Las amenazas que se ciernen sobre las papas
El cambio clim¨¢tico comienza a afectar al legendario alimento. En Per¨², cuna de la patata, donde hay 4.000 variedades, campesinos y cient¨ªficos temen da?os ante las variaciones de heladas y lluvias
Sobre las tres de la tarde un d¨ªa despejado, en estas alturas andinas a las que se llega por una carretera polvorienta, varios campesinos remueven su sagrada tierra para extraer algunas papas. Entre ellos, un anciano robusto, recio, que est¨¢ alzando una pala.
¡ª?Antes el clima era normal, Taita Sebasti¨¢n?
¡ªEra mejor, era bonito, la lluvia llegaba en su ¨¦poca ¡ªresponde en quechua, gracias a la ayuda de Alcides Taype, un joven traductor que es ingeniero.
Hay un rictus de preocupaci¨®n en su rostro cruzado por las arrugas que el abrasador sol de los Andes deja sin remedio. En Castillapata, comunidad del departamento de Huancavelica, en el centrosur de Per¨², los habitantes han conocido en los ¨²ltimos a?os heladas, granizadas y precipitaciones furiosas que caen fuera de tiempo.
Que lo cuente un taita (hombre o padre muy respetable) es revelador. Sebasti¨¢n Alanya tiene 86 a?os, trabaja a¨²n en la tierra con vitalidad, y ha visto, a lo largo de sus a?os, las paulatinas perturbaciones del clima. ¡°Ahora cae lluvia de un momento a otro; en abril de este a?o, vino la helada y quem¨® las papitas¡±, cuenta con tristeza.
Los campesinos remueven la tierra para cosechar las ansiadas papas (patatas), el alimento esencial para este pueblo ubicado a cerca de 3.800 metros sobre el nivel de mar. Se ven surcos agitados, bolsas rosadas, hombres y mujeres que buscan en el subsuelo el precioso tub¨¦rculo. Algunos ni?os miran la faena.
Pero la diligencia de Taita Sebasti¨¢n y los otros comuneros no implica que este campo, que ahora se ve algo feliz, carezca de problemas. Seg¨²n Ra¨²l Ccanto, agr¨®nomo de la ONG Yanapai (ayudar en quechua), quien maneja esta parcela con los campesinos de Castillapata, antes se pod¨ªa saber que todos los 24 de junio ca¨ªa siempre una helada.
Los vecinos optaban por sembrar meses antes las variedades m¨¢s amargas que resisten tal fen¨®meno, el cual lleva los campos al punto de congelaci¨®n. Con ellas, en junio, se preparaba el chu?o, una patata que despu¨¦s de sortear ese fr¨ªo casi polar es deshidratada y lavada con agua, para que pierda el amargor y sea comestible.
Ccanto explica que ahora las heladas ya no son tan intensas, "debido al cambio clim¨¢tico" y que se han vuelto irregulares y ¡°pueden hacer que la gente deje de sembrar algunas variedades, hasta que desaparezcan¡±. Algo sumamente preocupante para un pueblo que vive de la agricultura.
Peor a¨²n es cuando hay granizo, porque lo destruye todo. No es que Taita Sebasti¨¢n y sus compa?eros desconozcan estos avatares. Es que, seg¨²n ¨¦l, ¡°hay un desorden en el clima¡±. Por ejemplo: el 2 de mayo de este a?o hubo una granizada brutal, que afect¨® a todos los cultivos. Y en noviembre y diciembre del 2018 casi no llovi¨®.
Cuando el clima nos alcance
Los campesinos siguen extrayendo las papas, de variedades numerosas por estos lares (solo en la cercana chacra de Taita Sebasti¨¢n hay 80). El aire que se respira se siente limpio, acariciante.
