Visita a Villa M¨¹ller, la joya de la arquitectura del Raumplan donde todos querr¨ªamos vivir
La vivienda privada que dise?¨® Adolf Loos para el magnate Franti?ek M¨¹ller vio denegada su construcci¨®n en 12 ocasiones por ser "demasiado moderna". Nueve d¨¦cadas m¨¢s tarde, su estructura laber¨ªntica con escaleras, puertas secretas y recovecos la convierten en uno de los grandes iconos de la arquitectura moderna
En Praga, una ciudad que si destaca por algo es por su arquitectura, la mayor parte del pastel se lo reparten entre el barroco y lo medieval. Al menos es lo que aparece en los folletos y lo que atrae a hordas de turistas que la visitan cada d¨ªa y se arremolinan alrededor de su catedral o cruzan el puente de Carlos como si fuera una romer¨ªa. Pero eso es quedarse en la capa m¨¢s superficial de la cebolla, la de una con mil l¨¢minas, a cada cual m¨¢s fascinante, que ni mucho menos se acaban en el siglo XVIII. Entre ellas la del movimiento moderno, la de la arquitectura cubista o la del, aunque menos lucido, absolutamente trepidante brutalismo.
A las afueras, en St?e?ovice, un barrio residencial con vistas a toda la ciudad ¡ªa lo barroco, lo medieval, la atroz torre de la televisi¨®n y los bloques de arquitectura comunista¡ª, y adonde pocos de los que se api?an en el puente de Carlos dirigen sus pasos, se encuentra un edificio que entusiasma a quienes llegan a la ciudad esquivando el turismo de masas y buscan otro tipo de arquitectura.
Nos referimos a?Villa M¨¹ller, de l¨ªneas geom¨¦tricas y de una "simetr¨ªa asim¨¦trica", cubierta de una parra que pasar¨ªa totalmente desapercibida para el peat¨®n si no fuera por sus ventanas amarillo lim¨®n, un tono poco com¨²n en una ciudad donde lo que manda son los colores pastel. A priori nada nos har¨ªa pensar que estamos frente a uno de los grandes iconos de la arquitectura moderna. Pero esta es la casa que el arquitecto austr¨ªaco-checo Adolf Loos (1870-1933) dise?¨® hace 90 a?os para la familia del magnate del cemento Franti?ek M¨¹ller, constructor de muchos de los bloques que vemos desde aqu¨ª.
Hoy hay consenso sobre ella: Villa M¨¹ller es una maravilla. Pero en la ¨¦poca, su dise?o fue considerado por los cr¨ªticos de Praga y los funcionarios municipales como "demasiado moderno". Por esta raz¨®n el permiso de construcci¨®n fue 12 veces negado, y solo lleg¨® en junio de 1929, tras la publicaci¨®n del art¨ªculo Prague against Loos, en el peri¨®dico local Prager Tagblatt, seg¨²n explica Zuzana Hronkov¨¢, documentalista de Villa M¨¹ller.
Cuatro plantas, pero nueve niveles: viaje por la tercera dimensi¨®n
Para acceder a su visita guiada, exclusivamente en ingl¨¦s, hay que saber que solo se realizan dos al d¨ªa cuatro d¨ªas a la semana (martes, jueves, s¨¢bado y domingos a las 9.00 horas y a las 18.00 horas). Restringida a grupos de seis personas, los visitantes deben ponerse unos patucos de pl¨¢stico para no pisar el suelo original y atar en corto sus c¨¢maras y m¨®viles.
Es as¨ª desde el a?o 2000 cuando abri¨® al p¨²blico, tras pasar por una tortuosa historia (fue confiscada y ocupada por depositarios para uso de biblioteca, y como oficinas del Instituto para el marxismo-leninismo despu¨¦s) y cuando finalmente Eva M¨¹ller, hija del magnate, la recuper¨® con la Revoluci¨®n de terciopelo y se la vendi¨® a la ciudad de Praga. Hoy es parte del museo de la ciudad. "Despu¨¦s de una escrupulosa reconstrucci¨®n bajo la direcci¨®n del arquitecto V¨¢clav Girsa y la restauraci¨®n de los accesorios interiores sobrevivientes, todo hasta el ¨²ltimo detalle fue devuelto a su lugar leg¨ªtimo, y la estructura, que incluye todas las ¨¢reas de servicio y los jardines, ahora pueda verse en el mismo estado en el que estaba tras su finalizaci¨®n en 1930", se?ala?Hronkov¨¢.
