Las tetas de la vecina del quinto
Curiosidad, normalidad y morbo, en la desnudez de las personas que conocemos
Espa?a es el pa¨ªs con m¨¢s kil¨®metros de playas nudistas del mundo y las espa?olas somos las mujeres que, con m¨¢s facilidad, nos quitamos la parte de arriba del biquini. Parece que la filosof¨ªa de la desnudez estuviera m¨¢s arraigada en nuestro pa¨ªs que en el resto.
Desde que toda Espa?a viera en tetas a Pepa Flores en aquella m¨ªtica portada de Intervi¨², nos qued¨® claro que podr¨ªamos ver a cualquiera. Unas porque consiguieron ser portada, otras porque las pillaron en la playa, sospecho que no hay famosa a la que no se las hayamos visto. Alberto Gayo, adjunto al director de Intervi¨² hasta su cierre, reconoce el tir¨®n de una buena delantera: "Lo de las ventas iba por ¨¦pocas. En los setenta y ochenta las portadas m¨¢s vendidas tuvieron que ver con las actrices y folcl¨®ricas m¨¢s famosas (hasta Lola Flores); luego empezaron a aparecer las televisivas, como Sabrina. En cuanto triunfaron los formatos de telerrealidad, llegaron las grandes hermanas, algunas de ellas, s¨²per ventas. En la etapa de Teresa Viejo como directora, las portadas de m¨¢s ¨¦xito fueron de mujeres conocidas por su trabajo en televisi¨®n como Anne Igartiburu y Paula V¨¢zquez. En esa ¨¦poca los desnudos se suavizaron, desnudos sin pez¨®n. Bel¨¦n Esteban, Jes¨²s V¨¢zquez, Alaska, Soraya y Terelu fueron portadas de ¨¦xito, todas a partir de 2004, con Manuel Cerd¨¢n de director. De 2012 a 2018, con Alberto Pozas, buscamos el impacto: Alaska emul¨® portadas m¨ªticas al cumplir 50 a?os, Olvido Hormigos quiso demostrar que en su cuerpo mandaba ella y Najwa Nimri hizo un desnudo integral y eligi¨® ella misma la foto de portada". Todas vendieron por encima de la media.
La censura de las redes sociales ante los desnudos, pero no ante la violencia, escuece. Este verano me enter¨¦ de que a un conocido le han ofrecido en varias ocasiones trabajar de filtro de las im¨¢genes que se suben a las redes sociales. El trabajo consiste en recibir todo aquello que cualquier descerebrado sube a la red, evaluarlo y censurarlo si no cumple los requisitos exigidos. Seg¨²n me cont¨®, (fue lo suficientemente listo como para decir que no a la oferta de trabajo), las personas que trabajan en esto, normalmente, no aguantan ni un a?o porque no son tetas precisamente lo que m¨¢s reciben. Todo un repertorio de im¨¢genes casi siempre traum¨¢ticas, que hacen que los que aceptan este trabajo no aguanten m¨¢s de un a?o. Tienen orden de tratar los desnudos al mismo nivel que las violaciones de menores. Uno m¨¢s de los criterios perversos de redes como Facebook.
El morbo del desnudo de alguien conocido
"Nuestra cultura y muchas religiones han tenido un pilar fundamental en la ocultaci¨®n del cuerpo como fuente de pecado y sufrimiento", explica Jos¨¦ Luis Garc¨ªa, psic¨®logo cl¨ªnico y sex¨®logo, las cifras de ventas de las revistas demuestran que las caras conocidas generan m¨¢s expectaci¨®n cuando lo que ense?an ya no es solo lo bonita que tienen esa cara. "Cuando se conoce a esa persona que se desnuda, se puede desarrollar cierto halo incestuoso y lo que es tab¨², atrae. El cuerpo y sus sentidos, son la materia prima del placer. Con frecuencia aquello que est¨¢ prohibido genera m¨¢s atracci¨®n", prosigue el especialista. Esta es una de las razones por las que se viraliza un v¨ªdeo personal de contenido expl¨ªcitamente sexual: en cierto modo, comprobar c¨®mo es la sexualidad de las personas conocidas nos atrae. La persona que aparece en ese v¨ªdeo, autom¨¢ticamente, se somete al juicio de todos los que descubren su desnudez y no siempre es del todo halag¨¹e?o.?
Solo existe una foto m¨ªa desnuda (que yo sepa), un d¨ªa antes de dar a luz, en la que parezco una boya, fotograf¨ªa que desapareci¨® con el ordenador que me robaron. Sin embargo, este verano quise comprobar cu¨¢nto aguantar¨ªa mi imagen desnuda en las redes sociales, como hacen los famosos. En la playa, con una perspectiva compleja, fotografi¨¦ uno de mis senos desde abajo, de forma que la forma del pecho despista. La sub¨ª a Instagram, permitiendo que apareciera tambi¨¦n en Facebook; Twitter ya s¨¦ que me deja con la teta al aire el tiempo que me d¨¦ la gana, as¨ª que la obvi¨¦. Instagram la denunci¨® y elimin¨® inmediatamente, sin embargo, el tipo que controle en Facebook los pezones espa?oles, se la comi¨® con patatas. Desde mitad de julio tengo una tetaza propia en mi muro; juro que si me la hubieran censurado, la subir¨ªa aqu¨ª. Pero tambi¨¦n quise saber cu¨¢ntos de mi agenda querr¨ªan verme las tetas, a pesar de estar en redes sociales y no pisar la playa que yo frecuento: La misma foto la puse en mi estado de WhatsApp, eso que desaparece a las veinticuatro horas. Compa?eros de trabajo, amigos, familiares, madres del colegio, dos diputados nacionales, otro auton¨®mico y tres de mis jefes vieron mi delantera. Arras¨¦, literalmente. Nunca he tenido tantas visitas: casi 300. Quiero creer que todos y cada uno de ellos (abrumadora mayor¨ªa masculina) saben que su nombre apareci¨® dejando constancia de que quer¨ªan verme las tetas. Por lo menos ya s¨¦ qui¨¦nes habr¨ªan comprado Intervi¨² si hubiera conseguido mi portada.
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