Testosterona

Se nos acaban los argumentos. No hay forma de explicar por qu¨¦, casi con total seguridad, no va a haber Gobierno. Ya sabemos que es por el inmovilismo de las partes implicadas. La pregunta, por tanto, es por qu¨¦ ninguno de ellos hace alguna concesi¨®n sustantiva. Sobre todo cuando, bien mirado, tampoco ser¨ªa tanta la p¨¦rdida para ninguno de los dos. Para el PSOE, porque la incorporaci¨®n del partido de Iglesias al Consejo de Ministros podr¨ªa ser modulada de manera que su unidad de acci¨®n bajo el liderazgo ¨²nico de S¨¢nchez quedara garantizada. A cambio, Podemos recibir¨ªa la seguridad prometida de un control externo de los pactos.

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EDITORIAL | Malas pr¨¢cticas

Las voces melosas

Por otro lado, lo que este ¨²ltimo partido ganar¨ªa por facilitar el famoso ¡°acuerdo program¨¢tico y presupuestario¡± ya es m¨¢s dif¨ªcil de explicar. Pero tambi¨¦n tendr¨ªa sus beneficios. El primero y fundamental es evitar el progreso de su deterioro electoral, que est¨¢ casi cantado. Adem¨¢s, en el caso de una desmovilizaci¨®n del voto de izquierda en noviembre, (casi) toda la responsabilidad por una eventual victoria de la derecha recaer¨ªa tambi¨¦n sobre ¨¦l, como ya ocurri¨® en las de 2016. Esto les dar¨ªa la puntilla. En definitiva, el riesgo de la repetici¨®n es considerablemente m¨¢s alto para los de Iglesias que para el PSOE.

Tiene tambi¨¦n una ventaja m¨¢s oculta: le permite a Podemos un continuo control parlamentario de la traslaci¨®n del acuerdo program¨¢tico a medidas concretas, algo fundamental para quienes presumen de superioridad moral en tanto que representantes de la izquierda aut¨¦ntica. A nadie se le escapa que el problema de la izquierda no es program¨¢tico, no hay muchas dudas sobre el qu¨¦, sobre cu¨¢les sean las medidas que encajan en su ideario. El problema afecta al c¨®mo, a su traducci¨®n en la pr¨¢ctica, algo que siempre ha erosionado a la socialdemocracia.

Bajo las condiciones de restricci¨®n del gasto p¨²blico, bien controlado desde Bruselas, y la preocupante nueva coyuntura econ¨®mica, hay que poner en duda la viabilidad de muchas de las propuestas anunciadas, que van a obligar a establecer una dram¨¢tica selecci¨®n de prioridades. Fuera del Gobierno, Podemos no se ver¨ªa contaminado por las nuevas circunstancias y podr¨ªa darse un verdadero fest¨ªn ret¨®rico de proclamas izquierdistas, aparte del ya mencionado control o veto parlamentario sobre las iniciativas del Ejecutivo. Como se ve, esto que es bueno para Podemos ser¨ªa fatal para el PSOE, que entonces igual se arrepentir¨ªa de no haberles incorporado.

En suma, el acuerdo es abrumadoramente favorable al inter¨¦s general (si acaba facilitando la gobernabilidad, claro, algo que seguir¨ªa estando en el aire despu¨¦s de noviembre). No lesiona tampoco ning¨²n inter¨¦s esencial de ninguno de los dos actores aunque hagan concesiones importantes. Si esto es as¨ª, ?por qu¨¦ no se produce entonces? Como respuesta ya solo me queda recurrir a las disposiciones b¨¢sicas, casi fisiol¨®gicas, de los protagonistas: el exceso de testosterona que siempre subyace a eso del sostenella y no enmendalla o a los tr¨¢galas. Sol¨ªa estar m¨¢s presente en los l¨ªderes de la derecha, pero se ve que es un rasgo nuestro casi cultural. Y sorprende sobre todo en quienes dirigen dos partidos tan declaradamente feministas. ¡°?Manda huevos!¡±