Inseguridad en Barcelona
El alarmismo no es la mejor f¨®rmula para combatir los robos y la violencia
Barcelona experimenta desde hace meses un incremento de la inseguridad que amenaza con romper su modelo de convivencia. Los robos violentos han aumentado un 30% en lo que va de a?o y se acumulan un centenar de incidentes con arma blanca, lo que dispara la sensaci¨®n de falta de seguridad, impresi¨®n agravada sin duda por la concentraci¨®n de los sucesos en barrios del centro de la ciudad, a menudo los m¨¢s frecuentados por el turismo.
Durante este verano el aumento de robos con intimidaci¨®n ha coincidido con preocupantes episodios de violencia, incluidos ocho homicidios solo entre julio y agosto, una cifra que, pese a no ser inusual en una ciudad de m¨¢s de 1,5 millones de habitantes, resulta lo bastante alta como para no permitir ninguna relajaci¨®n por parte de las autoridades. El alarmismo no ayudar¨¢ a resolver los problemas de seguridad. Tampoco cualquier tentaci¨®n de utilizar la situaci¨®n en clave partidista. Pero igualmente peligroso ser¨ªa intentar ocultar la realidad y sus datos.
Hace ya demasiados a?os que Barcelona sufre un d¨¦ficit de agentes de los Mossos d¡¯Esquadra. Tradicionalmente, la Generalitat ha preferido reforzar su presencia en otras zonas de Catalu?a, m¨¢s afines pol¨ªticamente al Govern, lo que ha dejado Barcelona desprovista de polic¨ªa suficiente para hacer frente a los nuevos desaf¨ªos de la seguridad ciudadana. A ello se han a?adido seis a?os sin nuevas promociones de la polic¨ªa auton¨®mica por la crisis econ¨®mica. Y en la Guardia Urbana, la gesti¨®n pol¨ªtica deficiente por parte del equipo de Ada Colau ha laminado el cuerpo.
Barcelona no puede permitirse por m¨¢s tiempo aparecer como una ciudad insegura. Ni por los 30 millones de turistas que visitan cada a?o la capital catalana ni, desde luego, por sus vecinos. La seguridad debe ser el primer derecho de cualquier ciudadano y es bien sabido que su vulneraci¨®n termina repercutiendo especialmente sobre los menos favorecidos.
La reincidencia es otro grave problema: solo el 10% de los detenidos por robo han acabado en prisi¨®n preventiva, lo que en muchos casos agudiza la sensaci¨®n de impunidad. Tambi¨¦n hay que encontrar una soluci¨®n para los menores inmigrantes no acompa?ados, que en algunos casos est¨¢n detr¨¢s de los robos ¡ªseg¨²n datos de los Mossos, un 12% de estos menores han sido detenidos en alguna ocasi¨®n¡ª. Es vital que las Administraciones, a trav¨¦s de los servicios sociales, extremen su colaboraci¨®n para resolver una situaci¨®n de la que esos menores son tambi¨¦n, en alguna medida, v¨ªctimas. Resulta asimismo urgente atender a los j¨®venes que, llegados a la mayor¨ªa de edad, pierden toda protecci¨®n legal sin tener resuelta su integraci¨®n en la sociedad.
Mantener la seguridad es la primera responsabilidad de las Administraciones. Todos los ciudadanos tienen derecho a salir a la calle con tranquilidad. No garantizarla repercute no solo en la calidad de vida de las ciudades, sino tambi¨¦n en la calidad de la democracia, porque no atajar esta lacra es la v¨ªa m¨¢s directa para el reforzamiento de la antipol¨ªtica y la extrema derecha.
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