Buen programa

La candidata propuesta por los jefes de gobierno europeos para presidir la Comisi¨®n, la conservadora alemana Ursula von der Leyen, obtuvo este martes el pl¨¢cet del Parlamento Europeo de Estrasburgo que le permitir¨¢ cubrir un mandato de cinco a?os, aunque con un apoyo muy inferior al que logr¨® su antecesor, Jean-Claude Juncker, apenas una decena de votos m¨¢s que la mayor¨ªa absoluta imprescindible. Todo un aviso. Von der Leyen tuvo que esforzarse para obtener el aprobado en una votaci¨®n enormemente disputada, debilidad inicial que augura la necesidad de un pacto permanente entre ambas instituciones. Lo logr¨® con un discurso que constituy¨® un verdadero programa de gobierno de amplia coalici¨®n, pactado en sus menores detalles con los grandes grupos, conservador, socialdem¨®crata y liberal. As¨ª que m¨¢s importante que haber evitado el vac¨ªo de poder, una eventual crisis institucional o la paralizaci¨®n temporal de la Uni¨®n ¡ªescenarios que para nada estaban excluidos de antemano¡ª fue la forma, trabada y trabajada, en que eso se sustanci¨®.

Supuso, en efecto, una notable correcci¨®n de alguno de los defectos de su nominaci¨®n: el ninguneo del Consejo Europeo a los candidatos avalados por la c¨¢mara (los spitzenkandidaten) y el apoyo inicial de sectores ultra y populistas, satisfechos por el descarte del militante de las libertades Frans Timmermans, el primer candidato que alcanz¨® un consenso de los Gobiernos. Entre bastantes eurodiputados iliberales y reaccionarios despert¨® recelos el discurso de la candidata, que por el contrario la congraci¨® con sus cr¨ªticos socialdem¨®cratas y liberales.

El de este martes marca un momento clave en la trayectoria de la Uni¨®n. El Parlamento, que hab¨ªa sido ¡ªfrente a su costumbre de ampliar competencias a cada ocasi¨®n¡ª desairado por los Gobiernos, recuper¨® la iniciativa. Von der Leyen se comprometi¨® a convocar una conferencia de relectura de los tratados, a reactivar el sistema de spitzenkandidaten y a reconocer en la pr¨¢ctica un derecho de iniciativa sin l¨ªmites a la C¨¢mara.

Con ello, la Uni¨®n, que desde su inicio tiene a gala constituir una comunidad de derecho, se consagr¨® como una comunidad de equilibrio din¨¢mico institucional, apta para solucionar el llamado d¨¦ficit democr¨¢tico y que consiste m¨¢s bien en una declinante asimetr¨ªa entre las competencias, crecientes en el nivel supranacional, y la posibilidad m¨¢s ardua de controlar su ejecuci¨®n. Asimismo, la Comisi¨®n deber¨¢ asentar en este mandato una amplia colegialidad creativa, m¨¢s all¨¢ del consenso presidencialista pasivo que ha exhibido en otras ocasiones.

Adem¨¢s, las exigencias ciudadanas y parlamentarias han convertido las abstractas ideas iniciales de Von der Leyen en un prometedor programa. No solo por su perspectiva institucional, tambi¨¦n por su atenci¨®n a inquietudes sociopol¨ªticas que desbordan la tradicional prioridad otorgada a lo econ¨®mico. Los compromisos de acelerar la transici¨®n energ¨¦tica hacia una econom¨ªa no contaminante; la igualdad en todo y para todos, particularmente de g¨¦nero; la atenci¨®n a lo social, sobre todo en cuanto a la conversi¨®n de la Iniciativa Joven para el Empleo en un programa permanente y en cuanto a la promesa de conseguir un seguro/reaseguro europeo contra el desempleo; o la creaci¨®n de un mecanismo de control de la conducta democr¨¢tica en los Estados miembros, perfilan, entre otros, un panorama m¨¢s bien prometedor.