Te ofrezco trabajo, pero no te pago: diez personas nos cuentan sus peores experiencias
Es mucho m¨¢s com¨²n de lo que creemos, especialmente en profesiones art¨ªsticas. Fot¨®grafos, escritores, estilistas, cantantes, ilustradores o int¨¦rpretes lo relatan en primera persona
El trabajo no remunerado es uno de esos grandes tumores de las econom¨ªas occidentales, un fen¨®meno del que no se habla todo lo necesario y que en el caso de Espa?a, seg¨²n datos de 2011, equival¨ªa al 53% del PIB. Se entiende siempre el trabajo no remunerado como esas labores de cuidados que llevan a cabo los familiares de personas dependientes (ni?os, enfermos y mayores) y tambi¨¦n las labores del hogar, tareas imprescindibles que no se valoran en casi ninguno de los sentidos posibles y sin las que la sociedad no funcionar¨ªa.
"Estaba dispuesta a aceptar unos 150 euros a cambio de todo eso. Pero ¨¦l me dijo: 'No, la remuneraci¨®n es poder verme trabajando'. ?Ah, s¨ª? Le respond¨ª: 'Cuando des un curso me apunto, pero mientras tanto esa es mi tarifa'. Ni me volvi¨® a escribir"
Soledad, fot¨®grafa sevillana
Sin embargo, hay otros casos menos habituales, pero que levantan indignaci¨®n semejante, en los que gente joven que se incorpora al mercado laboral se ve obligada a trabajar a cambio de nada, para eso que se llama "hacer curr¨ªculum" o, en el caso de actividades art¨ªsticas y/o vocacionales, miles de profesionales se ven obligados a trabajar gratis para eso que se llama ¡°crearse un nombre¡±.
Entre las voces que nos han contado su caso priman estos ¨²ltimos. Son periodistas, escritores, managers, actrices, fot¨®grafos, montadores de cine o gestores culturales. Algunos siguen prest¨¢ndose a algunos trabajos sin remunerar, otros los han dejado atr¨¢s, pero siguen recibiendo propuestas que a veces rozan lo ofensivo. Aqu¨ª, sus historias.
"La remuneraci¨®n es poder verme trabajado": el caso de Soledad, periodista y fot¨®grafa de Sevilla de 41 a?os
"Tengo 41 a?os y me sigue ocurriendo esto de encontrarme con que me ofrecen un trabajo que no me quieren pagar. Soy periodista, pero me met¨ª hace diez a?os en la pr¨¢ctica de la fotograf¨ªa social. Como no tengo tiempo de buscar mi propia cartera de clientes me dedico a ir de second, que consiste en cubrir lo que al primer fot¨®grafo no le da tiempo a cubrir. Por ejemplo, en una boda, la casa del novio, ni?os, invitados... cobertura m¨¢s all¨¢ de los novios, vaya. En una p¨¢gina donde se solicitan seconds me encontr¨¦ el anuncio de un fot¨®grafo de renombre. Yo lo segu¨ªa y me gustaba su trabajo, as¨ª que le dije que estaba libre. Me explic¨® que necesitaba que fuera con ¨¦l para hacer de second en una boda. Cubrir una boda supone un m¨ªnimo de 12 horas de cobertura en fin de semana. Normalmente no se cobra mal, pero en este caso me ten¨ªa que desplazar de provincia, lo cual a?ad¨ªa gastos. Pens¨¦: 'Vale, este hombre es un profesional, as¨ª que asumo el desplazamiento y le veo trabajando y aprendo de ¨¦l'. Estaba dispuesta a aceptar unos 150 euros a cambio de todo eso. Pero ¨¦l me dijo: 'No, la remuneraci¨®n es poder verme trabajando'. ?Ah, s¨ª? Le respond¨ª: 'Cuando des un curso me apunto, pero mientras tanto esa es mi tarifa'. Ni me volvi¨® a escribir".
