La ciencia que vino de la Luna
Parte del instrumental dejado en el sat¨¦lite a¨²n env¨ªa informaci¨®n y quedan muestras de rocas lunares por analizar
En su alocuci¨®n al Congreso en mayo de 1961 en la que anunci¨® el prop¨®sito de llegar a la Luna antes de una d¨¦cada, John F. Kennedy no pronunci¨® la palabra ciencia. Y solo la mencion¨® dos veces en su discurso del a?o siguiente en Houston en el que dijo el famoso "Nosotros elegimos ir a la Luna". La pol¨ªtica, la propaganda y hasta la ingenier¨ªa eran m¨¢s importantes que la investigaci¨®n cient¨ªfica. Sin embargo, tras llegada del Apolo 11 las misiones sucesivas fueron cada vez m¨¢s cient¨ªficas, sentando las bases de la ciencia espacial. A¨²n hoy, los kilos de piedras que se trajeron a la Tierra y algunos de los instrumentos que se dejaron all¨ª arriba siguen alegrando a los cient¨ªficos.
El astronauta del Apolo 11 Buzz Aldrin apenas pas¨® una hora y media pisando la Luna. En este tiempo tuvo que desplegar, entre otros instrumentos, un sism¨®grafo (ver imagen arriba) y un retrorreflector. En las sucesivas misiones Apolo, llegaron m¨¢s. Con aquellos aparatos se pudo estudiar el grosor de la corteza lunar y anticipar como es el interior del sat¨¦lite. Tambi¨¦n se detectaron hasta 28 lunamotos entre 1969 y 1977, cuando los sism¨®grafos a¨²n operativos fueron desactivados.
El pasado abril, con la ayuda de un nuevo algoritmo, un grupo de investigadores pudo reinterpretar aquellos datos s¨ªsmicos y afinar en la localizaci¨®n del epicentro de cada temblor. Al solapar las nuevas ubicaciones con las im¨¢genes que la Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO), una sonda de la NASA que lleva una d¨¦cada orbitando y fotografiando al sat¨¦lite, comprobaron que al menos ocho de los se¨ªsmos ca¨ªan sobre l¨ªneas de falla. La conclusi¨®n para los cient¨ªficos es que la Luna a¨²n est¨¢ activa.
Solo uno de los astronautas, el ¨²ltimo en pisar la Luna, era cient¨ªfico
"Creemos que es muy probable que estos ocho temblores se produjeran por el deslizamiento de fallas a medida que se acumulaba el estr¨¦s por la compresi¨®n de la corteza lunar provocada por la contracci¨®n global y fuerzas de marea, lo que indicar¨ªa que los sism¨®grafos de las Apolo grabaron el encogimiento de la Luna y que a¨²n es tect¨®nicamente activa", dec¨ªa en una nota el principal autor del estudio, el experto en ciencias planetarias del Instituto Smithsoniano, Thomas Watters. A medida que el interior del sat¨¦lite se enfr¨ªa, se va contrayendo, provocando esta inestabilidad.
Otro de los instrumentos que Aldrin dej¨® sobre la Luna fue un retrorreflector que a¨²n funciona. Se trata de una especie de espejo que refleja pulsos de l¨¢ser enviados desde la Tierra hacia el mismo punto de origen. Con ¨¦l se pudo determinar con m¨¢s precisi¨®n la distancia entre sat¨¦lite y planeta. Otros cuatro retrorreflectores, dos llevados por naves Apolo y otros dos por misiones sovi¨¦ticas, tambi¨¦n siguen operativos. Con esta red se pudo determinar tambi¨¦n que la Luna se est¨¢ separando de la Tierra a un ritmo de 3,8 cent¨ªmetros al a?o.
