Demasiado tarde para recular
Atrapados en las redes de sus propias maniobras, los socialistas lanzan a ¨²ltima hora llamadas de socorro hacia el centro derecha, pero ya es demasiado tarde para recular
Con todos los focos puestos sobre Podemos, y adornado el escenario con variadas llamadas a la abstenci¨®n, est¨¢ pasando un tanto desapercibida la desastrosa estrategia urdida por S¨¢nchez. Ha trabajado con denuedo para recomponer la misma mayor¨ªa que le llev¨® a la Presidencia, pero ha terminado atado de pies y manos a las exigencias de sus imprescindibles socios; Iglesias necesita ganar notoriedad y tiene poco que perder. Pero los pasos dados impiden a estas alturas buscar una mayor¨ªa diferente.
Tras el acuerdo con Podemos y PNV, la falta de apoyo de ERC a los Presupuestos, secundada m¨¢s tarde por Junts per Catalunya, hizo inviable la continuidad del Gobierno socialista; vanos fueron sus intentos de aproximaci¨®n a trav¨¦s del ofrecimiento de unas mesas de negociaci¨®n pol¨ªtica tuteladas por el tan comentado relator. Abocados a unas elecciones, la secuencia electoral y los posteriores ritmos de negociaci¨®n fueron cuidadosamente acomodados a sus necesidades. S¨¢nchez ha querido llegar a la sesi¨®n de investidura una vez resueltos los pactos en Ayuntamientos, diputaciones y comunidades aut¨®nomas, y los ha ido tejiendo con notable acierto para su prop¨®sito. Con el PNV la sinton¨ªa es plena: con las cifras presupuestarias acordadas y siendo socios en el Gobierno vasco, los pactos se extienden ahora a diputaciones forales y Ayuntamientos. La guinda la pone el acuerdo para gobernar Navarra, frustrando as¨ª el natural regreso del centro derecha tras el duro varapalo sufrido por los nacionalistas vascos en las urnas. Como han reiterado los m¨¢ximos dirigentes jeltzales, para ellos no es un obst¨¢culo la presencia de Podemos en el Gobierno espa?ol.
En Catalu?a, un amplio acuerdo municipal con ERC ha permitido a los socialistas recuperar la buena sinton¨ªa con los independentistas. Cuando el proc¨¦s presenta s¨ªntomas de claro agotamiento resurgen con fuerza las disputas hist¨®ricas entre los secesionistas. Esquerra desea en esta etapa afianzar su hegemon¨ªa territorial consolidando el proceso de sustituci¨®n de la antigua Converg¨¨ncia y, eventualmente, aspira a conservar su influencia sobre el Gobierno nacional por si resulta necesario interceder por sus dirigentes presos. La airada reacci¨®n de Junts per Catalunya pactando con los socialistas el Gobierno de la Diputaci¨®n de Barcelona ha sido una grata carambola que ha permitido al PSC retener una plaza hist¨®rica.
Habr¨¢n transcurrido casi cuatro meses desde las elecciones generales cuando se celebre la sesi¨®n de investidura. S¨¢nchez ha reconstruido la mayor¨ªa que permiti¨® la censura de Rajoy superando as¨ª la crisis presupuestaria, pero ha minusvalorado la posici¨®n de fuerza en la que dejaba a Podemos; unas nuevas elecciones podr¨ªan restarles algunos esca?os pero es impensable que les hicieran prescindibles. Atrapado en las redes de sus propias maniobras los socialistas lanzan a ¨²ltima hora llamadas de socorro hacia el centro derecha, pero ya es demasiado tarde para recular.
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