?Acaso Pl¨¢cido Domingo canta ahora mejor?
Ya no hablamos de que sus presuntos delitos opaquen su obra, sino de que su obra opaque sus delitos
Ante las acusaciones de abusos que han emergido a partir del Me Too, los defensores de los se?alados suelen apelar al valor de su arte como ¨²nico baremo de juicio. Y tienen raz¨®n. Las pel¨ªculas de Polanski o Woody Allen, los libros de Thomas Mann o la m¨²sica de Michael Jackson son las referencias comod¨ªn para justificar que sigamos disfrutando de su arte. Pero con Pl¨¢cido Domingo ha ocurrido justo lo contrario.
Desde que ha sido se?alado como presunto abusador en una investigaci¨®n de la prestigiosa agencia AP, los aplausos a su actuaci¨®n se han multiplicado en Salzburgo como si hubiera cantado mejor y las loas del sector le han exculpado de antemano. Ahora da la impresi¨®n de que su calidad art¨ªstica le hace merecer el perd¨®n por sus posibles delitos. Ya no estamos hablando de que sus presuntos delitos opaquen su obra, como alegan los cr¨ªticos del Me Too, sino de que su obra opaque sus delitos.
Curiosa diferencia entre la reacci¨®n en EE?UU, donde se han cancelado sus actuaciones, y la de Europa, donde se le aplaude con m¨¢s ganas. Y curioso rizo el de quienes temen el Me Too. En el fondo, ponen en evidencia la emocionalidad de sus posiciones frente a la levedad de sus argumentos. Y eso tal vez es un avance.
Despu¨¦s de ese aplauso en Salzburgo, llegaron nuevas acusaciones contra Domingo. Ya suman 20. Adem¨¢s, una productora que ha trabajado con ¨¦l en Los Angeles y en Houston revela que aplicaban una especie de protocolo para evitar dejarle solo con mujeres j¨®venes. ¡°Mont¨¢bamos estrategias elaboradas para mantenerlo alejado de ciertas cantantes¡±, dice Melinda McLain. Intentaban incluir hombres en su camerino e invitar a la esposa del cantante como ant¨ªdoto. Al parecer, el tenor necesitaba carabinas para frenar sus impulsos, nos ha contado con sus nombres y apellidos esta Melinda McLain que ni es an¨®nima, ni cantante, ni trepa, como alegan los cr¨ªticos sobre la mayor¨ªa de las denunciantes.
Otra curiosidad interesante es que sus defensores han llegado m¨¢s lejos que el propio Domingo, que nunca ha negado las acusaciones sino que las ha considerado inexactas y atribuibles a un cambio de valores y est¨¢ndares de comportamiento en estos a?os. Y la pregunta: adem¨¢s de seguir atentos a las investigaciones, ?habr¨¢ que medir la intensidad de los aplausos para juzgar la veracidad de la acusaci¨®n? ?O es que cada vez va a cantar mejor?
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