La temporada de lluvias habitual acontece entre octubre y abril. En ese lapso puede haber algunos veranillos (per¨ªodos en los que la lluvia cesa), ocasionalmente alguna helada, pero no de mucha intensidad. Precisamente, por eso, la siembra de papas m¨¢s grande (hay otras menores, en tiempos intermedios) comienza en octubre: para aprovechar las abundantes precipitaciones y para que, entre abril y mayo, se coseche.
Pero ?qu¨¦ pasa cuando toda esa din¨¢mica se altera? Como afirma la se?ora Dominga Espinoza, de 53 a?os, ¡°los tiempos cambian mucho¡±. Lo mismo opina Alcides, que tiene 31 a?os, quien afirma que ¡°el calor es fuerte, muy fuerte¡±. Estas observaciones emp¨ªricas, sumamente valiosas porque salen de las entra?as del campo, est¨¢n siendo confirmadas por algunas constataciones cient¨ªficas.
Un estudio del 2011, hecho por el Servicio Nacional de Meteorolog¨ªa e Hidrolog¨ªa del Per¨² (Senamhi), en la vecina cuenca del r¨ªo Mantaro, lo confirma: en los ¨²ltimos 45 a?os, la tasa de precipitaciones habr¨ªa bajado a un ritmo de -1.3 mil¨ªmetros diarios; y la temperatura aument¨®, desde 1976, a raz¨®n de 0,12 grados cent¨ªgrados por d¨¦cada.
Los campesinos no piensan tanto en vender los productos de su cosecha, sino en comer, porque el tub¨¦rculo andino es el insumo principal de su dieta
En los ¨²ltimos 10 a?os, los eventos de lluvias intensas se han reducido de 14 a 11,2 por a?o. Desde 1960, las heladas ya no se presentan solo entre abril y junio sino, tambi¨¦n, entre mediados de febrero y fines de marzo, lo que explicar¨ªa la preocupaci¨®n que ronda en Castillapata. A?os atr¨¢s, el 16 y 17 de febrero del 2007, ocurri¨® algo m¨¢s dram¨¢tico.
En los Andes peruanos cayeron unas heladas espantosas, que pusieron en emergencia a cinco departamentos, entre ellos a Huancavelica, donde se perdieron sin remedio 27.000 hect¨¢reas de cultivo. ¡°La gente llor¨®, fue terrible¡±, cuenta Stef de Haan, un agr¨®nomo holand¨¦s que trabaja para el Centro Internacional de la Papa (CIP) de Lima.
Un 60% por ciento de los cultivos se contaron entre los estragos dejados por ese congelamiento inusual, que, m¨¢s que p¨¦rdidas econ¨®micas, provoc¨® literal hambre en esta zona. Porque algo que quiz¨¢s no se entiende, ni en Europa ni en otras partes del Per¨², es que el autoconsumo ac¨¢ vive. Cada evento extremo puede causar un desastre.
Taita Sebasti¨¢n, Dominga Espinoza y otros campesinos no piensan tanto en vender los productos de su cosecha, sino en comer, porque el tub¨¦rculo andino es el insumo principal de su dieta. Las heladas fulminantes, las sequ¨ªas, las granizadas, atentan, en rigor, contra sus vidas. Tambi¨¦n contra la productividad nacional de papa.
Que se d¨¦ la alerta en el Per¨² es, por a?adidura, muy simb¨®lico. Es en estos campos donde este tub¨¦rculo fue domesticado, hace unos 8.000 a?os seg¨²n el CIP. Se hizo a partir de las especies silvestres, que son como peque?as bolitas, y que a¨²n se encuentran en las partes m¨¢s altas. El hombre prehisp¨¢nico fue el que, con paciencia, hizo el milagro.
Poco a poco fue sacando variedades menos amargas, pero incluso supo que algunas de ellas luego podr¨ªan convertirse en chu?o. Es por esa raz¨®n que en ese pa¨ªs hay al menos 4.000 variedades de papa, un n¨²mero dispendioso. De ellas 3.000 son nativas y el resto mejoradas, es decir obtenidas a partir de las primeras a trav¨¦s de sucesivos cruces.
