Uno de los tuyos
Cuando esperamos que nuestros l¨ªderes sean como nuestros amigos, nos olvidamos de que tambi¨¦n son en cierta medida alguien que nos debe algo
No nos gusta la gente que nos paga la parte exacta de una cuenta. O al menos eso es lo que encontr¨® en su investigaci¨®n Michael Norton (Harvard): que nos cae mejor una persona que, tras una comida en com¨²n de 20,02 d¨®lares, nos devuelve 10 redondos, que aquella que nos da exactamente 10,01. La segunda es t¨¦cnicamente m¨¢s generosa, pero seg¨²n Norton la precisi¨®n convierte la relaci¨®n que tenemos con ella en una de intercambio, y lo que normalmente esperamos de alguien con quien compartimos una cena es una relaci¨®n distinta, comunal.
En nuestras vidas queremos tener relaciones de ambos tipos dependiendo del contexto. Con ciertas personas e instituciones aspiramos antes que cualquier otra cosa a obtener beneficios (o reducir costes): un banco, la Administraci¨®n p¨²blica, tu jefe o tus empleados. Con otras queremos adem¨¢s, o sobre todo, mantener un cierto grado de identificaci¨®n, de reconocimiento de la comunidad. Pero la divisi¨®n entre ambas no siempre es clara, y hay un ¨¢mbito particularmente importante en el que tiende a confundirse: en la relaci¨®n con nuestros representantes pol¨ªticos.
La confianza en la persona votada podr¨ªa fundamentarse en la precisi¨®n con la que se nos proponen soluciones a los problemas que enfrentamos. Sin embargo, es innegable que la pol¨ªtica tiene una dimensi¨®n comunitaria sin la que dicha confianza es dif¨ªcil de obtener: la aspiraci¨®n a sentirse parte de algo mayor, parte de un esfuerzo colectivo a favor de (o contra) algo.
El problema viene cuando consideramos la pol¨ªtica como relaciones exclusivamente comunales. Cuando esperamos que nuestros l¨ªderes sean como nuestros amigos, nos olvidamos de que tambi¨¦n son en cierta medida alguien que nos debe algo. No una promesa vaga de compromiso com¨²n y reconocimiento mutuo, sino una cuenta precisa de resultados. Los pol¨ªticos lo saben, o lo intuyen, y por eso prefieren la comunidad al intercambio: ante la exigencia de lo que falta por hacer siempre podr¨¢n responder con un ¡°pero por qu¨¦ me pides eso, si se supone que eres de los m¨ªos¡±.
Pero no lo es del todo. O no deber¨ªa serlo si queremos mantener el poder y la credibilidad sobre nuestros representantes. As¨ª que si eres de los que preferir¨ªa no tener a un familiar o a un amigo contando c¨¦ntimo por c¨¦ntimo el dinero que te debe, preg¨²ntate por qu¨¦ iba a salirte rentable dejar que un pol¨ªtico se haga pasar por uno de los tuyos. @jorgegalindo
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