La lengua de la gente del mar
La colonizaci¨®n de las islas del Pac¨ªfico confirma la capacidad humana para superar barreras
La expansi¨®n de la humanidad por todo el planeta es uno de los misterios m¨¢s profundos de la prehistoria. Algo, hace decenas de miles de a?os, impuls¨® a los primeros miembros de nuestra especie a avanzar desde ?frica hacia lo desconocido y cruzar monta?as, selvas y sabanas para llegar hasta Oriente Pr¨®ximo y luego continuar caminando. Ese misterio se hace especialmente espeso cuando se trata de la colonizaci¨®n de Australia y del Pac¨ªfico. Los Homo sapiens llegaron a la isla continente antes que a Europa pese a que tuvieron que hacerlo navegando por mar abierto. La colonizaci¨®n de las islas del Pac¨ªfico es un desaf¨ªo todav¨ªa m¨¢s extra?o, porque se trata de peque?os territorios perdidos en el oc¨¦ano m¨¢s inmenso del planeta. Pero ah¨ª estaban cuando llegaron los primeros navegantes europeos.
La periodista Christina Thompson acaba de publicar en ingl¨¦s Sea People (William Collins Books), un estupendo ensayo sobre la colonizaci¨®n del Pac¨ªfico y sobre los pueblos que lo habitan. Aunque hablar de un pueblo ser¨ªa mucho m¨¢s correcto, porque as¨ª se reconocen los habitantes de las islas de aquel oc¨¦ano. Uno de los personajes m¨¢s interesantes del libro es Tupaia, un tahitiano, guardi¨¢n de una profunda sabidur¨ªa sobre la cultura de su gente, desde las leyendas hasta la navegaci¨®n, que acompa?¨® al capit¨¢n Cook en su recorrido por el Pac¨ªfico. Cuando alcanzaron Nueva Zelanda, se encontraron con decenas de canoas de maor¨ªes que no ten¨ªan la m¨¢s leve intenci¨®n de ser descubiertos y, muchos menos, ocupados. Ya hab¨ªa pasado por ah¨ª un navegante portugu¨¦s y sab¨ªan lo que les esperaba.
¡°El escenario era de confrontaci¨®n¡±, relata Thompson. ¡°Pero entonces ocurri¨® algo inesperado. Tupaia dio un paso adelante y se dirigi¨® a varios guerreros en tahitiano. Y, para sorpresa de todos los presentes, fue comprendido inmediatamente¡±. Se encontraban a m¨¢s de 5.000 kil¨®metros de distancia y, sin embargo, hablaban el mismo idioma. Esta historia demuestra una vez m¨¢s que la humanidad no conoce barreras, que es evidentemente ingenuo pensar que las fronteras van a dejar a existir, pero lo es tambi¨¦n creer que van a servir para frenar el ininterrumpido viaje de todos los pueblos. No existe una barrera m¨¢s poderosa que las aguas del Pac¨ªfico, pero sin embargo ah¨ª estaba Tupaia para demostrar que siempre se encuentra un camino.
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