Lo que hoy vemos es, pues, casi lo mismo que vio en 1929 el se?or M¨¹ller, un hombre refinado y amante de las cosas bellas, los trajes ingleses hechos a medida, los sombreros, la m¨²sica y la fotograf¨ªa. Todo un ejercicio de econom¨ªa y funcionalidad y la puesta en pr¨¢ctica de la Raumplan, la concepci¨®n libre del espacio de Loos: "No dise?o planos, fachadas ni secciones, dise?o espacios. Para m¨ª no hay planta baja, primer piso y as¨ª sucesivamente... Para m¨ª solo hay espacios contiguos, las plantas se fusionan y los espacios se relacionan entre s¨ª".
Llevada a la pr¨¢ctica en Villa M¨¹ller, se trata de una evoluci¨®n hacia la tercera dimensi¨®n. Sus cuatro laber¨ªnticos pisos ¡ªque a efectos pr¨¢cticos se traducen en nueve niveles¡ª toman forma a trav¨¦s de escaleras y recovecos y alguna que otra puerta secreta. As¨ª, se organizan las estancias a distintas alturas que se distribuyen para garantizar la funci¨®n, la importancia e intimidad de cada una y, de esta manera tambi¨¦n, se logra diferenciar las ¨¢reas p¨²blicas de las privadas.
La mesa circular que cambia de tama?o y otras creaciones
El primer golpe de efecto se produce al entrar en la sala de estar desde un vest¨ªbulo (espacio p¨²blico) cubierto de azulejos verdes brillantes y radiadores pintados de rojo. Hace un escorzo y tras unos muros?a media altura de m¨¢rmol italiano verde gris¨¢ceo (llamado Cipollino, por sus capas), se abre un sal¨®n con ventanales de cinco metros y vistas a toda la ciudad. Est¨¢ lleno de alfombras persas, obras de arte de la colecci¨®n del ingeniero, divanes, sof¨¢s y sillas de varios estilos (entre ellas, una dise?ada por el mismo Loos), pensados para que cualquier invitado se encontrara c¨®modo durante la visita.
Solo con subir un par de pelda?os se llega al comedor, en una especie de mezzanine presidida por una enorme mesa redonda de caoba,?ideada por Loos, con c¨ªrculos conc¨¦ntricos con los que se amolda al n¨²mero de comensales, y rodeada de sillas Chippendale originales. A ambos lados y haciendo gala de su obsesi¨®n por la simetr¨ªa, nos topamos con dos puertas exactamente iguales; una conduce a la cocina blanca inmaculada salpicada con algunos detalles en amarillo lim¨®n y la otra es una vitrina que custodia con celo la cristaler¨ªa dise?ada por Loos.
Un hogar con una gran vida social
Del sal¨®n parten otras escaleras, a distinta altura, que llevan al cuarto de las mujeres, un coqueto saloncito donde la esposa de M¨¹ller ten¨ªa su guarida para tomar caf¨¦ e intercambiar confidencias con sus amigas. Otro secreto a buen recaudo es la ventanita pegada al techo que se pod¨ªa abrir para ver lo que se estaba haciendo en ese sal¨®n, y para regular el volumen de los m¨²sicos que tocaban all¨ª en las fiestas. "La familia M¨¹ller vivi¨® el estilo de vida de la alta sociedad de los a?os treinta. La casa era el hogar de la familia, pero tambi¨¦n se usaba con fines representativos de las empresas de Franti?ek M¨¹ller, por lo que se celebraban regularmente eventos sociales como fiestas de baile", explica Hronkov¨¢.
La segunda planta, ya dedicada enteramente al espacio privado de sus propietarios, acoge el despacho de M¨¹ller, tapizado en madera de caoba y adornado con una estufa de azulejos de Delft. Presidiendo, encontramos un bonito escritorio dise?ado por Loos, con compartimentos secretos y un tel¨¦fono interno. Tambi¨¦n aqu¨ª est¨¢ el dormitorio de la pareja, forrado con un delicado papel pintado franc¨¦s en tonos azules; los vestidores de ambos con armarios con compartimentos extra¨ªbles para zapatos o sombreros; y el cuarto de ba?o, con sanitarios tra¨ªdos expresamente desde Londres in¨¦ditos en toda Praga.
La habitaci¨®n de Eva M¨¹ller, decorada con muebles de dise?o en azul y amarillo, es tan moderna que podr¨ªa ser la de cualquier ni?o de hoy en d¨ªa. En la estancia donde M¨¹ller pasaba las tardes revelando sus fotograf¨ªas, una de sus mayores aficiones, ahora se exhibe una peque?a muestra de la vida y obra de Loos, de sus ideas, de sus filias y fobias, y de los materiales utilizados en la casa, todos con un significado. Est¨¢ junto al comedor de verano, de est¨¦tica japonesa y muebles lacados en verde y negro, que se abre a una terraza que enmarca perfectamente la catedral de Praga: esa que ning¨²n visitante se deja en el tintero.
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