El hilo invisible de la vida
La inmortalidad no est¨¢ a nuestro alcance, pero en el futuro se podr¨¢n evitar, retrasar o curar enfermedades del envejecimiento. Para ello tiene que haber una apuesta seria por la ciencia y la investigaci¨®n
Dar un paseo por el Museo del Prado puede ser una manera de reflexionar sobre por qu¨¦ envejecemos y sobre las consecuencias del envejecimiento.
Hans Baldung Grien, pintor renacentista alem¨¢n, es autor de Las edades y la muerte, una pintura del Prado. En ella, Grien nos habla de las consecuencias del paso del tiempo en el cuerpo humano a trav¨¦s de la representaci¨®n de un reci¨¦n nacido, de una mujer joven, y de una mujer envejecida, quien es arrastrada por un ser que simboliza la muerte. Esta ¨²ltima, la muerte, sostiene un reloj de arena, para indicarnos que es el paso del tiempo el responsable de la decrepitud del cuerpo humano y de la muerte. Un destino inevitable, seg¨²n nos advierte Grien representando a una lechuza, s¨ªmbolo de la sabidur¨ªa desde la ¨¦poca griega.
Algo tan obvio en la pintura de Grien como que el envejecimiento acarrea la enfermedad y a la muerte, ha sido omitido hasta hace poco por la comunidad cient¨ªfica. Se han estudiado las enfermedades de manera detallada con el fin de descubrir estrategias para curarlas, pero sin tener en cuenta el hecho de que el proceso de envejecimiento est¨¢ en su origen. Prueba de esta omisi¨®n, es que no hay ning¨²n f¨¢rmaco para curar enfermedades que haya surgido de entender el proceso de envejecimiento molecular. Y quiz¨¢s por ello, bien entrado el siglo XXI, no somos capaces de frenar la progresi¨®n, ni de curar ninguna de las enfermedades del envejecimiento.
Lo que determina la longevidad es la velocidad de acortamiento de los tel¨®meros
No voy a entrar aqu¨ª a analizar por qu¨¦ se ha ignorado al envejecimiento como origen de las enfermedades. Lo importante es que esto ha cambiado, y ahora entender el envejecimiento a nivel molecular es un tema ¡°estrella¡± de la investigaci¨®n. El objetivo es entender por qu¨¦ envejecemos a nivel molecular para as¨ª poder evitar, frenar o curar enfermedades asociadas al envejecimiento, que son pr¨¢cticamente todas las enfermedades que nos matan en los pa¨ªses desarrollados, incluyendo el c¨¢ncer, las enfermedades cardiacas y las enfermedades degenerativas. ?Cu¨¢les son estas causas moleculares del envejecimiento?
Para contestar esta pregunta, visitemos a Goya. Goya conoc¨ªa un mito griego para explicar la duraci¨®n de la vida: el mito de las Parcas. Las Parcas eran tres hermanas hilanderas, que determinaban la duraci¨®n de la vida. Una de las Parcas tej¨ªa el hilo de la vida con la rueca, la otra media el hilo para ver cu¨¢nto vivir¨ªa la persona, y la tercera cortaba el hilo cuando la vida ten¨ªa que llegar a su fin. Es curioso que la hermana que corta el hilo se llama Morta en la versi¨®n romana del mito, la muerte. Por eso, la muerte a menudo se representa sosteniendo una hoz en la mano, la hoz que corta el hilo de la vida.
Pues bien, ese hilo de la vida que tejen las Parcas, es una de las causas moleculares del envejecimiento. Imaginemos que el hilo de la vida es la hebra de la mol¨¦cula de ADN, y en concreto su parte final, o tel¨®meros, unas estructuras esenciales para la vida. Cada vez que nuestras c¨¦lulas se multiplican para regenerar nuestro organismo, y esto pasa constantemente, nuestros tel¨®meros se acortan y cuando los tel¨®meros son demasiado cortos esto desencadena otras causas moleculares del envejecimiento. As¨ª, los tel¨®meros tienen una longitud m¨¢xima cuando nacemos y se van acortando conforme vivimos, hasta que son demasiado cortos para seguir permitiendo la regeneraci¨®n de los tejidos y por eso se producen las enfermedades, y en ¨²ltima instancia la muerte.
La telomerasa tiene la capacidad de re-alargar los tel¨®meros cuando la activamos; opermite aumentar la duraci¨®n de la vida
En su casa de Aranjuez (que ya no existe), Goya pint¨® un fresco sobre el mito de las Parcas. Este fresco esta ahora en la sala de ¡°pinturas negras¡± de Goya en el Museo del Prado y se titula Las Parcas. Cuando miramos la pintura, nos damos cuenta de que Goya no pint¨® el hilo, ?quiz¨¢s porque supuso que ser¨ªa ¡°invisible¡± al ojo humano? Goya pint¨® a la hermana hilandera como un ser que sujeta a un ni?o reci¨¦n nacido en las manos. ?Quiz¨¢s Goya intuy¨® que el nacimiento ser¨ªa el momento de mayor longitud del hilo de la vida? Goya represent¨® a la hermana hilandera que mide el hilo de la vida con alguien sosteniendo una lupa magnificadora en la mano. ?Pensar¨ªa Goya que esta lupa magnificadora nos permitir¨ªa ver el hilo invisible? Es inevitable para m¨ª pensar que esa lupa magnificadora es un microscopio como los que usamos para medir los tel¨®meros. Y finalmente, Goya represent¨® a la muerte con unas tijeras en la mano.
