Otra visi¨®n de Catalunya
Cuando hay una inundaci¨®n es cuando es m¨¢s necesaria el agua potable. Hay que suspender los prejuicios y cambiar la ¨®ptica. Limpiar de rumor, de miedo, el escenario.
EN EL PR?LOGO a la segunda parte de Enrique IV, William Shakespeare introduce un personaje sorprendente llamado Rumor. El Rumor, s¨ª, es el rumor. Y habla as¨ª: ¡°Abrid vuestros o¨ªdos, porque ?qui¨¦n de vosotros, cuando habla el bullicioso rumor, podr¨¢ impedir que se divulguen sus palabras?¡±. Y se compara, el Rumor, con una flauta sin arte, ¡°donde soplan las sospechas, los recelos, las conjeturas¡¡±.
El Rumor es el protagonista, se ha hecho con la escena, en el drama espa?ol de Catalunya o en el drama catal¨¢n de Espa?a. No es una lejana tierra inc¨®gnita que se dispute en las anacr¨®nicas trincheras de un casino. Y, sin embargo, ese dominio del Rumor, con su repertorio de sospechas, recelos y conjeturas, ha ido creando un mapa mental embotado, una psicogeograf¨ªa de irrealidad somnolienta.
En la actual incerteza hay algunas certezas que nos podr¨ªan ayudar a ir desplazando al Rumor. Si la verdad est¨¢ enferma, hay que intentar curarla con el ¨²nico m¨¦todo posible: el acento de la verdad. Un di¨¢logo entre verdades que no obliguen al otro a morder el silencio. Una certeza que nadie parece discutir es que a esta crisis extrema se ha llegado por el fracaso de la pol¨ªtica.
El premier brit¨¢nico Harold Macmillan, conservador giratorio, ten¨ªa por norma no levantarse de una mesa de di¨¢logo hasta lograr un acuerdo: ¡°La reflexi¨®n calmada y tranquila desenreda todos los nudos¡±. Al contrario, en la pol¨ªtica espa?ola, desde la doma y castraci¨®n del Estatut, proliferaron dos tipos de pol¨ªticos. Uno, el experto en nudos, pero en hacerlos, no en desatarlos. Y otro, el indolente, el que podr¨ªamos denominar Se?or Conmigo-no. Una figura que explica de maravilla Antonio Pau en su Manual de escapolog¨ªa (editorial Trotta): ¡°Procede de la Alemania de posguerra esa actitud que all¨ª llaman conmigo-que-no-cuenten (Ohne-mich-Standpunkt), que ha dado lugar a un singular personaje que encarna esa actitud, Herr Ohnemichel, expresi¨®n que, traducida aproximativamente al espa?ol, ser¨ªa algo as¨ª como el Se?or Conmigo-no¡±. La gran paradoja de la pol¨ªtica espa?ola es esa escuela de dirigentes del estilo Se?or Conmigo-no que, ante un problema, se despreocupan de solucionarlo e incluso practican con entusiasmo el arte de embochinchar.
Pero no ha habido solo un fracaso de la pol¨ªtica. Tambi¨¦n del periodismo y de la cultura. Cuando hay una inundaci¨®n es cuando es m¨¢s necesaria el agua potable. Y esa agua potable est¨¢, deber¨ªa estar, en las voces de la cultura que deben custodiar, proteger, el sentido de las palabras y neutralizar la producci¨®n del odio. La consigna de ¡°?A por ellos!¡±, la forma en que se jale¨®, debi¨® percibirse como esa l¨ªnea roja que nadie, al parecer, quiso ver. En frases como esa est¨¢ el n¨²cleo de la construcci¨®n del enemigo. Frente a ese pensamiento peligroso, las voces de la cultura y el periodismo debieron generar el agua potable: la confianza b¨¢sica, la voluntad de una democracia afectiva y federalista.
El Rumor, el inquietante personaje, encontr¨® entre nosotros un escenario perfecto, con las palabras sucumbiendo a una permanente contaminaci¨®n de sospecha y recelo. Una obligaci¨®n de la mirada cultural y del periodismo es ver lo que no est¨¢ ¡°bien visto¡±. Y Catalunya no est¨¢ ¡°bien vista¡±. Tampoco Espa?a. Hay que suspender los prejuicios y cambiar la ¨®ptica. Limpiar de rumor, de miedo, el escenario.
Estos d¨ªas hemos podido leer la noticia del completo archivo judicial de las dos causas abiertas contra profesores catalanes por presunto adoctrinamiento y trato humillante a alumnos en debates abiertos en las aulas tras el 1-0. Los jueces desmontaron las acusaciones y declararon la inocencia de los docentes imputados. Hubo quien los juzg¨® antes del juicio y public¨® sus fotograf¨ªas en peri¨®dicos y redes sociales como anta?o se quemaba en efigie. Ni una disculpa. Dice un haiku de Jack ?Kerouac: ¡°La hormiga lucha por escapar / de la red / La ara?a non-comment¡±.
Catalunya no es un yacimiento catastr¨®fico. Ha habido grandes errores en el llamado proc¨¦s. Pero tambi¨¦n podemos ver el lado positivo de un movimiento c¨ªvico, la expresi¨®n de un hambre de comunidad en un tiempo deshumanizado. Y lo m¨¢s importante. De identidad pacifista. Como escribieron Saviano, Erri De Luca y Daniel Pennac en Le Monde, los l¨ªderes procesados ¡°no han tirado una piedra¡±.
Hay muchas razones para querer a Catalunya. Esa energ¨ªa creativa que nunca desfallece. En la Escola de Llibreria, que dirige Llu¨ªs Agust¨ª, me cuentan que en estos tiempos duros han abierto 16 nuevas librer¨ªas. Ese es el camino. Cada librer¨ªa es una naci¨®n abierta. Un local universal.?
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