14 cosas que hac¨ªan antes nuestros padres y hoy ser¨ªan impensables
El mundo cambia, unas veces evolucionando y otras involucionando. Lo importante es adaptarse a cada ¨¦poca y sobrevivir con dignidad
?Cualquier tiempo pasado fue mejor? No necesariamente. Pero tampoco hay que ser excesivamente cr¨ªtico. Cada generaci¨®n lo hace lo mejor que puede y, en muchos casos, es la deriva de la sociedad la que determina nuestros comportamientos. Esto que aqu¨ª contamos pasaba hace unos a?os. Hoy, es dif¨ªcil que se repita. Ganamos en algunos aspectos, y perdemos en otros...
Antes... los padres convert¨ªan el coche en una 'smoking room'
En diciembre de 2010, el Congreso de los Diputados aprob¨® la conocida como Ley Antitabaco que limitaba el consumo en lugares p¨²blicos como bares, restaurantes y discotecas. Adem¨¢s de otras medidas muy necesarias para prevenir el tabaquismo, como apartarlo de parques infantiles, lugares de ocio y de las cercan¨ªas de los hospitales. Hasta ese momento, Espa?a hab¨ªa sido un pa¨ªs tremendamente amigable para los fumadores: los cigarros formaban parte del d¨ªa a d¨ªa social y tambi¨¦n de la rutina familiar. Los padres fumaban -sin ning¨²n tipo de problema- delante de los ni?os y en los lugares m¨¢s insospechados. Aquellos coches con un aire acondicionado rudimentario (el que lo ten¨ªa), que se convert¨ªan en la versi¨®n primitiva de las salas de fumadores (una idea tan poco brillante) de los aeropuertos. Por no hablar de los despistes al volante que esto puede producir y que la DGT se encarga de advertir y sancionar adecuadamente.?
Antes... era dif¨ªcil hablar de sexo o drogas con los padres
Uno de los grandes temas tab¨² cuando un padre y un hijo hablaban "seriamente" era la droga. Quiz¨¢ por desconocimiento en esta materia de los progenitores. La educaci¨®n en esta materia llegaba de la mano de los mensajes de la Fundaci¨®n de Ayuda contra la Drogadicci¨®n (FAD). Como aquel anuncio de 1992, que en realidad parec¨ªa una pel¨ªcula de David Cronenberg, con un gusano que reptaba hacia unas an¨®nimas fosas nasales. ¡°Ten cerebro, pasa de la coca¡±, era el mensaje final de esa pieza de terror. La indudable fuerza de la campa?a y su forma de calar entre las audiencias, hizo que la propia FAD lo recuperara doce a?os despu¨¦s. Lo mismo que con las drogas suced¨ªa con el sexo, otro tema vetado en la intimidad de los hogares, ya que se confiaba que con las clases de educaci¨®n sexual de los colegios y los anuncios que animaban al uso de preservativos esta materia ya estaba cubierta de sobra.?
Antes... ¡°t¨² a estudiar Medicina o Derecho, y d¨¦jate de bobadas¡±
La cosa estaba clara: si se iba por Letras el destino eran las aulas de la Facultad de Derecho (no sol¨ªa haber nota de corte para entrar); y si el recorrido hab¨ªa tenido lugar por la parte de Ciencias el objetivo eran las de Medicina (siempre que la nota lo permitiera) o Econ¨®micas. Pocos, solo los m¨¢s rebeldes, trataban de escapar de ese dogma familiar tan estricto, que se extend¨ªa mucho m¨¢s all¨¢ de esta decisi¨®n acad¨¦mica. Desde la experiencia, Roberto P¨¦rez G¨®mez, profesor de Matem¨¢ticas en un Instituto p¨²blico de Madrid, aporta su visi¨®n como docente: ¡°No deben guiarse para nada por lo pr¨¢ctico. Una persona pasa tantas horas de su vida en un trabajo que ha de intentar ser en ¨¦l lo m¨¢s feliz que pueda. Pero tampoco han de guiarse solo por los gustos, sino por una mezcla de gustos y aptitudes. Por mucho que algo te guste, si no tienes aptitud para ello es posible que no se llegue al final. Y no confundir con actitud, que es lo que suele pasar. Sin embargo, en la actualidad, cuando terminan 2? de Bachillerato tienen tanta informaci¨®n (y tantos medios a su disposici¨®n para obtenerla) y tanta oferta de universidades y estudios, que muchos se sienten abrumados ante ello.
