Conte dimite
El presidente Sergio Mattarella dispone de varias alternativas antes de elegir la opci¨®n de Salvini
La dimisi¨®n del primer ministro italiano Giuseppe Conte es el l¨®gico final a un Gobierno antisistema nacido hace 14 meses fruto de una alianza contra toda l¨®gica pol¨ªtica entre la extrema derecha encarnada por la nacionalista Liga y el populismo de izquierdas del Movimiento 5 Estrellas (M5S).
Ha sido poco m¨¢s de un a?o de Gobierno que principalmente ha servido para aumentar todav¨ªa m¨¢s la crisis institucional del pa¨ªs y colocar a Italia ¡ªuna de las naciones fundadoras del moderno proyecto europeo¡ª como punta de lanza de una eurofobia desenfrenada que ha hecho de la inmigraci¨®n irregular una herramienta electoralista con la que el l¨ªder de la Liga, Matteo Salvini, pretende sacar ahora r¨¦dito en las urnas.
Conte, un abogado m¨¢s pr¨®ximo al M5S que a la extrema derecha, fue el candidato de consenso elegido por ambos socios, en la certeza asumida por todos de que el Ejecutivo estar¨ªa verdaderamente dirigido por los l¨ªderes de sus dos formaciones, ambos con el cargo nominal de vicepresidente, Salvini y Luigi Di Maio. El aut¨¦ntico objetivo de esta f¨®rmula tan inusual no fue otro que dejar en la oposici¨®n a la socialdemocracia y dem¨¢s formaciones tradicionales en aras de lo que se denomin¨® una nueva forma de hacer pol¨ªtica. La lecci¨®n es clara: los nuevos modos no han sido m¨¢s que la vieja lucha por el poder al precio que sea sin importar el da?o que se haga al pa¨ªs tanto dentro como fuera. La prueba es que Salvini ha actuado desde el primer minuto como el aut¨¦ntico l¨ªder, condicionando permanentemente la pol¨ªtica del Ejecutivo a base de ocurrencias e insultos transmitidos principalmente a trav¨¦s de las redes sociales. Cumplido el objetivo de minimizar a sus socios, el pol¨ªtico ultraderechista pretende ahora responder solo ¡°ante el pueblo italiano¡±, un concepto que en el pa¨ªs transalpino evoca inevitablemente tiempos m¨¢s oscuros de hace justamente un siglo.
Pero el plan de Salvini tiene que salvar un importante escollo. Siguiendo una, afortunadamente, consolidada tradici¨®n republicana, los presidentes de Italia suelen ser personas dotadas de un profundo sentido de Estado al margen de sus ideas pol¨ªticas. Sergio Mattarella maneja varias opciones entre las que no est¨¢ necesariamente el proyecto de Salvini de convocar elecciones para oto?o. La uni¨®n en el Parlamento de varias fuerzas democr¨¢ticas italianas ¡ªincluyendo a la socialdemocracia y al centroderecha¡ª en un pacto de legislatura o incluso un Gobierno de unidad nacional podr¨ªan dar al traste con el proyecto de la extrema derecha y garantizar la aprobaci¨®n de unos Presupuestos cruciales para la estabilidad de Italia. Porque ese Parlamento al que Salvini desprecia tambi¨¦n es fruto de la voluntad del pueblo italiano.
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