Cuando los cient¨ªficos descubrimos que los tel¨®meros se pod¨ªan medir pensamos que quiz¨¢s la longitud de los tel¨®meros podr¨ªa determinar la vida de un individuo, cual hilo de la vida de las Parcas. Hoy sabemos que en humanos la longitud de los tel¨®meros tiene un valor pron¨®stico/predictivo para muchas enfermedades del envejecimiento. Tambi¨¦n sabemos que personas que nacen con tel¨®meros m¨¢s cortos de lo normal debido a alteraciones en el enzima que los sintetiza, llamada telomerasa (la ¡°rueca de las Parcas¡±), van a morir de manera prematura debido a una falta de la capacidad de regeneraci¨®n de sus tejidos. Incluso hay estudios con decenas de miles de individuos que demuestran que personas con tel¨®meros m¨¢s largos est¨¢n protegidos de determinadas enfermedades del envejecimiento. A la vista de esto, la intuici¨®n de Goya nos pone los pelos de punta.
Pero ?c¨®mo de universal es el fen¨®meno de los tel¨®meros? ?Se ha usado ¡°la rueca de las Parcas¡± m¨¢s veces para determinar la longevidad de otras especies?
En un estudio reciente de nuestro grupo hemos encontrado un patr¨®n universal que podr¨ªa explicar como se determina la longevidad en las especies. Pero este patr¨®n universal no es la longitud del hilo, pues hemos visto que animales que nacen con tel¨®meros muy largos como los ratones, viven mucho menos que los humanos que nacemos con tel¨®meros m¨¢s cortos. Lo que determina la longevidad es la velocidad de acortamiento del hilo, o de los tel¨®meros. Animales que acortan sus tel¨®meros m¨¢s r¨¢pido viven menos que los que los acortan m¨¢s lento. Por lo tanto, la clave no est¨¢ en hacer el hilo m¨¢s largo, sino en tener un muy buen mantenimiento del hilo. Adem¨¢s, vemos que la velocidad de acortamiento del hilo de las distintas especies se puede ajustar a una funci¨®n matem¨¢tica llamada Ley Potencial, que a su vez puede predecir la longevidad de las especies solo con saber la velocidad de acortamiento de los tel¨®meros.
Pienso que este descubrimiento explica algo bastante inexplicable y es el hecho de que la longevidad no tiene ninguna l¨®gica evolutiva, no hay una correlaci¨®n entre ¡°parentesco evolutivo¡± y longevidad. Por ejemplo, un flamenco vive lo mismo que un elefante (unos 60 a?os), a pesar de que evolutivamente son mucho m¨¢s distantes evolutivamente entre s¨ª que un elefante y un rat¨®n, que s¨®lo vive dos a?os. Por lo tanto, no es la sofisticaci¨®n gen¨¦tica, ni el grado de desarrollo cerebral lo que nos hace m¨¢s longevos, sino el tener una velocidad de acortamiento telom¨¦rico lenta. Habr¨ªa que preguntar a los tiburones de Groenlandia como hacen para mantener sus tel¨®meros largos durante 400 a?os o a las secuoyas durante miles de a?os.
Finalmente, no nos olvidemos de que existe la ¡°rueca¡±, la telomerasa, como la conocemos los cient¨ªficos. La telomerasa tiene la capacidad de realargar los tel¨®meros cuando la activamos. Hemos conseguido que un rat¨®n viva mucho m¨¢s de lo normal simplemente activando la rueca y manteniendo sus tel¨®meros largos durante m¨¢s tiempo. Y esto me lleva a pensar en otro pintor surrealista espa?ol obsesionado con la inmortalidad: Salvador Dal¨ª. Dal¨ª pensaba que el ADN, que tiene una estructura en doble h¨¦lice a modo de escalera helicoidal, cuyos pelda?os est¨¢n formados por las bases o letras del ADN (A-T, G-C), era la escalera de Jacob, que en la mitolog¨ªa judeocristiana es la escalera que lleva al cielo, y por ende, seg¨²n Dal¨ª, a la inmortalidad. La fascinaci¨®n de Dal¨ª por el ADN le llev¨® a pintar la doble h¨¦lice del ADN en varias de sus obras. No creo que alg¨²n d¨ªa seamos inmortales, pero espero que en el futuro se puedan evitar, retrasar o curar enfermedades del envejecimiento. Para ello tiene que haber una apuesta seria por la ciencia y la investigaci¨®n. ?Qu¨¦ hay m¨¢s avanzado que un mundo donde poder curar enfermedades a¨²n incurables?
Mar¨ªa A. Blasco es directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas.
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