De Haan precisa que la selecci¨®n de la papa nativa en condiciones de cambio clim¨¢tico es de ¡°tipo darwinista¡±: solo las mejor adaptadas sobreviven. Y aunque se han conseguido notables variedades, con mucho hierro y otras cualidades, ¡°no existe la s¨²per-variedad¡±. Por eso, es vital conservar la alt¨ªsima biodiversidad.
Ah¨ª vienen las plagas
Ccanto da m¨¢s razones por las cuales el cambio clim¨¢tico puede afectar esta variedad. ¡°Las papas tiene unos frutos, que son como unos tomatitos, a los que llamamos bayas y que tienen adentro semillas. Cuando la planta llega a la madurez, esos tomatitos y semillas caen al suelo y de ah¨ª puede salir una nueva variedad¡±.
Ese proceso puede demorar hasta cuatro o cinco a?os. ¡°Es como una madre que tiene varios hijos, y cada uno es distinto¡±, apunta. ¡°El problema puede estar en que con las heladas, granizadas, o enfermedades muy da?inas, como la rancha, algunas plantas ya no produzcan la baya, y haya menos posibilidad de que aparezcan nuevas variedades¡±.
Planea sobre los Andes, asimismo, un cl¨¢sico del cambio clim¨¢tico: la aparici¨®n de nuevas plagas, o la extensi¨®n de enfermedades ya presentes. ¡°Justo cuando t¨² lo guardas la papita, le afecta la polilla, antes no hab¨ªa eso¡±, dice otro campesino, para referirse a la polilla que lleva el nombre cient¨ªfico de Symmetrischema tangolias.
No se conoc¨ªa hace unos 10 a?os, o era escasa, pero ahora ha invadido los almacenes. Incluso ha subido hasta 4.200 metros sobre el nivel del mar. Su irrupci¨®n coincide con la apreciaci¨®n de Alcides sobre el ¡°calor m¨¢s fuerte¡±, que ya se siente en Castillapata. Un insecto, como se sabe, suele reproducirse m¨¢s r¨¢pido cuando el calor se dispara.
Lo mismo ocurre con la rancha. La enfermedad m¨¢s conocida de la papa, provocada por un hongo cuyo nombre cient¨ªfico es Phytophthora infestans, hoy ya se encuentra a los 4.100. Sumada a la polilla acent¨²a el peligro: una de papa puede sortear las heladas, las granizadas, pero al final el tub¨¦rculo ya extra¨ªdo puede sucumbir en el almac¨¦n.
Otra consecuencia es que, al haber m¨¢s calor, la franja altitudinal en la que se distribuye la mayor diversidad de papa puede reducirse y llegar a un techo. Antes, se cultivaba desde el nivel del mar hasta los 4.000 metros, pero las plagas y enfermedades tambi¨¦n suben.
La m¨¢gica biodiversidad
Al final de esta tarde de cosecha, varios campesinos ponen las papas en varios sacos agolpados en una esquina de la parcela. El d¨ªa se va yendo junto con su apacible luz.
¡ª?Y esta variedad c¨®mo se llama?
Entonces comienza la fiesta de la agrobiodiversidad: ¡°Esta es checche pas?a (se?orita lunareja), esta qala suito (alargado desnudo), esta puca llunchuy (nuera roja), esta payapa ancon (tal¨®n de anciana), esta pumapa maqui (mano de puma), esta angelpa tantan (pan del ¨¢ngel), esta qollqe tupu (prendedor de plata). Y as¨ª casi infinitamente¡
Los campesinos creen que, por las noches, las variedades de patata salen, se meten a otras chacras, pernoctan all¨ª, se cruzan y as¨ª nacen otras variedades. Tambi¨¦n que las heladas caen fuera de tiempo cuando alguien se porta mal o hay un accidente. Pero ahora tambi¨¦n comienzan a creer que el cambio clim¨¢tico no es ninguna bendici¨®n del cielo.
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