Desaf¨ªo
?Por qu¨¦ nuestros pol¨ªticos de izquierdas no logran superar la mutua inquina y desprecio?
En la terraza de un bar en la primera l¨ªnea de la playa, una gran pantalla daba en directo el debate de la investidura fallida del presidente del Gobierno. Mientras los l¨ªderes de los partidos se cubr¨ªan mutuamente de improperios, los camareros atend¨ªan las mesas con una sonrisa muy profesional. En esta terraza, como en cualquier chiringuito de los cuatro litorales de Espa?a, gentes de todas clases e ideolog¨ªas, con sus problemas a cuestas, com¨ªan y beb¨ªan, todos en busca de un peque?o placer en el coraz¨®n del verano. Cada uno iba a lo suyo, los pol¨ªticos se insultaban y la gente ped¨ªa m¨¢s vino, m¨¢s cerveza y otra de calamares. Los ba?istas chapoteaban felices en el agua y a veces una ola brava destru¨ªa los castillos que los ni?os levantaban en la arena. Bajo el sonido reverberante de la luz del mediod¨ªa, esta agitada armon¨ªa la vulneraba el odio repulsivo que desprend¨ªan los l¨ªderes de los partidos con sus palabras.
Era evidente que la pol¨ªtica en este caso no ten¨ªa nada que ver con la vida. Ese odio no se correspond¨ªa en absoluto con la alegr¨ªa de vivir que exhib¨ªa como un derecho la gente sencilla de cualquier edad y origen en la playa. De hecho, nadie en la terraza segu¨ªa el debate con un m¨ªnimo inter¨¦s y mucho menos ninguno parec¨ªa dispuesto a cambiar uno de aquellos discursos por una gamba. ?De d¨®nde sacan nuestros pol¨ªticos de derechas tanto veneno? ?Por qu¨¦ nuestros pol¨ªticos de izquierdas no logran superar la mutua inquina y desprecio? Ese odio no se encuentra en la calle. Los espa?oles no nos odiamos tanto ni somos tan irresponsables en las empresas, en el trabajo, en la familia como nuestros pol¨ªticos. Una vez m¨¢s ese castillo que los socialistas hab¨ªan levantado en la arena fue derribado por la obscena ambici¨®n de Podemos con la quijada de asno. Una vez m¨¢s el odio como desplante, como desaf¨ªo, como venganza.
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