"No solo te piden que act¨²es gratis, tambi¨¦n que le pongas ilusi¨®n": el caso de Aurora, actriz catalana de 35 a?os
¡°Puedo recordar infinidad de veces en las que me pidieron que trabajase a cambio de nada, pero hay tres que me resultaron especialmente ofensivas. Una vez, hace a?os, un amigo actor me llama y me dice que un director quiere contar con nosotros para una obra de teatro. Parec¨ªa un sue?o. Cuando quedamos con ¨¦l descubrimos que en realidad ese director, que era tambi¨¦n dramaturgo, nos daba su texto, nos lo ced¨ªa altruistamente, para que nosotros dos lo hici¨¦ramos todo: montar la obra, buscar sala, buscar vestuario, interpretarla¡ ?Montar una producci¨®n por cedernos su texto, que adem¨¢s era una mierda! Ni que fuera Shakespeare, vamos. En otra ocasi¨®n estuve durante un tiempo en una compa?¨ªa de improvisaci¨®n a la que le iba muy bien (aunque a los trabajadores nos pagaban fatal). De vez en cuando esta compa?¨ªa hac¨ªa cosas para asociaciones ben¨¦ficas y ONG. En estos casos la compa?¨ªa ganaba un beneficio de visibilidad y tambi¨¦n alguno humano, porque le hac¨ªa ilusi¨®n especial colaborar con una causa que le tocaba de cerca. Sin embargo yo, como actriz, ?no ve¨ªa beneficio alguno! Adem¨¢s, te mandaban el trabajo sin tan siquiera preguntarte. Sin decir: 'Vamos a hacer este bolo altruista, ?qui¨¦n quiere participar?'. No, directamente te lo daban y luego te dec¨ªan: "Aqu¨ª no cobras". No, mira, es que yo doy el dinero que considero a las ONG que me apetecen. Otro ejemplo: una amiga a la que yo di clase de teatro me dijo que en su escuela de educaci¨®n libre de su hija iban a hacer una jornada de recaudaci¨®n de fondos para el mantenimiento de la escuela y que cada padre y madre iban a aportar algo suyo. Y su aportaci¨®n¡ ?era yo! Un cuentacuentos para los ni?os. ?T¨² crees que yo un s¨¢bado por la ma?ana quiero hacer eso? '?Algo sencillo, tu curro es f¨¢cil!'. Me sent¨® fatal. Adem¨¢s, siempre que me han pedido currar gratis a?aden: 'ponle ilusi¨®n'. No, yo le pondr¨¦ ilusi¨®n a lo que me salga a m¨ª de las narices. Que bastante trabajo gratis, pero en lo que a m¨ª me apetece. Ah, y hace poco hice un papel muy peque?ito en una pel¨ªcula. Rodaje de fin de semana. Nos daban de alta en la seguridad social, pero para poder darnos de alta el tipo de contrato era de voluntariado. As¨ª que a mis 35 a?os, tras 10 de carrera en el mundo teatral, soy voluntaria.¡±
"Me dijeron que no ten¨ªan dinero para pagarme, pero que mis ilustraciones saldr¨ªan en la revista Interview": el caso de Pablo, ilustrador de Gij¨®n de 35 a?os
"Una vez hice una lista enorme de directores de arte y me puse a escribirles. Me escribieron al momento de una revista mexicana para decirme que les gustaba lo que hac¨ªa. Me pidieron cuatro ilustraciones y me informaron de que me iban a pagar... ?ense?ando las ilustraciones en su Instagram! En otra ocasi¨®n un amigo me puso en contacto con unos autores teatrales y me encargaron una ilustraci¨®n para una obra. Me dijeron que solo pagaban a las actrices. A los pocos meses se fueron a hacer una exitosa gira con la obra y me sent¨ª est¨²pido. Les volv¨ª a escribir con mi n¨²mero de cuenta y la respuesta fue algo as¨ª como: 'Vale, ya tengo tu n¨²mero si lo necesito'. Y la ¨²ltima: un chico me pregunt¨® s¨ª quer¨ªa hacer unas ilustraciones para la revista Interview. Me aclar¨® que no ten¨ªa dinero, ?pero era la Interview! Ah¨ª me daba lo mismo. Es triste, pero al menos fueron sinceros y no me vinieron con cuentos de promoci¨®n. Nos dec¨ªa un profesor en la Escuela de Arte que no dij¨¦ramos nunca que nos gustaba mucho dibujar, porque entonces lo acabar¨ªamos haciendo gratis. Parece que ten¨ªa raz¨®n".
