James Corden quiere que le prestes atenci¨®n
El presentador de los famosos karaokes en coches se deja ver en 'Yesterday' y en la superproducci¨®n musical 'Cats'
Para James Kimberly Corden (Londres, 1978) todo cambi¨® en un lugar tan inesperado como el bautizo de su hermana. Ese d¨ªa iba a definir la vida del que entonces era un ni?o rechoncho de cuatro a?os. En concreto el instante cuando su familia sali¨® al altar de la iglesia del ej¨¦rcito de salvaci¨®n a la que pertenec¨ªan. Los ojos estaban puestos en el beb¨¦ que iba a ser ba?ado. Hasta que el hermano mayor vio una oportunidad. "Mir¨¦ hacia delante y vi filas y filas de gente mir¨¢ndome. Ser¨ªan 40, pero parec¨ªan millones. La plataforma se convirti¨® en mi escenario", narraba en las memorias May I have your attention, please? (?Puede prestarme su atenci¨®n?). Empezaron los bailes y las muecas. "No s¨¦ qu¨¦ me pas¨®, pero algo cambi¨® para siempre". Era el protagonista de la velada. Aquel primer recuerdo define a esta estrella de la televisi¨®n estadounidense. Hoy sus muecas reciben atenci¨®n viral gracias a canturrear conduciendo junto a estrellas como Paul McCartney o C¨¦line Dion, mientras se asoma al cine con Yesterday y pr¨®ximamente en la superproducci¨®n musical Cats.
Esta fase comenz¨® hace cuatro a?os, cuando Corden dio un golpe de tim¨®n a su carrera por el que nadie apostar¨ªa. El actor y guionista parec¨ªa lanzado al estrellato. Hab¨ªa creado dos series de culto en Reino Unido (Gavin y Stacy y The Wrong Mans), ganado un Tony por su alocado viaje a Broadway con One Man, Two Guvnors y comenzaba a despuntar en pel¨ªculas como Begin again e Into the Woods, entonando con Keira Knightley y Meryl Streep. Entonces decidi¨® dejar eso atr¨¢s para sentarse cinco d¨ªas a la semana en un sof¨¢ donde preguntar por qu¨¦ promocionaban otros actores.
El programa de entrevistas The Late Late Show era un monotem¨¢tico espacio m¨¢s all¨¢ de la madrugada, oficio que otros artistas habr¨ªan visto ingrato. Corden, que segu¨ªa siendo un desconocido en EE UU, ten¨ªa un as en la manga. El presentador no iba a ser el protagonista, pero s¨ª el centro de atenci¨®n. Costara lo que costara. La estrategia no era nueva para un actor que desde los nueve a?os se enfrent¨® con una sonrisa a decenas de rechazos en audiciones. Nunca se rend¨ªa. Corden solo buscaba ser una estrella del drama y la m¨²sica ya cuando suspendi¨® todo en el colegio. "Tengo ese deseo, una ambici¨®n ardiente, por estar en el centro de atenci¨®n. Quer¨ªa hacer algo memorable", reconoce.
La televisi¨®n siempre fue su lugar. Incluso si su primera aparici¨®n en plena adolescencia la hizo mediante tretas. Aquel d¨ªa no quer¨ªa ir al colegio, pero desde el sof¨¢ vio una oportunidad: en un magac¨ªn matinal ped¨ªan testimonios de abusos. Corden llam¨® y dio un nombre falso: "Mis padres no lo saben, pero me he quedado en casa porque en el colegio me pegan". Era mentira. Su madre telefone¨® 10 minutos despu¨¦s enfurecida. Una vecina hab¨ªa reconocido su voz. Para ¨¦l era un triunfo. Hab¨ªa tenido su minuto de gloria.
En p¨ªldoras as¨ª construy¨® su programa. "Nunca hab¨ªa querido este trabajo. Pero si lo dejaba pasar, me arrepentir¨ªa". Un d¨ªa pone a cantar parando el tr¨¢fico a Will Smith como el Genio de Aladd¨ªn?y otro obliga a la modelo Kendall Jenner a beber una copa de saliva de p¨¢jaro. Una locura en pantalla que compensa con la tranquilidad de un puesto estable detr¨¢s. CBS le dijo que podr¨ªa rodar donde quisiera, as¨ª que abandon¨® Londres por la soleada Los ?ngeles, donde vive frente al mar con su mujer y dos hijos. "Estaba grabando en una c¨¢rcel de Johannesburgo cuando tom¨¦ la decisi¨®n. Era mi cumplea?os y ten¨ªa a mi hijo en Skype. Pens¨¦ 'dejarlos va a ser m¨¢s y m¨¢s duro'. Nadie acaba en terapia porque su padre pasa demasiado en casa". El proyecto le daba una seguridad tras a?os de fiestas, alcohol y sexo con mujeres desconocidas de las que se hab¨ªa olvidado al despertar. Su inesperada fama en Reino Unido se le subi¨® tanto a la cabeza que se refugi¨® en la depresi¨®n y soledad, que solo curaron las palabras de una plegaria con su padre, vendedor de libros religiosos: "No puedes seguir as¨ª". Esa fue la inflexi¨®n.
Su programa es todav¨ªa uno de los menos vistos en su franja, es cierto, pero su rostro se ha convertido en marca global, porque el ¨¦xito no naci¨® en la peque?a pantalla, sino en Youtube. Su Carpool Karaoke, donde canta en coches con famosos, se ven alrededor del mundo sin que muchos espectadores sepan que son parte de otro espacio. Las visitas de Michelle Obama, Bruno Mars o Sia superan las 70 millones de visualizaciones. La de Adele los 200. Apple incluso lo convirti¨® en programa propio. Otros simplemente copiaron su idea.
En el ¨²ltimo a?o, sin embargo, se nota cierta nostalgia por su antigua carrera. En Navidad estrenar¨¢ un cap¨ªtulo especial de la ya cl¨¢sica comedia rom¨¢ntica Gavin y Stacey.?Y despu¨¦s de aparecer como ¨¦l mismo en la oda a los Beatles Yesterday?o volver a cantar y bailar como presentador de los premios Grammy y Tony, se ha unido a dos de los musicales cinematogr¨¢ficos m¨¢s esperados de la temporada: la grandilocuente Cats lo convierte en un rollizo gato digitalizado, mientras que compartir¨¢ plano con Meryl Streep y Nicole Kidman en The Prom. Si fracasa, siempre le queda su sof¨¢. Ya no hay solo 40 personas prest¨¢ndole atenci¨®n en su iglesia.
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