦ a rebelar me inflaban. Vamos, me inflaban. Me pegaban¡±.
Debido a querer educar a dos hijos independientes, v¨¢lidos y valientes, Mart¨ªnez de Irujo reconoce que lleg¨® a vivir con ellos algunas escenas que, repasadas hoy, tienen tintes tragic¨®micos. ¡°Les hac¨ªa unas putadas¡ Les llevaba a Breta?a, donde hab¨ªa un islote lleno de zarzas, y les dejaba con la barca en un lado y los recog¨ªa en el otro. Y los pobres ten¨ªan que ir corriendo entre las zarzas, llorando. ¡®?O vienen aqu¨ª o les dejo pasar la noche all¨ª en la isla, macho!¡¯. Y llegaban todos pinchaos, todos rajaos¡ Les o¨ªamos decir uno a otro: ¡°?Sigue, sigue!¡±. Yo les hac¨ªa esas cosas continuamente, una cosa horrorosa. Y se acuerdan perfectamente de todo¡±.
¡°Me qued¨¦ con ese agujero de padre que ha sido salvaje¡±, recapitula Cayetano, que quiso ser jinete de equitaci¨®n y se ha reconvertido hoy en empresario. ¡°No lo puedo evitar. No pod¨ªa hacerme mayor, sobre todo morirme, sin arreglar todos mis problemas emocionales sin entender por qu¨¦ lo he pasado tan mal, por qu¨¦ solo ahora estoy empezando a ser una persona feliz en la vida y a aceptar con alegr¨ªa y cari?o lo que me ha tocado. Me ha tocado nacer aqu¨ª¡ pues ya est¨¢¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.