Pol¨ªtico o gobernante
S¨¢nchez deber¨ªa copiar a los l¨ªderes europeos de otras democracias multipartidistas, alcanzando un acuerdo de gobierno con los socios necesarios
Pedro S¨¢nchez es hoy el mejor pol¨ªtico de Espa?a, pero eso puede ser un inconveniente para ser el mejor gobernante. Nadie interpreta tan bien como ¨¦l qu¨¦ quieren los electores clave en cada instante. As¨ª derrot¨® a los barones socialistas primero, rob¨® a votantes de Iglesias despu¨¦s, para metamorfosearse en Macron luego, empujando a un Ciudadanos a la deriva todav¨ªa m¨¢s a la derecha. Y consiguiendo el milagro de que, en el entorno m¨¢s competitivo, el PSOE sea el primer partido en intenci¨®n de voto en un vasto espacio que va desde la extrema izquierda hasta bien entrado el centro.
El instinto de S¨¢nchez le permitir¨¢ sobrevivir como presidente, pero no gobernar. Porque gobernar no es mirar el presente, sino el futuro. Y, de momento, S¨¢nchez es m¨¢s un pol¨ªtico ¡ªque intenta minimizar las fugas de voto por negociar con partidos radicales¡ª que un gobernante ¡ªque maximiza las medidas a poner en marcha, aunque se manche pactando con los intocables¡ª. Tarde o temprano Unidas Podemos se rendir¨¢ y le entregar¨¢ sus votos a un precio rebajado. Y, con el apoyo puntual de otras fuerzas minoritarias, S¨¢nchez ser¨¢ investido. Con suerte, aprobar¨¢ alguna ley y quiz¨¢s unos Presupuestos, pero no un programa de gobierno.
Para eso, deber¨ªa copiar a los l¨ªderes europeos de otras democracias multipartidistas, alcanzando un acuerdo de gobierno con los socios necesarios para llevarlo a cabo durante la legislatura. La f¨®rmula consiste, primero, en sentarse en la misma mesa con todos los partidos susceptibles de formar una alianza. Y segundo, en ser discreto sobre las negociaciones hasta consensuar un com¨²n denominador de pol¨ªticas a ejecutar. Ahora ocurre lo contrario. Tenemos un espect¨¢culo medi¨¢tico, con filtraciones de conversaciones confidenciales, y mesitas (o, m¨¢s bien, whatsapps) con algunos socios.
No sirve la excusa de que nos falta cultura de pacto. En pocas naciones vemos las rocambolescas coaliciones que sostienen a muchos de nuestros alcaldes o presidentes de diputaci¨®n.
Tampoco necesitamos una reforma constitucional para facilitar la investidura. Suavizar el art¨ªculo 99 ser¨ªa contraproducente. El problema de verdad no es salir investido, sino aprobar leyes despu¨¦s. Si damos poder a quien no podr¨¢ ejercerlo, favoreceremos a los candidatos que antepongan ser investidos a gobernar. Y en La Moncloa no queremos a un gran pol¨ªtico, sino a un gran gobernante. @VictorLapuente
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