Perif¨¦rico

No s¨¦ por qu¨¦ tenemos la superstici¨®n del aniversario, el vicio de la fecha justa. Para recordar lo que importa no hay momentos mejores. Lo entrevist¨¦ hace tiempo y hablamos de su oficio de editor. Me dijo: ¡°El texto siempre es m¨¢s importante que t¨². El editor es un hermeneuta de baja intensidad¡±. Cuando le pregunt¨¦ por qu¨¦, de todos los emprendimientos posibles, hab¨ªa elegido abrir una editorial me respondi¨®: ¡°Tengo un hermano que es periodista. Somos hijos, nietos, bisnietos de agricultores. En casa s¨®lo hab¨ªa un Quijote y una Biblia. ?ramos pobres, y para nosotros los libros fueron el primer patrimonio al que pudimos acceder por nuestros propios medios. Nadie en mi familia aspiraba a tener un coche ni una casa. Sin embargo, la idea de la biblioteca te hac¨ªa pensar que aquellos objetos eran tuyos, y por primera vez ten¨ªas algo que era de gran belleza. Para m¨ª, la literatura nunca ha sido una americana que te pones para declararte intelectual. Con mi padre y mi madre habl¨¢bamos de Benjam¨ªn, pero tambi¨¦n de si llov¨ªa o no llov¨ªa, de si andaba la aceituna, de los higos que se secaban por la falta de agua¡±. Muchos le deben el descubrimiento de autores como Juan C¨¢rdenas, Rita Indiana, incluso de Thomas Wolfe. Era escritor y director literario de Perif¨¦rica, que hab¨ªa fundado en 2006 con Paca Flores. Me dijo que hab¨ªa aprendido m¨¢s sobre su oficio leyendo las cartas que enviaba Cesare Pavese a los correctores que en cualquier taller, y que le parec¨ªa importante que su editorial trabajara en un espacio de riesgo. Le pregunt¨¦ c¨®mo pod¨ªa definir ese espacio y respondi¨®: ¡°Creo que los libros que publicamos tienen una belleza consoladora. Que nuestro cat¨¢logo se establece entre la provocaci¨®n y el consuelo¡±. Su nombre es Juli¨¢n Rodr¨ªguez. Muri¨® en Segovia a los 50, hace poco m¨¢s de un mes. Nos dej¨® cosas. Se llev¨® mucho con ¨¦l.