Gestionar la desconfianza
En este debate y en sus desarrollos pueden los l¨ªderes de UP y del PSOE buscar v¨ªas de entendimiento
Desde que se evidenciaron las dificultades para llegar a un acuerdo de Gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos (UP), a la ¡°desconfianza¡± le ha pasado como a la ¡°educaci¨®n¡±: ambas se convierten en una muletilla, un cierre en falso y un muro donde se estrellan los debates cuando se renuncia a seguir pensando. Si un problema de car¨¢cter social encalla, habitualmente se recurre al manido mantra ¡°es un problema de educaci¨®n¡±. Y probablemente as¨ª lo sea, porque pr¨¢cticamente en todos los asuntos que tienen que ver con lo p¨²blico la educaci¨®n es esencial, pero quedarse en este punto no deja de ser una rendici¨®n intelectual, bien por la dificultad del debate, bien por mera pereza.
La conquista del poder y la desconfianza ante el mismo han sido una constante a lo largo de la Historia. Tanto, que hay quien dice que la propia idea de la democracia no es sino la articulaci¨®n de un sistema de controles y garant¨ªas para gestionar esa desconfianza. Ante esto, unas l¨ªneas de pensamiento han optado hist¨®ricamente por dise?ar poderes d¨¦biles e institucionalizar la sospecha, mientras que otras han preferido ahondar en la vigilancia del poder para forzarle a cumplir con sus compromisos. De ah¨ª que en los sistemas democr¨¢ticos, incluso en los de menor calidad, se dise?en m¨¦todos de control pol¨ªtico en sede parlamentaria, se instauren sistemas de garant¨ªas en los tribunales y se fomenten din¨¢micas de informaci¨®n a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n; de ah¨ª su importancia para la democracia.
En los tiempos que vivimos, la desconfianza que la ciudadan¨ªa siente ante la pol¨ªtica y sus representantes ha situado en primer plano el debate sobre la desafecci¨®n. Para hacerle frente, las propuestas que surgen desde la sociolog¨ªa, la ciencia pol¨ªtica o desde instancias de innovaci¨®n pol¨ªtica y ciudadana tienen que ver con mayor transparencia, ¨®rganos efectivos de control y vigilancia, participaci¨®n, sistemas de garant¨ªas, y en definitiva, una nueva gobernanza. Rosanvallon lo expresa de forma m¨¢s rotunda al afirmar que se trata de ¡°Compensar la erosi¨®n de la confianza por la v¨ªa de la institucionalizaci¨®n de la desconfianza¡±.
En este debate y en sus desarrollos pueden los l¨ªderes de UP y del PSOE buscar v¨ªas de entendimiento. No se trata de negar la desconfianza, que ser¨ªa negar la evidencia, sino de transformarla en algo que sirva para llegar a acuerdos m¨¢s s¨®lidos, con mayores posibilidades de cumplimiento, v¨ªas de control, sistemas de garant¨ªas y una nueva gobernanza donde se maximice la transparencia y la trazabilidad de las pol¨ªticas p¨²blicas.
Si en el asunto del ¡°qu¨¦¡± ¨Clas propuestas¨C no parece haber a estas alturas excesivas discrepancias, en el abordaje del ¡°c¨®mo¡± ¡ªla gobernanza¡ª se pueden encontrar v¨ªas que trasciendan y solucionen el ¡°qui¨¦n¡± ¡ªlos responsables¡ª. El documento que el PSOE ha propuesto a UP parece abrir puertas en esa l¨ªnea. Merecer¨ªan ser exploradas, aunque solo fuera para empezar a tratar lo que de verdad importa.
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