?Y si Taylor Swift es grande no por los millones que la adoran sino por los miles que la critican?
La vida de la cantante es como un rutinario men¨² degustaci¨®n: tiene muchos platos y pasa del dulce al picante sin complicar la digesti¨®n
![Taylor Swift durante un concierto en Houston, Texas, en 2017.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SMHX2746BZ4P2ZQXSR54BUGHUQ.jpg?auth=347fae60632795801fb77e1ded8fcff82c016dd4c4c255ea45d110570a89dc4a&width=414)
Cuando era cantante ¡®country¡¯ ya parec¨ªa estar so?ando m¨¢s con unicornios color arco¨ªris que con ¨¦picos cimarrones. Parece que hace mucho tiempo de eso y, sin embargo, no han pasado ni 13 a?os: de ser la nueva Shania Twain a encabezar la lista Forbes de las estrellas mejor pagadas en un tiempo r¨¦cord que, en realidad, ha sido como recorrer un jard¨ªn de rosas dej¨¢ndose jirones de alma m¨¢s o menos en cada esquina, mientras los n¨²meros de la cuenta corriente aumentaban en la misma proporci¨®n en que lo hac¨ªa el n¨²mero de acosadores dispuestos a saltar vallas de seguridad y, tambi¨¦n, el de matones y matonas empe?ados en arrebatarle el micro de manera indecorosa o de llamarle serpiente en redes sociales.
Taylor Swift sabe que una estrella se define no tanto por su n¨²mero de seguidores como por la capacidad de imantar la atenci¨®n de unos 'haters' que cumplan la funci¨®n de feroces supervillanos medi¨¢ticos
Consciente de que lo que no te mata te hace m¨¢s fuerte, la Swift recicl¨® el insulto en emblema de orgullo cuando decidi¨® que una cobra hinchable pod¨ªa ser su mejor compa?era de escenario para dejar claro que las lagarter¨ªas tuiteras de Kim Kardashian no le hab¨ªan hecho demasiada mella.
Taylor Swift, que reiteradamente ha dramatizado el paso del amor al odio incluso en el curso de un mismo v¨ªdeo musical ¨Cv¨¦anse los ejemplos de Blank space o Wildest dreams¨C, sabe que, a d¨ªa de hoy, una estrella se define no tanto por su n¨²mero de seguidores como por la capacidad de imantar la atenci¨®n de unos haters que cumplan la funci¨®n de feroces supervillanos medi¨¢ticos. Su cara de anuncio de perfumer¨ªa no es suficiente como tampoco lo es su repertorio, ni su compromiso con causas justas o su reci¨¦n descubierta facultad para la inspiraci¨®n pol¨ªtica de los millennials: es necesario bajar peri¨®dicamente al fango de la trifulca p¨²blica, aunque luego el duelo al sol, como bien ha comprobado Katy Perry, se puede pacificar a trav¨¦s del abrazo simb¨®lico y ritual de una hamburguesa con su raci¨®n de patatas. El nuevo enemigo a batir en su punto de mira es ahora quien fuera su primer representante, Scooter Braun. ?Qu¨¦ l¨¢stima que una vida tan agitada tenga, en el fondo, tan poca identidad!
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