So?adores del pasado

Mientras medio planeta se asoma a la pantalla del m¨®vil ¡ªlo cierto es que ya no sale de ah¨ª nunca¡ª para ver c¨®mo ser¨¢ de viejo y a continuaci¨®n se gasta lo que no tiene en ung¨¹entos, dietas, ejercicios y ¡°experiencias vitales¡± en la ilusi¨®n de que podr¨¢ evitarlo, en Londres se ha producido un conmovedor ejercicio de realismo hist¨®rico que ha pasado bastante desapercibido en medio de tanta arruga y cana virtual.

¡°Nuestra Armada Real es demasiado peque?a para gestionar todos nuestros intereses a lo largo del mundo¡±, ha declarado el secretario de Estado de Defensa del Reino Unido en referencia al apresamiento de un buque brit¨¢nico por Ir¨¢n en el estrecho de Ormuz. Lo ha dicho el representante de un pa¨ªs que gobern¨® el mundo gracias precisamente a sus barcos. Palabras pronunciadas a metros de donde se levanta el monumento a Horacio Nelson, el tipo que par¨® los pies a Napole¨®n en el mar y que se dej¨® la vida para vencer en Trafalgar. Los cuatro leones de su columna est¨¢n hechos con el bronce de ca?ones espa?oles. Para Nelson, lo demasiado peque?o no era su Armada, sino el propio mar.

Es verdad que las cosas no son lo que eran. Y lo m¨¢s importante que se les olvida a algunos: no lo volver¨¢n a ser. Pero parece que el reconocimiento del secretario de Estado de Defensa no tiene un sentido de reflexi¨®n, sino aires de recochineo pol¨ªtico. ¡°Si esa es nuestra intenci¨®n futura, ser¨¢ algo que corresponder¨¢ reconocer y manejar al nuevo primer ministro¡±, ha a?adido. En el alambicado estilo ling¨¹¨ªstico brit¨¢nico, esto quiere decir ah¨ª os qued¨¢is. Significa que quien hoy sea elegido l¨ªder del Partido Conservador, y ocupe el cargo ¡ªdure el tiempo que dure¡ª de primer ministro, tendr¨¢ que buscarse la vida con el problema.

Probablemente, el elegido ser¨¢ Boris Johnson, uno de esos so?adores del pasado que tanto triunfan ahora. Ese tipo de personaje que considera borrable de un plumazo todo el tiempo transcurrido desde el momento en que considera que las cosas comenzaron a torcerse. Johnson tiene al otro lado del Atl¨¢ntico, en Donald Trump, un buen ejemplo de esa estrategia. En realidad, a?oran el mundo grande de cuando ellos eran m¨¢s j¨®venes. Pero eso no hay aplicaci¨®n inform¨¢tica que lo cambie y Nelson no va a bajar de su columna.