"Acept¨¦ trabajar sin sueldo, pero me di cuenta de que tambi¨¦n trabajaba sin seguridad": el caso de Laura, gestora cultural riojana de 35 a?os
"Llevo diez a?os en Lisboa, los cinco primeros trabajando precariamente y coincidiendo con la crisis monumental que nos toc¨®. En octubre de 2009, reci¨¦n llegada a Lisboa, empec¨¦ a trabajar en una galer¨ªa de arte de la ciudad. ?El sue?o de cualquier persona salida de un m¨¢ster de comisariado y dise?o de exposiciones! Sab¨ªa desde el principio que el trabajo era voluntario, pero se trataba de mi primera experiencia en el mundo laboral, ¨¦ramos un equipo de unas veinte personas y solo tres (los art¨ªfices del proyecto) cobraban. Acept¨¦ porque la programaci¨®n era maravillosa, y conseguimos hacer much¨ªsimas cosas. Pero la gesti¨®n era terrible y trabaj¨¢bamos sin condiciones, sin seguros y sin nada que se le parezca. Recuerdo, por ejemplo, negarme a subir a un andamio dispuesto de aquella manera sobre una escalinata enorme para montar una exposici¨®n. As¨ª que estuve dos a?os de trabajo voluntario, dedicando la mayor parte de mi tiempo y energ¨ªas a?la causa. Mientras, pagaba mis cuentas trabajando de canguro, empleada de caf¨¦ y asistente de sala en el Museo de Ciencias e Historia Natural los fines de semana. Sent¨ªa que val¨ªa la pena, que el proyecto era en parte m¨ªo¡ Despu¨¦s de conseguir financiaci¨®n estatal con sudor y l¨¢grimas, pude obtener un contrato a salario m¨ªnimo durante dos a?os. Eso s¨ª, ah¨ª empezaron a surgir problemas de gesti¨®n, movimientos raros, cuentas que no sal¨ªan¡ lo que era un proyecto muy bonito se convirti¨® en una lucha de egos por cuatro duros. Dur¨¦ cinco a?os y medio en total. Me fui quemad¨ªsima y sin dar cr¨¦dito, como los bancos. El centro cerr¨® un a?o despu¨¦s".
"Si una productora te llama te est¨¢ haciendo un favor, y ese favor lo pagas": el caso de Tino, montador cinematogr¨¢fico valenciano de 39 a?os
"Soy un especialista en el tema de trabajar gratis. Se puede resumir as¨ª: en el sector audiovisual hay mucho aut¨®nomo. Los directores de fotograf¨ªa, los montadores, los estilistas, etc¨¦tera, son aut¨®nomos. En mi caso, en el de la edici¨®n y montaje, hay una t¨®nica general. Las productoras son las que te llaman para realizar trabajos, t¨² luego les pasas tu factura y aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria. O eso parece, porque se ha establecido una din¨¢mica en la que si una productora te llama recurrentemente es que te est¨¢ haciendo un favor y ese favor lo pagas, por ejemplo, en mi caso, con que les montes una bobina personal de trabajo gratis o un videoclip gratis porque 'no hay pasta o hay muy poca'. Esa es una experiencia que he vivido decenas de veces".
"Le dije que aunque yo no cobrara necesitar¨ªa un equipo m¨ªnimo de ayudantes": el caso de Lina, fot¨®grafa asturiana de 41 a?os
"Mi historia es la siguiente: una amiga de una amiga lanza una marca de ropa. Est¨¢ muy entusiasmada porque ha dejado un trabajo muy bueno que ten¨ªa en el mundo empresarial por triunfar en la industria de la moda. Me contacta para hacer unas fotograf¨ªas que, imagino, anteriormente otro fot¨®grafo le hab¨ªa hecho por la cara porque ella estaba muy bien posicionada. Naturalmente, me propone pagarme d¨¢ndome algunas de sus prendas. Le digo que para las fotos que me pide, aunque yo no cobre, necesitar¨ªa pedir a un equipo m¨ªnimo de maquillador, estilista, ayudante y estudio. Decide, entonces, que pagar¨¢ unos m¨ªnimos. Finalmente el trabajo no se hace ni por los m¨ªnimos porque yo me tengo que ir de viaje. Este trabajo lo acab¨® haciendo otro fot¨®grafo m¨¢s cotizado que yo y convenciendo a otros de que tambi¨¦n trabajen gratis. De nuevo, imagino, por el nombre y posici¨®n que ella ten¨ªa. Un tiempo despu¨¦s, la mujer me vuelve a contactar para unas fotos y de nuevo me propone no cobrar o regalarme unos pantalones a cambio de que aparezca mi nombre en el medio, poco conocido por otra parte. Le volv¨ª a decir que no. La historia se repiti¨® con otras personas en muchas otras ocasiones, pero me da pereza incluso recordarlas".