Antes... las ni?as (y solo ellas) quer¨ªan ser princesas y los ni?os (y solo ellos) quer¨ªan ser pr¨ªncipes
Es un estereotipo, castrante y sexista seg¨²n los expertos, que imped¨ªa, por ejemplo, que los ni?os pudieran vestirse de princesas o las ni?as jugaran al f¨²tbol o a cualquier otro deporte reservado, sin ning¨²n tipo de motivo, para el otro sexo. Un error en el que se ha ca¨ªdo durante tiempo y que se potenciaba desde el mismo momento en que se eleg¨ªa, incluso antes de que hubiera nacido, el color con el que se iba a vestir un beb¨¦. Disney, la megafactor¨ªa que para otras cosas suele potenciar unos modelos de comportamiento m¨¢s cl¨¢sicos, ha sido una de las culpables de que los ni?os quieran ser princesas y que esto comience a estar bien visto. El ¨¦xito de la pel¨ªcula Frozen ha generado fans de ambos sexos que, adem¨¢s, se han liberado de ese rol patriarcal que se supone aparejado a los g¨¦neros y que viene impuesto desde hace tanto (demasiado ya) tiempo. ¡°Yo creo que los roles se han relajado. Antes las ni?as jugaban a mam¨¢s y a princesas porque ese era el rol que se les supon¨ªa cuando fueran adultas. Ahora hay libertad para escoger los juegos, que son mucho m¨¢s unisex. No est¨¢ todo tan encorsetado y las ni?as hacen lo mismo que las ni?os. En cuanto a la ropa, a los peque?os se les permite que opinen sobre c¨®mo quieren ir vestidos y pueden salir con un disfraz a la calle sin que sea Carnaval y sin miedo al qu¨¦ dir¨¢n¡±, afirma Silvia ?lava, doctora en Psicolog¨ªa Cl¨ªnica y de la Salud.
Antes... nuestros padres nos 'castigaban' escuchando cintas de cantautores
En ese viaje de horas y horas de duraci¨®n camino de playa, con olor a tabaco, la banda sonora era el remate para convertir el coche en algo parecido a una maquina medieval pensada para la tortura. En los cabezales de esos reproductores de casetes anal¨®gicos, las cintas TDK hac¨ªan sonar (con una calidad que se podr¨ªa calificar como muy deficiente) los primeros discos de Joaqu¨ªn Sabina (incluido el directo de La Mandragora); un grandes ¨¦xitos de Serrat, con Mediterr¨¢neo como plato fuerte; una selecci¨®n de lo mejor de la etapa emo de Raphael: rancheras cl¨¢sicas cantadas por int¨¦rpretes desconocidos, el protomix de ¨¦xitos horteras de La D¨¦cada Prodigiosa; o una recopilaci¨®n de los mejores temas de Mocedades (luego El Consorcio). ¡°No hab¨ªa espacio para la protesta, y solo hab¨ªa una opci¨®n que consist¨ªa en unirte a tus padres y aprenderte las canciones, al menos los estribillos. Esos viajes explican el motivo de mi odio hacia cierto tipo de m¨²sica, en especial hacia los cantautores contempor¨¢neos¡±, explica Ferr¨¢n, de 43 a?os, y ahora tambi¨¦n padre.
