Coros y danzas
Vamos a una cultura de militante simpleza en las artes, en las letras, en la pol¨ªtica, en la econom¨ªa, en las actividades que antes tra¨ªan una cierta complejidad
Me fui a las carreras de Sanl¨²car. Pocas escenas son tan cautivadoras como una potrada a galope loco aplastando la arena ribere?a del Atl¨¢ntico. Pasan en tromba ante la tribuna y se dirigen hacia el sol rojo que se va poniendo despacio, no vaya a perderse el final de la lucha. Unas olas mansas se suceden como caricias en severo contraste con los caballos desbocados. Es el coro que va diciendo cu¨¢n locos estamos los humanos.
Hace unas d¨¦cadas esta era una fiesta casi dom¨¦stica frecuentada por las familias de la bah¨ªa y algunos curiosos entre los que figuraba, claro, Fernando Savater. Es ahora un espect¨¢culo de masas. El taxista me dijo que se calculan unos 10.000 los que se api?an en la gran playa. La belleza equina y el paisaje siguen siendo soberbios, pero la fiesta es ya tan prosaica como un partido de f¨²tbol.
Esta ha sido la mejor escena de un verano en el que he podido constatar c¨®mo se disuelven en el aire los escenarios complejos. Todo va alcanzando su nivel masivo de simplicidad. Si un elemento impone alguna dificultad o exige concentraci¨®n, reflexi¨®n y juicio, es eliminado sin piedad. Vamos a una cultura de militante simpleza en las artes, en las letras, en la pol¨ªtica, en la econom¨ªa, en las actividades que antes tra¨ªan una cierta complejidad como el sexo o la disputa de ideas. La meta es el aprobado general.
A ese mundo simple se va amoldando la m¨¢quina pol¨ªtica en las democracias que hace unos a?os a¨²n propon¨ªan programas esforzados o de alguna hondura. Hoy solo apuestan por el m¨¢s mezquino nacionalismo, justo cuando todas las naciones se igualan. Al llegar a Madrid me entero de que desaparece la gran Revista de libros. A los de mi quinta se les ofrece un mundo dirigido por gente en traje folcl¨®rico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.