Si quieres igualdad no descuides la eficiencia
Nada construye m¨¢s confianza en lo p¨²blico que administrarlo bien
Algo que damos relativamente por hecho es el papel del Estado como potencial provisor de bienestar. Una respuesta que no es evidente y que, en muchos casos, es bastante euroc¨¦ntrica. Al fin y al cabo, nuestros modelos sociales surgieron de un contexto hist¨®rico muy particular, cuando una Europa arrasada favoreci¨® un acuerdo pol¨ªtico de hondo calado. De un lado, los sindicatos se comprometieron a no controlar directamente los medios de producci¨®n y a una moderaci¨®n salarial que hiciera efectiva la pol¨ªtica monetaria y fiscal. Del otro, los partidos, esencialmente socialdem¨®cratas y democristianos, aceptaron expandir los beneficios sociales y el gasto p¨²blico para compensarles, financi¨¢ndolo con un sistema fiscal progresivo.
Sin embargo, la expansi¨®n de los Estados de Bienestar, ahora en reforma y revisi¨®n en muchos pa¨ªses, no ha sido algo tan desarrollado en otras latitudes. No en todos los sitios se conf¨ªa en la misma medida en el Estado y eso toca directamente la dimensi¨®n de la eficacia. La literatura especializada se?ala que all¨ª donde el Estado es eficiente recaudando impuestos y proveyendo servicios, all¨ª donde se considera que tiene bajos niveles de clientelismo, patronazgo o corrupci¨®n, es una instituci¨®n cre¨ªble y se desarrolla en mayor medida. O, dicho de otro modo, la calidad de las instituciones es el prerrequisito de cualquier pacto social que tenga vocaci¨®n de trascender generaciones y se apoye en intervenci¨®n p¨²blica.
Esto ayuda a entender por qu¨¦ en los pa¨ªses con m¨¢s debilidad institucional los arreglos se dan m¨¢s a trav¨¦s de los mercados. Permite comprender por qu¨¦ la corrupci¨®n o el clientelismo aumentan el recelo de los ciudadanos a contribuir con sus impuestos, c¨®mo socavan las bases fiscales de un pa¨ªs y el apoyo a pol¨ªticas sociales. Se?ala, en suma, la importancia del buen dise?o en las pol¨ªticas p¨²blicas para generar un apoyo social detr¨¢s de cualquier proyecto pre o redistributivo.
Sin embargo, casi nunca tenemos tiempo para hablar sobre esta dimensi¨®n. Casi siempre los debates sobre pol¨ªticas p¨²blicas se resumen en gastar m¨¢s o encallan en si el provisor p¨²blico o privado del servicio. Incluso hay quien vincula torticeramente eficiencia y gastar menos generando un falso dilema. Sin embargo, nada ensancha m¨¢s las bases de apoyo social de cualquier pol¨ªtica que una inversi¨®n social que llega a quien lo necesita. Nada construye m¨¢s confianza en lo p¨²blico que administrarlo bien.
Igual que generar competencia (luchando contra monopolios y oligopolios) podr¨ªa generar efectos ben¨¦ficos en los mercados y, a la postre, en los ciudadanos, una buena reforma de la Administraci¨®n, una lucha m¨¢s decidida contra la corrupci¨®n o m¨¢s evaluaci¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas podr¨ªa mejorar el funcionamiento de nuestro Estado. Porque eficiencia e igualdad no est¨¢n enfrentadas, sino que se retroalimentan.
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