La fruter¨ªa
Nuestra cultura viene determinada por cuatro manzanas
Nuestra cultura viene determinada por cuatro manzanas. La primera fue la que pend¨ªa del ¨¢rbol de la ciencia en el para¨ªso terrenal y marc¨® el momento de la evoluci¨®n en que simb¨®licamente al morderla el cerebro humano se invisti¨® de uso de raz¨®n y de libre albedr¨ªo. La serpiente ofreci¨® ese fruto prohibido a Eva como un desaf¨ªo a los dioses, que aun persiste y se transmite con los genes en forma de pecado original. La segunda manzana fue la que, seg¨²n la tradici¨®n, la cay¨® a Newton en la cabeza y le impuls¨® a desarrollar la ley de la gravedad, llave de la f¨ªsica moderna que ha permitido conocer las fuerzas que rigen el universo. Gracias a ella las sondas espaciales est¨¢n abriendo el camino para poder un d¨ªa abandonar la Tierra y repoblar otros planetas. La tercera manzana preside hoy la empresa m¨¢s exitosa de nuestro siglo. Apple muestra con orgullo su logo universalmente conocido, una manzana con un peque?o mordisco cuyo significado alude al nuevo conocimiento inform¨¢tico que abre en el cerebro humano un campo ilimitado de liberaci¨®n y dominio. La promesa de la serpiente del para¨ªso, ser¨¦is como dioses, est¨¢ a punto de cumplirse. La manipulaci¨®n gen¨¦tica y la llegada de la inteligencia artificial nos auguran una pr¨®xima inmortalidad, que podr¨ªa ser un castigo muy superior al del infierno. Pero antes de que los engendros de laboratorio y los robots se apoderen de la Tierra, est¨¢ a nuestro alcance, como salvaci¨®n, la cuarta manzana. No es la de Eva, ni la de Newton ni la de Steve Jobs sino la que se halla en cualquier fruter¨ªa del barrio, una manzana del tiempo madura y perfumada. Esa manzana natural puede llevarnos a la conquista de la verdadera sabidur¨ªa, que es la inteligencia de los sentidos. Bastar¨¢ con aspirar profundamente su aroma para ver abiertas de nuevo las puertas del para¨ªso de la ni?ez donde te sent¨ªas feliz e inmortal.
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