Dentro de su programa Artemisa de regreso a la Luna, la NASA anunci¨® a comienzos de mes algunos de los experimentos e instrumental cient¨ªfico candidatos para llevar al sat¨¦lite. Entre estos, aprobaron una nueva red de retrorreflectores m¨¢s avanzados. "Nuestros retrorreflectores lunares de ¨²ltima generaci¨®n son la versi¨®n para el siglo XXI de los instrumentos que hay ahora en la Luna", dec¨ªa el cient¨ªfico responsable de los nuevos aparatos, Douglas Currie, en una nota de la Universidad de Maryland (EE UU). Se da la circunstancia de que Currie, ahora profesor em¨¦rito, fue el cocreador de aquel primer espejo que coloc¨® Aldrin.
Adem¨¢s de lo que dejaron en la Luna, los astronautas del Apolo 11 se trajeron de vuelta a la Tierra casi 22 kilogramos de material lunar, entre rocas y polvo. Al acabar las misiones, los tripulantes de las Apolo se llevaron con ellos un total de 382 kilogramos de Luna. Con estos trozos se empez¨® a reescribir el origen y evoluci¨®n del sat¨¦lite y, en cierta medida, tambi¨¦n el de la Tierra, el del sistema solar y m¨¢s all¨¢.
"Antes del Apolo, la visi¨®n dominante sobre la Luna era que estaba compuesta de material primitivo datado en los primeros tiempos de la formaci¨®n del sistema solar. Se form¨® en fr¨ªo (menos de 300?) y solo fundida localmente por el impacto de alg¨²n gran meteorito", comenta en un correo electr¨®nico Rick Carlson, geoqu¨ªmico y director del departamento de magnetismo terrestre del Instituto Carnegie para la Ciencia (EE UU). Parte de esa idea se sustentaba en la teor¨ªa de que los planetas y cuerpos rocosos similares se formaron por acreci¨®n, por la acumulaci¨®n de materia durante cientos de millones de a?os de progresivo enfriamiento.
"Con las primeras muestras del Apolo 11, nos dimos cuenta de que la Luna se form¨® en caliente, posiblemente completamente fundida. Al enfriarse desde este estado inicial, gener¨® una gruesa corteza mediante la flotaci¨®n de cristales en un magma en enfriamiento, en cierta medida como los icebergs se forma en el oc¨¦ano, pero mucho m¨¢s caliente", explica Carlson. Las rocas extra¨ªdas de los cr¨¢teres tambi¨¦n han permitido reconstruir el tormentoso pasado no solo de la Luna: "El registro de cr¨¢teres de la Luna nos cuenta que los grandes impactos de meteoritos eran algo com¨²n en los principios del sistema solar", a?ade el geoqu¨ªmico.
La convulsa historia de la Luna ayuda a conocer la de todo el sistema solar
Para Carlson, las muestras lunares cambiaron completamente la visi¨®n de c¨®mo se forman los planetas: "En vez de una suave y fr¨ªa acumulaci¨®n de cuerpos peque?os, ahora en la mayor¨ªa de los modelos de formaci¨®n planetaria intervienen impactos muy energ¨¦ticos entre grandes objetos. De hecho, el modelo dominante sobre el origen de la Luna es que se form¨® de materiales despedidos de la Tierra cuando esta fue impactada por un objeto puede que tan grande como Marte".
Y a¨²n queda historia por contar. De todos los astronautas que estuvieron en la Luna solo uno era cient¨ªfico: el ge¨®logo Harrison Schmitt, de la misi¨®n Apolo 17, la ¨²ltima. ?l fue el ¨²ltimo humano en pisar suelo lunar. De vuelta a la Tierra se trajeron 111 kilogramos de muestras de rocas. Ahora 800 gramos del material nunca expuestos a la atm¨®sfera terrestre ser¨¢n desembalados y estudiados con la tecnolog¨ªa que no exist¨ªa hace 50 a?os. Como dec¨ªa tras el anuncio la directora en funciones de la divisi¨®n de ciencias planetarias de la NASA, Lori Glaze, "estas muestras se guardaron deliberadamente para que pudi¨¦ramos aprovechar la m¨¢s avanzada y sofisticada tecnolog¨ªa actual para responder a preguntas que no sab¨ªamos que ¨ªbamos a tener que hacernos".
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