"?Nos ced¨¦is vuestra m¨²sica a cambio de salir en los cr¨¦ditos?": el caso de ?lvaro, 'manager' musical madrile?o de 37 a?os
"Lo que voy a contar no me afecta directamente a m¨ª, pero s¨ª a los artistas que represento como manager: me piden usar su m¨²sica de forma gratuita continuamente. Y he decidido hacer de esto mi cruzada personal: hasta que se entienda que no puede ser, no voy a parar. Me lo suelen pedir para v¨ªdeos de eventos o conciertos con patrocinadores importantes, para v¨ªdeos de moda de famosas revistas¡ La pregunta siempre es: '?Nos ced¨¦is el tema a cambio de cr¨¦ditos?'. Y mi respuesta es: 'Desgraciadamente, ni las hipotecas ni las compras en el supermercado se pagan con cr¨¦ditos (o no de estos, al menos)'. El que alquila el local, el que lo limpia, el que organiza el evento, la persona que realiza el v¨ªdeo, la persona que lo monta¡ todos ellos cobran, ?por qu¨¦ no los m¨²sicos que han hecho la canci¨®n que quieren usar para que suene de fondo? A veces ya ni responden a mi contundente mail. O bien me vengo un pel¨ªn arriba o bien les da tanta verg¨¹enza que su silencio es la forma que tienen de darme la raz¨®n".
"El dise?o del vestido ser¨¢ tu regalo de boda": el caso de Luc¨ªa, dise?adora gallega de 41 a?os
"Los que nos dedicamos a la moda estamos condenados a que la gente imagine nuestra vida laboral entre c¨®cteles y charlas fr¨ªvolas (no les arruinar¨¦ la ilusi¨®n hablando de intrusismo y precariedad) y, peor, creen que al ser vocacional estamos siempre disponibles para ello. Nuria era una madrile?a que veraneaba en mi pueblo de peque?a e hicimos buenas migas. Siempre se quiso casar y tener hijos, y yo siempre quise trabajar en moda. Misi¨®n cumplida para ambas. Fusionando nuestros anhelos volv¨ªamos de la playa un d¨ªa imaginando su boda perfecta: yo le cont¨¦ que le har¨ªa un vestido de sat¨¦n color oro p¨¢lido y ella que se casar¨ªa en el Ritz y que yo le regalar¨ªa una vajilla de Sargadelos. A los 22 a?os nos distanciamos porque ¨¦ramos diametralmente opuestas. Pero a?os despu¨¦s me llama y me dice que se casa, que?nuestro sue?o se hac¨ªa realidad: se casaba en el Ritz y, por supuesto, con el vestido del que tanto hablamos. '?Me tienes que hacer el dise?o bien, con el patr¨®n para las costureras, que ya tengo el taller!'. ?Eso era un trabajazo y yo hago bikinis, no tengo ni idea de moda nupcial! Pero acept¨¦, le dije que ese ser¨ªa mi regalo de boda. '?C¨®mo?', responde ella. 'Ya le dije a mi suegra que me ibas a regalar una vajilla preciosa'. ?Que te haga el vestido y una vajilla de Sargadelos? ?T¨² est¨¢s bien de la cabeza? ?Ten¨ªamos 13 a?os cuando le hice esa promesa, ahora dise?ar se hab¨ªa convertido en mi trabajo! Pudimos discutir m¨¢s, pero por circunstancias familiares no fui a esa boda. Ni vestido, ni vajilla, ni amistad".
