Riesgos serios
La debilidad econ¨®mica de Alemania puede arrastrar al resto de Europa
Los temores a una recesi¨®n est¨¢n siendo apoyados por los indicadores y por unos mercados financieros inquietos por esa conformaci¨®n de la curva de tipos de inter¨¦s que demanda m¨¢s rendimiento por prestar a dos a?os que por hacerlo a diez. En varias ocasiones en las que esa inversi¨®n de la curva ha tenido lugar, la ¨²ltima durante la crisis, ha sido una v¨¢lida se?al que anticipaba la recesi¨®n. Para los bonos del Tesoro de las principales econom¨ªas los niveles absolutos de esos tipos son hist¨®ricamente reducidos, negativos en algunos casos. Mal presagio que se a?ade a los registros de menor crecimiento en las principales econom¨ªas del mundo.
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Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y el Brexit hace tiempo que pasaron sus primeras facturas, pero ahora son mucho m¨¢s expl¨ªcitas. Desde luego en las econom¨ªas m¨¢s dependientes de las exportaciones. El caso de Alemania es el m¨¢s destacado. En el segundo trimestre de este a?o, su PIB se ha contra¨ªdo un 0,1%, reeditando los temores recesivos que ya emergieron en la segunda mitad del a?o pasado. Desde entonces, y a pesar de una pol¨ªtica monetaria manifiestamente laxa y una evoluci¨®n del tipo de cambio del euro favorecedora de las ventas al exterior, las econom¨ªas europeas siguen acusando el repliegue del comercio internacional. Alemania, la verdadera locomotora de la regi¨®n, acabar¨¢ arrastrando al resto. Los indicadores de crecimiento para el conjunto de la UE en ese mismo segundo trimestre dejan pocas dudas de la desaceleraci¨®n.
Es la industria automovil¨ªstica la m¨¢s da?ada por esas tensiones, y con ella el conjunto de la producci¨®n industrial alemana. De la importancia de ese sector dan cuenta las estrechas vinculaciones con otros europeos insertos en las muy interdependientes cadenas de producci¨®n que conforman. Espa?a es un caso muy representativo al respecto.
Con independencia de lo que ocurra en la escalada comercial y geopol¨ªtica abierta, las autoridades alemanas no deben dejar pasar m¨¢s tiempo para evitar males peores. El exceso de complacencia, extrapolando la capacidad de resistencia mostrada por la econom¨ªa alemana durante la pasada crisis, ser¨ªa una temeridad. Los datos, y la ausencia de un final a corto plazo de las tensiones comerciales, obligan a tomar decisiones consecuentes tambi¨¦n con el deterioro de los indicadores de confianza de los propios consumidores y de las empresas.
Por eso Alemania tiene que utilizar el amplio margen que sus finanzas p¨²blicas le permiten para estimular planes de inversi¨®n p¨²blica, en infraestructuras viales y digitales y en energ¨ªas renovables, entre otras, que neutralicen los ya suficientemente elevados riesgos de recesi¨®n. Y con ellos los que amenazan al resto de las econom¨ªas europeas. El nivel excepcionalmente reducido de los tipos de inter¨¦s deja lugar a pocas dudas acerca de la conveniencia de hacer de la necesidad virtud. La austeridad a ultranza es ahora la peor compa?era del bienestar y de la estabilidad del conjunto de Europa.
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