La en¨¦sima pol¨¦mica del pr¨ªncipe Lorenzo de B¨¦lgica: hablar por tel¨¦fono en un acto oficial
El benjam¨ªn de la familia real es reincidente en la desobediencia, y en el pasado ha sido tildado de irascible, violento, mujeriego y avaro
Si las miradas matasen, el pr¨ªncipe Lorenzo de B¨¦lgica no habr¨ªa podido levantarse de su asiento tras el desfile de la Fiesta Nacional celebrado este domingo en Bruselas. Los habituales esc¨¢ndalos del hijo menor de los reyes Alberto y Paola no han inmunizado a su entorno contra las salidas de tono de?su pariente m¨¢s d¨ªscolo. El en¨¦simo cap¨ªtulo se produjo en una fecha tan se?alada como los festejos del d¨ªa patrio, cuando Lorenzo, ajeno a la solemnidad del momento, se enfrasc¨® en una conversaci¨®n telef¨®nica mientras las tropas marchaban al son de la m¨²sica militar frente a su palco.?
Un periodista del diario flamenco Het Nieuwsblad capt¨® el momento. Un relajado di¨¢logo durante el cual se puede ver a su hermano, el rey Felipe, y a su esposa, la reina Matilde, observ¨¢ndole a modo de reproche. Lorenzo no se dio por aludido hasta que su esposa, la princesa Claire, le pos¨® la mano en la mu?eca y le susurr¨® que no era momento de charlas. Fue entonces cuando cort¨® la comunicaci¨®n y el aparato desapareci¨® bajo su chaqueta para alivio del resto.
?? Onvoorstelbaar! Prins Laurent belt tijdens het defil¨¦ op de nationale feestdag. Op een gegeven moment lijken koning Filip en koningin Mathilde dat door te hebben - ze kijken in zijn richting. Echtgenote prinses Claire lijkt hem ook duidelijk te maken dat dit niet kan. pic.twitter.com/MQ0Vzpfgkp
— [Wim Dehandschutter] (@WDehandschutter) July 21, 2019
No fue el ¨²nico mal gesto de Lorenzo que llam¨® la atenci¨®n durante la ceremonia: evit¨® levantarse para saludar a la doctora de la familia real, mir¨® su reloj dejando entender que el acto se le estaba haciendo largo, y escap¨® apresurado de la fila de estrechar manos con un ¨²nico apret¨®n mientras el resto saludaba a casi una decena de personalidades.
La torpeza protocolaria del pr¨ªncipe ha sido objeto de comentario en B¨¦lgica, pero los incidentes del domingo palidecen ante un historial plagado de altercados. El a?o pasado, las autoridades belgas le redujeron un 15% su dotaci¨®n, de m¨¢s de 300.000 euros ¡ªpor encima de los 25.000 euros mensuales¡ª, por haberse reunido sin permiso con dignatarios chinos. Ignoraba as¨ª la ley aprobada en 2013, que obliga a informar al ministro de Asuntos Exteriores belga de cualquier cita con representantes for¨¢neos.
El destacado arist¨®crata, tildado de irascible, violento, mujeriego y avaro, es reincidente en la desobediencia. En 2011 emprendi¨® un viaje no autorizado a la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo y estuvo apartado seis meses de los actos p¨²blicos. En medio, Lorenzo devolvi¨® en enero de 2017 16.000 euros en concepto de gastos oficiales no justificados despu¨¦s de que el Tribunal de Cuentas le acusara de cargar al erario p¨²blico facturas de la compra, viajes de esqu¨ª de su familia y otras actividades personales. "He pagado mucho m¨¢s de lo que el Estado me paga a m¨ª", argument¨® encolerizado en alusi¨®n a la enorme cantidad de impuestos que abona a B¨¦lgica.
Retrocediendo m¨¢s en el tiempo, sus mayores fuentes de problemas no fueron sus deslices diplom¨¢ticos sino su complicada relaci¨®n con las mujeres y la pasi¨®n enfermiza por el dinero que se le atribuye.?Diane de Schaetzen, novia de Lorenzo entre 1993 y 1995, se plante¨® denunciarle por maltrato despu¨¦s de acabar en el hospital, pero finalmente, presionada por su propia familia, evit¨® hacerlo para no da?ar a la Corona.?
Sobre su ansia por acumular dinero, uno de sus bi¨®grafos, Thierry Debels, autor de Pr¨ªncipe Lorenzo. Rebelde con una causa, lo presenta como obsesionado por convertirse en "milmillonario", lo que le lleva incluso a regatear en el pago de una simple pizza. La cosa se puso seria en 2006, cuando compareci¨® ante los tribunales acusado de desviar fondos de la Marina belga para amueblar su casa, pero finalmente fue absuelto.
El origen de esa err¨¢tica personalidad est¨¢ para muchos en una infancia desdichada en la que apenas fue objeto de atenci¨®n por parte de sus padres. Mientras sus hermanos mayores,?Felipe y Astrid, disfrutaron por momentos de la mejor etapa del matrimonio de Alberto y Paola, al peque?o de la casa le toc¨® sufrir su declive, con ambos embarcados en aventuras amorosas paralelas que los manten¨ªan alejados de sus hijos, a menudo obligados a pasar temporadas en internados.
Medio siglo despu¨¦s, el car¨¢cter despreocupado e irrespetuoso de Lorenzo ante los r¨ªgidos formalismos de la realeza, s¨ª acapara ahora la atenci¨®n de sus familiares m¨¢s cercanos. Aunque sea, casi siempre, en forma de miradas severas.
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