La dif¨ªcil petici¨®n de perd¨®n de Jerusa a Lula
A nuestra sociedad no s¨®lo le cuesta perdonar, sino cuestionarse a s¨ª misma. Nos falta capacidad para saber volver atr¨¢s, para analizarnos con sinceridad
No debi¨® ser f¨¢cil el perd¨®n que, en 18 palabras de su cuenta de Twitter, Jerusa Viecili, la procuradora de la operaci¨®n Lava Jato, pidi¨® d¨ªas atr¨¢s al expresidente brasile?o Lula da Silva. Ella, junto con otros procuradores, se hab¨ªan mofado con expresiones ofensivas de las muertes de tres personas queridas de Lula encarcelado: su esposa Marisa Let¨ªcia, su hermano Genival y su nieto, Arthur, de siete a?os. Los di¨¢logos se conocieron a trav¨¦s de The Intercept y hechos p¨²blicos por la agencia UOL.?
A Jerusa Viecili no debieron serle f¨¢ciles aquellas palabras de perd¨®n a Lula. ¡°Me equivoqu¨¦. Es mi conciencia la que me llev¨® a hacer lo correcto: pedir disculpas a la persona directamente afectada, el expresidente Lula¡±, escribi¨®. El hecho de que no le debi¨® ser f¨¢cil lo revela el hecho de haber sido, que yo sepa, la ¨²nica de los procuradores que tuvo esa valent¨ªa. Los dem¨¢s se escondieron en el silencio.
No le debi¨® ser f¨¢cil a la joven procuradora pedir perd¨®n, ya que se trata de uno de los actos m¨¢s dif¨ªciles del coraz¨®n humano. Pedir perd¨®n es mucho m¨¢s duro que perdonar. Cuando perdonas a alguien que crees que te ha ofendido, en el fondo te colocas por encima de ¨¦l. Le perdonas porque lo consideras culpable. Y ni siquiera ese pedir perd¨®n incluye una confesi¨®n de culpa de aquel a qui¨¦n le ofreces tu perd¨®n. T¨² eres el bueno, ¨¦l fue el malo. Aqu¨ª, al pedir perd¨®n, t¨² solo eres el pecador.
Y porque no era f¨¢cil esa petici¨®n de perd¨®n a Lula, que adem¨¢s est¨¢ en la c¨¢rcel, quiz¨¢s injustamente gracias a posibles errores de quienes se burlaron de las muertes de sus familiares. Considero una injusticia el silencio que se hizo sobre su gesto de pedir perd¨®n. Hay silencios en nuestra sociedad airada y con sed de venganza, que son ya un pecado, al igual que la incapacidad de perdonar, de llorar y de adivinar el dolor ajeno.
A nuestra sociedad no solo le cuesta perdonar, sino cuestionarse a s¨ª misma. Nos falta, dogm¨¢ticos como somos, capacidad para saber volver atr¨¢s, para analizarnos con sinceridad, para aceptar que somos uno y varios a la vez. Que nunca somos ¨¢ngeles y demonios al estado puro. Que a veces nuestras dudas valen m¨¢s que nuestras certezas.
A este respecto, ofrezco a Jerusa, que tuvo la valent¨ªa, estos versos del poeta Yehuda Amichai, que recib¨ª, en una versi¨®n traducida directamente del hebreo, de mi colega del peri¨®dico, Fl¨¢via Marreiro:
Do lugar onde sempre estamos certos (Del lugar donde estamos siempre ciertos)
Nunca brotar?o (nunca brotar¨¢n)
flores na primavera (flores en primavera).
O lugar onde sempre estamos certos (El lugar donde estamos ciertos)
? batido e duro (Es uniforme y duro)
Como um p¨¢tio. (Como un patio)
Mas d¨²vidas e amores (Pero dudas y amores)
Esfarelam o mundo (Mecen el mundo)
Como uma topeira, um arado (Como un mole, un arado)
E um murm¨²rio ser¨¢ ouvido no lugar (Y se escuchar¨¢ un murmullo en el lugar)
Onde havia uma casa - (Donde hab¨ªa una casa)
destru¨ªda. (destruida)
Nuestra sociedad necesita m¨¢s mirar sin miedo a la cara que a las zonas de sombra de las personas. Necesita escandalizar perdonando m¨¢s que siendo admirada cuando se venga, cuando desprecia u ofende. Todos estamos hechos del mismo barro. Las l¨¢grimas son amargas para todos. Llorar, pedir perd¨®n, retractarse cuando estamos ciertos de habernos equivocado, no es debilidad, sino fuerza capaz de mover el mundo.
Quiz¨¢s el pedir perd¨®n sea el acto m¨¢s noble y sublime. Equivocarse es humano. Reconocerlo es divino. ?Gracias, Jerusa! Y es gracias a la procuradora que tuvo la valent¨ªa de pedir perd¨®n quiz¨¢s tengamos que darlo un d¨ªa a Lula, a quien ella le ha pedido perd¨®n por haberle herido en sus sentimientos m¨¢s ¨ªntimos. Quiz¨¢s un d¨ªa le toque a Lula tambi¨¦n perdonar.
En una entrevista a BBC News Brasil, Lula al saber lo de Jerusa, hab¨ªa anticipado que los procuradores ¡°deber¨ªan pedir disculpas al pueblo brasile?o por el mal que ellos causaron¡± y a?adi¨®: ¡°Cuando las personas empiezan a arrepentirse es buena se?al¡±.
Es posible que un d¨ªa, no lo s¨¦, el expresidente sea considerado inocente o condenado sin pruebas. Como hoy he querido comentar la noticia del perd¨®n pedido por Jerusa, me gustar¨ªa, en aquel momento, si a¨²n escribo, poder dar tambi¨¦n esta noticia: ¡°Lula ha perdonado a quienes un d¨ªa lo condenaron injustamente¡±.
Mientras tanto, para la procuradora Jerusa, que tuvo la valent¨ªa de pedir perd¨®n a Lula, estas palabras de un romance de la inmortal Clarice Lispector:
N?o sei qual ¨¦ a minha culpa, mas pe?o perd?o. (...) (No s¨¦ cual es mi culpa, pero pido perd¨®n)
N?o sei perder minha vida. (No s¨¦ perder mi vida).
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