Antes... sal¨ªan los dos rombos y los padres nos mandaban a la cama
Toda una generaci¨®n creci¨® bajo la tensi¨®n de los dos rombos. Aquellos s¨ªmbolos eran mucho m¨¢s que figuras geom¨¦tricas que aparec¨ªan al principio de cada programa, serie o pel¨ªcula. Eran la aut¨¦ntica expresi¨®n de la voluntad de un calificador (quiz¨¢ mejor censor o censores) que decid¨ªa qu¨¦ espacios eran aptos para mayores de 16 a?os (un rombo) o para los mayores de 18 (dos rombos). Su aparici¨®n implicaba que uno cog¨ªa el camino de la cama por voluntad propia, antes de recibir la pertinente orden de los progenitores. Este sistema comenz¨® en 1963 y estuvo vigente m¨¢s de veinte a?os. Es decir, hasta bien entrada la democracia. Los dos rombos sobrevivieron incluso a la Transici¨®n, como guardianes de la moral de los espa?oles, con un criterio bastante arbitrario, donde una serie ten¨ªa dos rombos y al a?o siguiente los perd¨ªa, porque la vida iba muy r¨¢pido y las libertades ped¨ªan paso. Como todo vuelve, la Comisi¨®n Nacional de los Mercados y la Competencia decidi¨® que hab¨ªa que retomar un sistema de calificaci¨®n, pero los ni?os ya no cogen el camino de la cama cuando aparece el rotulito de colores. En la imagen, Alfredo Landa y Lina Morgan en el rodaje de una pel¨ªcula.
Antes... nos dejaban jugar con el mercurio de un term¨®metro roto
As¨ª lo recuerda Mar¨ªa, de 39 a?os. Cada vez que uno de esos term¨®metros de cristal acababa hecho pedazos, cosa bastante habitual a la vista de la reticencia de los ni?os por aguantarlo, y de la capacidad de los padres para insistir en conocer la temperatura de sus hijos, hab¨ªa juguete. El divertimento consist¨ªa en perseguir las bolitas que sal¨ªan despedidas del cristal y atraparlas en cualquier recipiente, como si fuera un tesoro. Un tesoro bastante nocivo para la salud, por cierto. La UE decidi¨® hace m¨¢s de diez a?os prohibir su fabricaci¨®n y, como medida de gracia, permiti¨® que vivieran los term¨®metros de m¨¢s de cincuenta a?os de vida, porque los consideraba bienes culturales (sic). As¨ª lo recog¨ªa en su informaci¨®n de julio de 2007 EL PA?S: ¡°La comunidad cient¨ªfica ha advertido de los efectos nocivos del mercurio sobre la salud y el medioambiente. El mercurio afecta el sistema nervioso y puede da?ar nuestra capacidad para o¨ªr, hablar, ver, caminar, sentir y pensar¡±. Parece que nos la est¨¢bamos jugando, ?no?
Antes... nuestros padres utilizaban remedios caseros como ponernos pa?os mojados en alcohol para bajar la fiebre
O hacer enjuagues con co?ac cuando a uno le dol¨ªa una muela. ¡°A m¨ª me daban aspirina machacada en una cucharilla con az¨²car en lugar de aspirina infantil¡±, asegura Mar¨ªa, de 39 a?os. En este tipo remedios se daban cita lo puramente cient¨ªfico y el saber popular, que transita de generaci¨®n en generaci¨®n y que suele tener como denominador com¨²n la confianza (con los ojos cerrados) en las bondades del alcohol para curar cualquier tipo de mal. Da lo mismo si afecta al cuerpo como si es del esp¨ªritu. En el caso de los pa?os mojados el alcohol, hab¨ªa un fallo de base que comet¨ªan antes los padres: pa?os mojados s¨ª, el alcohol es lo que sobra, a no ser que se buscara un efecto somn¨ªfero sobre el ni?o. Cosa no del todo descartable desde el punto de vista del saber popular. Por eso no era extra?o ver a un ni?o tomar en un bar una clara de cerveza, ¡°muy larga de gaseosa, eso s¨ª¡±.