"Me dijeron que no pagaban, pero corr¨ªan con los gastos... y acab¨¦ en una pensi¨®n sin aire acondicionado": el caso de ??igo, periodista musical madrile?o de 45 a?os
"La vez que m¨¢s me cabre¨¦ fue cuando un festival del sur, en un pueblo a seis horas en tren de Madrid, me pidi¨® que fuera a participar en una mesa redonda. Gratis, claro. Usaron el m¨¦todo de la gota malaya: el responsable de prensa me llam¨® una y otra vez durante meses, usando todo tipo de argumentos. Al final, cuando ya llegaron al l¨ªmite, humillarse y suplicar, acced¨ª. Por pena. El acuerdo era que no pagaban, pero corr¨ªan con los gastos. Y aqu¨ª ya la cosa empez¨® a ser sangrante. Les pregunt¨¦ si pod¨ªa ir acompa?ado. Me dijeron que no. Me metieron en una pensi¨®n de una estrella sin aire acondicionado ni ventilador, en julio, en la provincia de C¨¢diz. Para comer los dos d¨ªas me dieron un vale, uno solo, para un men¨² del d¨ªa en un restaurante. Cuando por la noche entr¨¦ en lo que llamaban zona de invitados y ped¨ª un gin tonic, me pusieron una ginebra de marca blanca con un poco de t¨®nica de botella de dos litros en un vaso de tubo de pl¨¢stico y el t¨ªo me dijo: 'son 8 euros'. Entonces revent¨¦. Lo que me faltaba era palmar dinero. Pasaba por all¨ª uno de los directores y creo que todav¨ªa se estar¨¢ acordando de las cosas que le dije. Es una cosa relativamente habitual en sitios de estos. Lo ¨²nico que quieren es poder meterte en el programa, una vez eso, ya se la sopla todo. El mismo responsable de prensa que me llamaba d¨ªa s¨ª, d¨ªa tambi¨¦n, desapareci¨®. No le vi en el d¨ªa y medio de mierda que pas¨¦ en aquel pueblucho. Hasta un a?o despu¨¦s. El t¨ªo volvi¨® a llamarme para que participara en otra mesa redonda en el festival. Con un par".
"Me pas¨¦ a?os escribiendo gratis por la ilusi¨®n de ver mi nombre impreso por primera vez": el caso de Germ¨¢n, periodista de 34 a?os
"Conozco a muy pocos periodistas que no hayan comenzado su carrera escribiendo art¨ªculos gratis. Lo haces con amor, incluso, por el orgullo de ver tu firma en un medio por primera vez o por la ilusi¨®n de participar en una revista, una web o un proyecto que te interesan personalmente. Pero no te das cuenta de que est¨¢s alimentando al monstruo. En mi caso, lo curioso es que el monstruo volvi¨® a llamar mi puerta a?os despu¨¦s: yo ya estaba dirigiendo la web de una conocida revista, o sea, ya ten¨ªa algo de curr¨ªculum y nombre como para que me pidiesen eso (aunque reitero que no se le deber¨ªa pedir a nadie, ni a un novato). Sin embargo, casi de forma simult¨¢nea, me llega una oferta para colaborar con una web de tendencias ¡ª'no tenemos presupuesto para los redactores, eso s¨ª, te podemos dar ropa muy chula'¡ª y otra de una excompa?era que se hab¨ªa montado una revistita en Londres y a¨²n no ten¨ªa 'presupuesto ¡ª'pero me encanta c¨®mo escribes y te necesito en el proyecto'¡ª. Yo tuve la suerte de poder decir no, pero alguien m¨¢s joven y sin curr¨ªculum, mi propio yo del pasado, seguramente no podr¨ªa. Y luego est¨¢ el caso de amigos, claro, de 'escr¨ªbeme un texto para mi web', 'hazme la nota de prensa para mi empresa de gesti¨®n de hoteles'. Que ya no es usura y explotaci¨®n, probablemente solo morro. Yo siempre les pregunto: '?le pedir¨ªais a un amigo pintor que os pintase gratis el sal¨®n?'. Lo de escribir suena a vocacional y rom¨¢ntico, pero es a menudo otro trabajo tan frustrante como cualquier otro: escribir cosas que realmente no te interesan a cambio de dinero cuando lo que querr¨ªas estar haciendo son haikus, novelas dist¨®picas o simplemente dormir".
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