Antes... se sentaban las familias a ver el Telediario como si fuera una misa (de obligado cumplimiento)
Este 2019 se cumplen 30 a?os de la entrada de las televisiones privadas en los hogares espa?oles. Es decir, Antena 3, Telecinco y Canal Plus, que ahora nos parecen cl¨¢sicas. Pero hasta diciembre de 1989, el men¨² televisivo se reduc¨ªa a los dos canales p¨²blicos y, por lo tanto, la versi¨®n de las noticias (el Telediario y en terminolog¨ªa tardofranquista El Parte) era solo una. La familia se reun¨ªa alrededor de la mesa para comer o cenar viendo las noticias. Y de all¨ª no se levantaba nadie (y tampoco se cambiaba de canal, porque no se pod¨ªa) hasta que terminara la informaci¨®n meteorol¨®gica con sus isobaras y el anticicl¨®n que entraba por Las Azores. Aunque ahora est¨¢n las tabletas y los m¨®viles. ¡°No se trata de demonizar la tecnolog¨ªa, sino de regular su uso y adaptarse a los nuevos tiempos. Antes las familias se reun¨ªan en torno a la televisi¨®n, pero tambi¨¦n desayunaban, com¨ªan y cenaban vi¨¦ndola. E incluso en muchos hogares conviv¨ªan con ella permanentemente encendida. Lo importante es encontrar un equilibrio¡±, asegura la psic¨®loga y psicoterapeuta Roc¨ªo Fern¨¢ndez Delk¨¢der.?
Antes... el 'chat' era bajar a la plaza del barrio, y tus padres no se preocupaban
¡°Mucha veces sab¨ªas a qu¨¦ hora bajabas a la calle, pero no a qu¨¦ hora volv¨ªas. Y tus padres no estaban preocupados, porque sab¨ªan con qui¨¦n estabas y que estabas en el barrio¡±, asegura Marta, de 38 a?os. En la calle se pasaban las horas muertas, se cambiaban cromos, se com¨ªan golosinas (cuando hab¨ªa dinero para comprarlas) y se viv¨ªan las primera aventuras amorosas que acababan con m¨¢s de un coraz¨®n roto. La calle era el espacio de libertad tolerado por los propios padres, que no se met¨ªan (a veces, por miedo a descubrir algo que no les gustara) en qu¨¦ es lo que estaban haciendo sus hijos. Ahora las cosas son distintas, hay miedo a que los ni?os jueguen solos y, sobre todo, se han perdido esos lugares para quedar. ¡°Creo que la planificaci¨®n de los espacios urbanos no est¨¢ pensada para el encuentro y la interacci¨®n humana. Hay padres que buscamos entornos favorables para la infancia, para que los ni?os puedan jugar en libertad, y es realmente dif¨ªcil. Todo est¨¢ pensado para el consumo, no para el intercambio social y el placer¡±, afirma la especialista Roc¨ªo Fern¨¢ndez Delk¨¢der.
Antes... tus padres te daban un dulce como premio por hacer bien las cosas
¡°Lo normal es que para merendar nos dieran un bocata de chocolate¡±, asegura Jorge, de 41 a?os. ¡°Y tambi¨¦n estaba la boller¨ªa, como por ejemplo un Bollicao¡±, afirma Fernando A., de la misma edad. Ahora mismo, esta dieta va en contra de lo que piensan los expertos. En Espa?a uno de cada cuatro ni?os tiene sobrepeso u obesidad. Pero antes no importaba, ¡°que crezcan los ni?os sanos y fuertes¡± era el lema en el que se sustentaba (y sobre todo se justificaba de una forma nutricional) el consumo de boller¨ªa y dulces. Ahora, en los colegios es dif¨ªcil ver Donuts o similares, y los padres presumen de que sus hijos no comen casi az¨²car ni boller¨ªa procesada. Entonces, ?c¨®mo es que sube cada a?o el consumo de estos productos? La diferencia fundamental es que los padres de antes s¨ª reconoc¨ªan en p¨²blico, con cierto grado de incorrecci¨®n pol¨ªtica, lo que daban para merendar y de desayunar a sus hijos. ¡°Por suerte el mensaje de la importancia de la nutrici¨®n en la salud de los ni?os est¨¢ calando en padres y educadores y procuran fomentar meriendas y almuerzos saludables. Se ha vuelto al bocata tradicional, pero sobre todo se intenta que la fruta fresca sea la protagonista de las meriendas. En muchos coles se sugieren listas de almuerzos y meriendas, para que as¨ª el patio del recreo sea homog¨¦neamente sano. En vista de los terribles datos de obesidad infantil de nuestro pa¨ªs es evidente que hay que seguir trabajando para atajar este problema, pero es importante reconocer que las cosas se est¨¢n empezando a hacer mejor¡±, asegura Mar¨ªa Tabernero, doctora en Bioqu¨ªmica y Biolog¨ªa Molecular que trabaja en el Instituto de IMDEA Alimentaci¨®n (http://www.imdea.org/es/institute/imdea-alimentacion).?
Antes... la zapatilla era un arma de castigo
Si los miembros de las generaciones nacidas a mediados de los ochenta pudieran recordar cu¨¢l fue su primer sprint, su primera carrera de velocidad, muchos hablar¨ªan de una distancia corta, la del pasillo de su casa. ?Y el motivo? Pues la amenaza de uno de los progenitores, o incluso los dos, que corr¨ªan tras ellos con sus zapatillas en una mano. Si la huida no ten¨ªa un final feliz, algo que sol¨ªa ser bastante habitual, el calzado acaba estampado sobre una de las nalgas del corredor, que antes hab¨ªa cometido alg¨²n tipo de trastada para justificar esta acci¨®n. El castigo f¨ªsico, no solo con la inofensiva zapatilla, era un pr¨¢ctica habitual que, como se ha demostrado, no estaba justificada y tampoco daba los frutos pedag¨®gicos esperados. Pero fue un hecho aceptado hasta que comenz¨® a ser prohibido por los distintos pa¨ªses y denunciado por la Convenci¨®n de los Derechos del Ni?o de 1989.?
Antes... los padres nos dejaban jugar a la peonza de "pico de cig¨¹e?a"
Ahora un parque infantil es un lugar as¨¦ptico y limpio en el que casi no hay ni tierra. El suelo es de un material parecido al caucho donde los ni?os cuando caen rebotan y es muy dif¨ªcil que alguno acabe con las rodillas ensangrentadas. Por ejemplo, los parques de Madrid llevan ya m¨¢s de diez a?os adaptados a la normativa europea sobre seguridad. Antes, sin embargo, subirse en un columpio oxidado, jugar al clavo con un destornillador o usar peonzas de "pico de cig¨¹e?a" (potencial arma en manos de un ni?o poco h¨¢bil a la hora de tirarla) era lo habitual. ¡°Las chapas de Vado eran las canastas y los garajes las porter¨ªas para jugar al f¨²tbol¡±, recuerda Jes¨²s, de 42 a?os.?
Antes... nuestros padres siempre nos dec¨ªan: ¡°Ya har¨¢s eso cuando cumplas los 18¡±
Hasta 1978, la mayor¨ªa de edad estaba fijada en los 21 a?os, pero el art¨ªculo 12 de la Constituci¨®n la rebaj¨® posteriormente a los 18. Una edad en la que se considera que el sujeto ya es responsable para realizar ¡°actos civiles¡±, pero que, como reconoce la propia web del Congreso de los Diputados en la explicaci¨®n de ese art¨ªculo, no est¨¢ exenta de cierta pol¨¦mica: ¡°Se ha dicho desde antiguo que el factor determinante de la capacidad de obrar de una persona no deber¨ªa ser el dato objetivo del tiempo transcurrido desde su nacimiento, sino el dato subjetivo de su aptitud y madurez para comprender y asumir las consecuencias de sus actos¡±. Pero durante muchos a?os, y durante un par de generaciones, se estableci¨® en los 18 a?os la frontera (irreal) para realizar algunas actividades y disfrutar de ciertas libertades: salir, viajar, pasar la noche fuera de casa... Y el resultado es el que todos, incluso los padres de aquella ¨¦poca, conocemos ahora mismo. Las cosas prohibidas resultan mucho m¨¢s interesantes...?
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